Al contrario de lo que ocurre durante el último mes del año, noviembre suele resultar un período que aporta noticias relativamente positivas en materia de inflación. Ocurrió el año pasado, cuando el IPC anotó una suba de “apenas” 2,6% y volverá a confirmarse ese fenómeno cuando mañana se conozca el índice del mes pasado, aunque en un nivel que duplica ese registro.
Al igual que en 2021, la categoría alimentos será la que desacelere notoriamente el ritmo de suba y logre moderar el promedio de avances de precios. Sobre este punto hay coincidencia generalizada. Y también la hay sobre cuáles son las categorías que empujan el índice hacia arriba y la mantienen en torno en un nivel que sigue siendo muy elevado: el impacto de las tarifas, por la quita de subsidios, en el rubro vivienda es determinante, lo mismo que los aumentos en el rubro recreación y esparcimiento. Así, la suba de servicios neutraliza en gran parte la mejora en bienes, sobre todo alimentos.
Aunque no todas las estimaciones privadas convienen con la expectativa oficial de un índice de inflación en torno a 5,5% y muchas proyecciones la ubican incluso por encima de 6%, todos los relevamientos del mercado detectaron una marcada baja en la inflación de alimentos. Por caso, uno de los relevamientos especializado en el rubro, que mide semanalmente la evolución de los precios en las góndolas, aseguró que la categoría registró en noviembre una suba promedio de 4%, con tendencia decreciente en las últimas semanas del mes hacia 3,1%, ritmo que se mantuvo en la primera semana de diciembre. “La inflación promedio mensual se ubica en 3,2%, el menor avance desde enero”, afirmó en su informe difundido el lunes.
Ese resultado, que en despachos oficiales asocian al efecto del programa Precios Justos, está vinculado en rigor a la evolución del precio de la carne. La abundante oferta en el mercado, dado el impacto de la sequía en la escasez de granos para alimentar a los animales y su consecuente faena prematura, pone un freno a la suba del precio aun cuando crecen los costos del sector. A su vez, la alta ponderación de la carne en el índice contribuye entonces, transitoriamente, a “bajar la inflación”.
El mismo efecto tuvo, por caso, el tomate el año pasado. Aunque su incidencia es menor, por factores estacionales en noviembre de 2021, esa fruta tuvo una variación negativa de 30% respecto del mes anterior y la magnitud de la baja redujo el promedio. Entre el precio de la carne y el tomate se juega, año a año, la estadística hoy una de las estadísticas más importantes del INDEC.
El efecto contrario, en cambio, produce el aumento de los servicios públicos, que impacta en el rubro vivienda y mantenimiento del hogar. En este sentido, el relevamiento de precios minoristas de la consultora C&T para GBA presentó una suba mensual de 6,2% en noviembre. “El rubro de mayor incremento fue vivienda, que recogió los aumentos derivados de la quita parcial de subsidios en electricidad, gas y agua, pero también un nuevo aumento en los sueldos de los encargados de edificios”, afirmó el informe.
Lo mismo arrojó el monitoreo de Orlando Ferreres & Asoc (OJF) que registró para este rubro un incremento de 8,7% el mes pasado, con un avance general que situó en 6,6 por ciento. En ambos casos, también el rubro esparcimiento anotó un alza notoria, de hasta 12% en el caso de OJF.
También ambos relevamientos se encuentran alineados con la medición publicada por el instituto de estadística porteño, que arrojó una suba de precios en la Ciudad de Buenos Aires de 5,8% pero con un fuerte impulso del rubro vivienda -otra vez, en el que impactan los ajustes de tarifas- que subió 12,4% en noviembre.
La contracara fue, también en la Ciudad, la ralentización de los aumentos en los alimentos, que tuvieron 4,2% de alza promedio. Para OJF, esa categoría subió 4,8% el mes pasado y sería el segundo rubro que menos aumentó el mes pasado.
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