La menor fertilización de los suelos podría costarle a la Argentina una sustancial pérdida de dólares de exportación en la campaña agrícola 2022/2023, que se liquidará mayoritariamente el año próximo.
Las causas son varias: aumento del precio internacional de los fertilizantes por la invasión de Rusia a Ucrania, límites oficiales al acceso a dólares para importar y tercer año consecutivo de sequía, que impulsa una reducción del área sembrada y planteos agrícolas que exigen menos fertilización, como avance de la soja a expensas del maíz.
Potenciales limitaciones a las importaciones por falta de dólares podrían generar caídas en la producción agrícola y agroindustrial (BCR)
“La capacidad instalada a nivel nacional no alcanza para abastecer la demanda de fertilizantes, por lo que una gran proporción de éstos agroquímicos son traídos del exterior junto con materias primas como roca fosfórica. Potenciales limitaciones a las importaciones por falta de dólares podrían generar caídas en la producción agrícola y agroindustrial. Solamente en trigo y maíz hemos estimado que se generarían bajas de exportaciones por un valor de entre USD 3.300 y 4.576 millones”, dice un flamante estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Son estimaciones mucho mayores a las de julio pasado, cuando el cálculo de pérdida de exportación para el maíz era de USD 1.800 millones.
Ese no será “necesariamente” el escenario en los próximos meses, aclaran –cautelosos- Julio Calzada, Patricia Bergero, Guido D´Angelo, Florencia Poeta y Emilce Terré, autores del estudio, pero resaltan “la importancia de las importaciones de fertilizantes en las exportaciones agroindustriales de granos, harinas, aceites y biodiesel”, al cabo de la campaña 2021/2022, que arrimará unos USD 38.000 millones de exportación, claves para el precario equilibrio macroeconómico del país y la debilitada posición de reservas en divisas en el Banco Central de la República Argentina.
Ya en agosto último un estudio de la Bolsa de Cereales de Rosario había destacado que el aumento del precio de los fertilizantes entre 2021 y la primera mitad de 2022 llevó a que se deteriorara marcadamente la relación con el valor de los granos. Un primer impulsor fue la decisión de China, segundo exportador mundial del agroquímico, después de Rusia, de restringir las ventas externas para asegurar el abastecimiento interno. El segundo, a fin de febrero pasado, fue la invasión rusa a Ucrania.
En julio pasado se necesitaba en Argentina entre 30% y 39% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes que en igual mes del año previo
“Para el caso del maíz, en julio se necesitaba en Argentina entre 30% y 39% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes que en 2021, lo que impacta negativamente sobre la decisión del productor”, precisó el estudio del equipo encabezado por Agustín Tejeda, economista jefe de la Bolsa de Cereales.
Tierra generosa
Gracias a la fertilidad del suelo, la Argentina es una de las potencias agrícolas que menos fertilizantes usa, pero todo tiene un límite. “Si bien las condiciones de producción le dan cierto margen de maniobra en contextos de volatilidad de los precios internacionales de los insumos, no pueden obviarse las consecuencias que dicho manejo podría tener a mediano plazo sobre la sostenibilidad, tanto productiva como ambiental”, advierte el informe de la BCR. El país, dice, “tiene un enorme potencial para crecer en rendimientos por hectárea de manera sustentable, a través del cierre de las brechas tecnológicas, y la fertilización es un componente esencial”.
El temor que trasuntaba el estudio de la Bolsa de Cereales se achicó por la decisión del BCRA de reducir de 180 a 60 días el plazo de financiamiento para importar fertilizantes y la posibilidad de usar líneas de prefinanciación de exportaciones para pagar esas importaciones. Ambas medidas atenuaron el problema. Tejeda estima ahora que por sequía, reducción de área sembrada y replanteos agrícolas el uso de fertilizantes caerá entre 8% y 10%, en línea con la menor importación. “Falta importar fosforados para la campaña gruesa, pero no habría reducción de fertilización por hectárea, en especial en nitrógeno, aunque sí puede haber algo de ajuste en fósforo. Se plantará más soja, que pide menos fertilización”, explicó Tejeda.
No es algo que pueda sostenerse a mediano o largo plazo. “Extraemos más nutrientes con las cosechas que los que aportamos con los fertilizantes: cuando la oferta de fertilizantes o nutrientes es insuficiente se pone en riesgo el crecimiento y desarrollo de los cultivos, su rendimiento y la producción de granos, vulnerando la sostenibilidad de los sistemas de producción”, dijo a Infobae María Fernanda González Sanjuan, directora ejecutiva de la Asociación Civil Fertilizar.
Precios
En cuanto a precios, el estudio de la BCR precisa que la urea llegó a valer más de USD 900 la tonelada en diciembre del 2021, el triple que en mayo del mismo año, y el fosfato monoamónico (MAP) subió desde USD 550 la tonelada en mayo 2021 a USD 850 en febrero de este año. Tras el pico por la guerra en Ucrania, los precios bajaron de sus máximos, pero -dijo Guido D’Angelo, de la BCR, a Infobae- se establecieron en una meseta alta y la reciente decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de llamar hasta un millón de reservistas y profundizar la guerra les dio un nuevo ímpetu.
Extraemos más nutrientes con las cosechas que los que aportamos con los fertilizantes (González Sanjuan)
La causa es muy sencilla: Rusia es el principal exportador mundial de gas, que explica el 80% del costo de producción de los fertilizantes nitrogenados, y de los propios fertilizantes. China, que es el principal productor mundial, es el segundo.
Gracias a la fertilidad de su suelo, la Argentina explica solo el 1% del consumo mundial de fertilizantes, pero el aumento de producción de los últimos años se derivó en gran medida del mayor uso de fertilizantes, que en 2021 llegó a 5,7 millones de toneladas, un 65% importado. La producción local no colma el mercado interno, pero ahorra unos USD 600 millones en importaciones, precisó recientemente Martín León, director de planeamiento estratégico de Profértil, una sociedad a partes iguales entre YPF y Nutrient, una multinacional de insumos y nutrientes para el agro. Profértil es principal productor de fertilizantes de la Argentina desde su planta en Ingeniero White, donde produce urea granulada, amoníaco y urea líquida, de grado automotriz.
Cuestión de tiempos
Según la bolsa rosarina, los tiempos urgen. “Si no se reinicia la importación de fertilizantes en las próximas semanas, comienza a correrse riesgos para su aplicación en los cultivos. La logística de fertilizantes, provenientes en una importante porción de Egipto, requiere meses de transporte, lo que lleva a preocupaciones en caso de no llegar a tiempo para mejorar el rendimiento de las cosechas argentinas”.
El aumento del precio del gas dejó fuera de carrera a varios productores europeos de fertilizantes
A su vez, el conflicto Ucrania- Rusia: “puede alterar fuertemente al mercado de fertilizantes”, dice un pasaje del estudio, que traza dos escenarios:
-“Moderada” falta de fertilizantes, que -estima- podría generar una caída de USD 3.388 millones de exportaciones “sólo en las cadenas de trigo y maíz”; y
-Falta “crítica” de fertilización, en cuyo caso las exportaciones se reducirían en USD 4.576 millones, siempre limitadas a trigo y maíz. Este último “podría ser aún más crítico si no se asegura la importación de fertilizantes fosfatados en general.
Por esa razón, concluye el estudio, “la limitación en las importaciones de fertilizantes no redundará en ahorros de divisas, sino que llevará a mayores pérdidas de producción agroindustrial, menores exportaciones, y por ende, una menor liquidación de divisas a nivel nacional”.
Sin solución global inmediata
El panorama difícilmente se aclare en el futuro inmediato. El aumento del precio del gas dejó fuera de carrera a varios productores europeos de fertilizantes. Europa competirá por los saldos mundiales y seguirá presionando el precio hacia arriba. Menor fertilización y rindes prolongarán y tal vez ahondarán la crisis alimenticia, que no se disipó con la salida -negociada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Turquía- de la producción ucraniana por los puertos del Mar Negro.
El precio global de los alimentos era en julio pasado 13% mayor que en julio 2021 y podría aumentar y mantenerse un 8,5% más alto en los próximos cinco años, estimó la ONU, preocupada por las consecuencias sociales, económicas y políticas. El precio de ingredientes de fertilización como amoníaco, nitrato y potasio, cuyos principales proveedores son Rusia y Bielorrusia, excluidas del SWIFT, la principal red internacional de pagos, exacerba la cuestión y le da un fuerte tinte geopolítico.
El precio global de los alimentos era en julio pasado 13% mayor que en julio 2021 y podría aumentar y mantenerse un 8,5% más alto en los próximos cinco años
“En 2022 tenemos alimentos suficientes que no están bien distribuidos, pero en 2023, si no normalizamos el mercado mundial de fertilizantes, simplemente no habrá suficientes alimentos; los fertilizantes son extremadamente importantes no solo por la situación actual, sino para el próximo año”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, a GZeroMedia, un portal de la consultora internacional Eurasia Group.
En la última Asamblea General de la ONU, el presidente Alberto Fernández volvió a ofrecer a la Argentina como aliviador de la escasez mundial de energía y alimentos. Lo cierto es que, pese a su enorme potencial, en materia energética el país sigue siendo deficitario. Y aunque en materia alimentaria es un gran exportador, no debería olvidarse de cuidar la fertilidad de su tierra.
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