María Castiglioni: “La suba de tasas de interés fue insuficiente, mientras que el tipo de cambio real se siguió atrasando”

La economista directora de C&T Asesores Económicos dijo a Infobae que para aprovechar el contexto internacional es necesario implementar un programa de estabilización. El Presupuesto 2023

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"El Gobierno está finalmente realizando ajustes de gastos, que suman a más presiones sobre los ingresos para reducir el déficit fiscal"
"El Gobierno está finalmente realizando ajustes de gastos, que suman a más presiones sobre los ingresos para reducir el déficit fiscal"

La actividad económica agregada acusa desde el último trimestre de 2021 una apreciable desaceleración, se mueve inversamente proporcional al impulso alcista que tomó el promedio de los precios al consumidor, con costos notables que no sólo se manifestaron en el aumento de la precariedad laboral, sino también en el cambio de dos ministros de Economía en el término de poco más de dos meses.

Ahora, la nueva conducción parece decidida a garantizar la recuperación del sendero de la baja del déficit fiscal, prescindencia del Banco Central como principal fuente de financiamiento del rojo de las finanzas públicas, y la presentación de un Presupuesto 2023 que luce consistente, aunque no da señales de corregir la severa distorsión de precios relativos acumulados en los últimos 33 meses.

María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos analizó en una entrevista con Infobae la coyuntura y sus expectativas para el resto del año y el próximo, a partir de las pautas oficiales del Presupuesto de Gastos y Recursos para 2023 que se prevé comenzará a tratarse en el Congreso en la próxima semana.

— En agosto la inflación se ubicó otra vez en la zona del 7% mensual ¿Responde a la dominancia fiscal, o a la presencia de nuevos factores desestabilizadores de los precios?

— Los datos de inflación de agosto no reflejan nuevos factores desestabilizadores, sino que representan la continuidad de un proceso que a partir de marzo tomó una nueva dinámica. Desde ese mes la suba promedio de los precios al consumidor está corriendo a un ritmo superior al 108% anual y con alta inestabilidad. Estamos frente a un nuevo régimen de inflación que tiene su origen en el sostenido financiamiento monetario del déficit fiscal. Pese al acuerdo con el Fondo Monetario que rige desde fines de marzo, el que contiene un programa tendiente a reducir el déficit fiscal y por lo tanto atacar la causa última de este proceso inflacionario, las expectativas no cambiaron. De hecho, fueron aumentando con el tiempo. Esto responde en buena medida a que no se aplicaron las medidas para corregir la dominancia fiscal en los primeros meses. En forma tardía y luego de una crisis financiera, el Gobierno está finalmente realizando ajustes de gastos, que se suman a más presiones sobre los ingresos para reducir el déficit fiscal. Sin embargo, estas medidas no son tomadas como algo estructural ni sostenible, y por ende no han logrado cambiar la dinámica. En este contexto, se aceleraron los procesos de indexación del grueso de los precios de la economía. Y en estos meses se suman los ajustes de tarifas, generando una dinámica de alta inflación difícil de revertir.

“Se aceleraron los procesos de indexación del grueso de los precios de la economía”

— Como es casi costumbre en la Argentina, los gobiernos se niegan a compartir las expectativas de mercado y una vez más el Presupuesto para el año próximo prevé menos inflación y más crecimiento del PBI que las estimaciones privadas ¿Ve viable, según las pautas de gastos y recursos para 2023, que la inflación desacelere del 95% previsto para el cierre del 2022 a 60% a fin de diciembre y el PBI suba 2 por ciento?

El Presupuesto 2023 nuevamente refleja una fuerte subestimación de la inflación. En cuanto al crecimiento de la economía es levemente optimista, pero reconoce que la economía tendrá un menor dinamismo, lo que sin duda es así. La baja fuerte de la inflación de 95% este año a 60% a fin del año que viene es prácticamente inviable. Semejante reducción requeriría un plan económico de estabilización integral que no sería compatible con un crecimiento de 2% del PBI, pero mucho menos con un gasto público que no ajusta lo suficiente y un déficit fiscal que solamente base caja se reduce 1,9% antes de intereses, pero que a nivel devengado va a ser de 2,5 por ciento.

"El Presupuesto 2023 nuevamente refleja una fuerte subestimación de la inflación. En cuanto al crecimiento de la economía es levemente optimista, pero reconoce que la economía tendrá un menor dinamismo"
"El Presupuesto 2023 nuevamente refleja una fuerte subestimación de la inflación. En cuanto al crecimiento de la economía es levemente optimista, pero reconoce que la economía tendrá un menor dinamismo"

— ¿Qué le gusta y qué no de los supuestos del Presupuesto 2023?

— En primer lugar, los supuestos macroeconómicos vuelven a reflejar la subestimación de la inflación, que por lo tanto implica subestimar ingresos y gastos necesarios para el año que viene. Esta práctica habitual en el kirchnerismo vuelve a dar margen de discrecionalidad al jefe de Gabinete cuando, al momento de que los ingresos nominales sean más altos que los presupuestados porque la inflación real es superior. Este punto es especialmente sensible para el año próximo, cuando tendrá lugar el recambio de gobernadores y presidente de la Nación. Por su parte, el análisis de ingresos, gastos y resultado marca que el ajuste se prevé va a estar concentrado casi exclusivamente en una reducción de los subsidios económicos y algunos subsidios sociales. Esto también estaba en el proyecto de Presupuesto 2022 (que finalmente no se aprobó) y parece muy poco probable de alcanzar. En el caso de las tarifas implicaría fuertes ajustes, algo difícil en un año electoral, mientras que en el caso de los planes sociales será muy complejo políticamente realizar ajustes en términos reales. En el caso de los ingresos parece difícil alcanzar la meta ya que, en Ganancias a fin de 2022 ingresarán adelantos extraordinarios de empresas, lo que reducirá los saldos a pagar. En cuanto al financiamiento, parece difícil de alcanzar la meta de emisión en el mercado doméstico e incluso el mercado internacional para cubrir las necesidades.

“El ajuste se prevé va a estar concentrado casi exclusivamente en una reducción de los subsidios económicos y algunos subsidios sociales”

— ¿Puede ser creíble un Presupuesto que año tras año repite en uno de sus articulados -el 8 en el del 2023- la cláusula de “superpoderes” para el Jefe de Gabinete de Ministros con anuencia del ministro de Economía, para poder ampliar y reasignar partidas de gastos, aun cuando se justifiquen en contrapartidas de mayor financiamiento y aumento de recursos?

— La vigencia de la cláusula que da “superpoderes” justamente es la que le quita relevancia al Presupuesto ya que la subestimación de la inflación lleva a cálculos de ingresos y gastos poco realistas. El Presupuesto como está presentado pierde su principal rol, que consiste en ser la representación de lo que el Gobierno va a hacer, y que tenga aprobación por parte del Poder Legislativo.

"La cláusula que da “superpoderes” justamente es la que le quita relevancia al Presupuesto ya que la subestimación de la inflación lleva a cálculos de ingresos y gastos poco realistas"
"La cláusula que da “superpoderes” justamente es la que le quita relevancia al Presupuesto ya que la subestimación de la inflación lleva a cálculos de ingresos y gastos poco realistas"

— Y sobre el resultado del comercio exterior se prevé que sin recorte del abultado atraso cambiario que deja este año -algunos economistas lo estiman en más de 35%- Economía espera un notable aumento del superávit comercial, sustentado en el virtual estancamiento de las importaciones ¿Qué piensa en la materia?

— Para lograr la mejora del superávit comercial desde aproximadamente USD 8.000 millones de este año a USD 12.400 millones el año que viene el Gobierno estima una mejora nominal de las exportaciones de 2% y una caída de 2,7% en las importaciones. Para esto, supone un aumento de 7% en los volúmenes de ventas al resto del mundo externas, y una caída de precios moderada. En el caso de las importaciones, la caída en valor se da en un contexto de alza de 2% en los volúmenes a ingresar y precios también en baja. Ambos supuestos, pero especialmente el de importaciones, son muy fuertes. En el caso de las compras al resto del mundo implica que van a seguir los fuertes controles al ingreso de bienes del exterior y a la vez, que la necesidad importación de energía se va a reducir, algo que todavía está en duda. Por su parte el alza de 7% en el volumen a exportar luce optimista en un contexto de atraso cambiario, y parece concentrarse exclusivamente en una expectativa de mayor cosecha de soja. De hecho, el tipo de cambio real no mejoraría, después de la fuerte caída del 2021 y que se prolongó este año. Así, se presenta nuevo desafío en términos de las reservas internacionales, que tendrán que seguir aumentando de acuerdo con lo acordado con el FMI y que en este contexto parece muy difícil de alcanzar.

“El alza de 7% en el volumen a exportar luce optimista en un contexto de atraso cambiario”

— La Argentina mantiene desde el 25 de marzo un nuevo acuerdo de crédito del FMI, pero no ha redundado ni en baja de la inflación, ni en la acumulación de reservas, y menos en el desarme de los tipos de cambios diferenciado ¿A que lo atribuye?

— La Argentina firmó tarde el acuerdo con el Fondo Monetario, al límite del default por los fuertes vencimientos con el organismo. Pero, además, en los primeros meses se alejó del compromiso fijado, sobre todo, con un fuerte aumento del gasto público y una falta de ajuste en resultado fiscal. Esto llevó a una saturación del mercado de deuda doméstico, que se tradujo en presiones en el mercado de cambios y en la necesidad de mayor financiamiento monetario. Todo esto no hizo más que deteriorar las expectativas y acelerar la inflación. Paralelamente, la suba de tasas de interés fue insuficiente, mientras que el tipo de cambio real se siguió atrasando. Todo ello se tradujo en pérdida de reservas. Es decir que la falta de medidas concretas para atacar el déficit fiscal y la lentitud para enfrentar las medidas comprometidas impidieron generar un cambio expectativas y, por lo tanto, no lograron alcanzar las metas de inflación, de reservas y de tipo de cambio.

— Los instrumentos remunerados de regulación monetaria, como las Leliq y Pases, ya representan un 10% del PBI ¿Agregan presión inflacionaria y fiscal a futuro?

— Las Leliq y pases representan riesgo de emisión futura en la medida en que la dinámica implique una fuerte suba de su stock, y en paralelo no se recupere la demanda dinero en un contexto de alta inflación. Para evitar que estos instrumentos generen el riesgo de inflación futura la dinámica debe corregirse, para lo cual deben irse moderando las necesidades de financiamiento, vía reducción sostenible del déficit fiscal, y reducirse las expectativas de inflación, de modo de bajar la tasa de interés, que también hace crecer el stock de estos instrumentos.

"Las Leliq y pases representan riesgo de emisión futura en la medida en que la dinámica implique una fuerte suba de su stock, y en paralelo no se recupere la demanda dinero en un contexto de alta inflación"
"Las Leliq y pases representan riesgo de emisión futura en la medida en que la dinámica implique una fuerte suba de su stock, y en paralelo no se recupere la demanda dinero en un contexto de alta inflación"

— ¿Cómo ve la economía para el resto del año y el próximo?

— La economía se encuentra en un proceso de muy bajo crecimiento luego de la recuperación post Covid-19 y con una muy alta e inestable inflación que reduce el horizonte. La escasez de reservas, el atraso cambiario y las crecientes regulaciones en todos los mercados, de divisas, de bienes y sector externo, configuran un escenario complejo y que explica el pesimismo, tanto de consumidores como de inversores. El Gobierno tiene un importante desafío para sostener este escenario, de moderado crecimiento y alta pero contenida inflación. El año que viene se suman la incertidumbre electoral y las presiones que va a tener para aumentar el gasto público en un contexto en el cual esas medidas pueden tener un efecto muy negativo, tanto el mercado de divisas cómo en inflación.

“La escasez de reservas, el atraso cambiario y las crecientes regulaciones en todos los mercados, de divisas, de bienes y sector externo, configuran un escenario complejo”

— ¿Una reflexión final?

La Argentina tiene enormes desafíos y problemas que reflejan el agotamiento de un esquema de política económica focalizado en aumentar la demanda, especialmente vía mayor gasto público, que retomó ya niveles de más de 40% del PBI, tal como había llegado al 2015. La alta inflación, la brecha cambiaria de más de 100% y las crecientes intervenciones en todos los mercados cada vez están generando peores resultados. Paralelamente, en un mundo desafiante y, con fuertes riesgos de cara el 2023, tanto de inflación como de recesión, Argentina se encuentra en una posición favorable por la fuerte demanda de energía y alimentos que se prevé se mantenga en el mundo y es sin duda una oportunidad. Por lo tanto, es clave trazar un camino de largo plazo y en ese camino implementar un programa de estabilización, un plan de transición para corregir los fuertes desequilibrios macroeconómicos. Lamentablemente, el Gobierno no presentó un plan económico. Esta, sin duda, será una materia pendiente que debería encarar el próximo presidente.

Fotos: Adrián Escandar

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