El miércoles se dará a conocer la cifra de inflación de agosto, que las consultoras estiman por encima del 6,5%, y que de esa forma marcará una desaceleración respecto al número récord en dos décadas que registró julio. El dato del Indec marcará que la suba de precios de los últimos doce meses rondó el 75% mientras el sector privado ya calcula que el 2022 orillará, cuando finalice el año, con un índice que orillará el 100 por ciento.
Según anticipan en el equipo económico, el número de agosto -en conjunto con el de agosto- configurarán las cifras de inflación más graves del mandato de Alberto Fernández, y reconocen que ya el IPC de julio -7,4% mensual- representó “un shock” para el Poder Ejecutivo. Fue la reacción en los precios que sucedió a una seguidilla de hechos que hicieron crecer con fuerza la volatilidad cambiaria.
Por un lado, las últimas restricciones a las importaciones, que preanunciaron una situación en el frente cambiario más crítico de lo que se esperaba, y que forzó al Gobierno a cerrar aún más la canilla de las divisas a precio oficial para compras al exterior, desde insumos, bienes de capital o intermedios o bienes de consumo y servicios, una cuenta que durante los meses de invierno implicó una fuerte presión sobre las reservas. El salto en las importaciones de energía y su costo más alto demandó una cantidad de dólares del BCRA que provocó una administración mucho más austera.
Otros dos hechos tuvieron correlato en el último salto inflacionario: el desplome de los bonos en pesos atados a la inflación, que obligó al Banco Central a salir en rescate de esos títulos y, por último, la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. Las semanas siguientes a esa renuncia estuvieron marcadas por la fuerte volatilidad de los dólares paralelos, que llegaron a escalar hasta los $350 durante el interinato de Silvina Batakis.
Ese coctel hizo saltar los registros de inflación y reubicó a la economía argentina en un regímen de inflación nuevo y desconocido desde hace tres décadas. Así, las principales consultoras, fondos de inversión y bancos que participan del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza la autoridad monetaria recalcularon sus previsiones de inflación de 2022 hasta 95%, con participantes de ese sondeo que estiran su proyección hasta 112,3 por ciento.
Mirado en términos mensuales, el consenso de mercado es que el IPC de agosto que se conocerá el miércoles rondará el 6,6% y difícilmente, estiman, podrá perforar un piso de 5,5% en los cuatro meses que restan del año. Ese piso de resistencia de la inflación para lo que resta del 2022 explican los cálculos anuales que se arriman a las tres cifras. Otro elemento crítico: según el mercado, la expectativa de que la situación mejore el año próximo es leve, ya que las estimaciones para 2023 vienen con fuertes “remarcaciones” y ya se ubica en promedio en 84,1%, según el REM, con consultoras que se estiran hasta 113,6 por ciento.
El consenso de mercado es que el IPC de agosto que se conocerá el miércoles rondará el 6,6% y difícilmente, estiman, podrá perforar un piso de 5,5% en los cuatro meses que restan del año
En términos de incidencia, a lo largo de los últimos doce meses el rubro que más pesó en la inflación acumulada anual fue el de Alimentos y bebidas no alcohólicas, que del 71,8% de índice del Gran Buenos Aires explicó 17,7 puntos porcentuales, de acuerdo a datos del Indec. Le siguió, bastante más atrás, Restaurantes y hoteles (9,77 puntos). Con menos incidencia estuvieron Prendas de vestir y calzado (8,8 puntos), Transporte (7,1 puntos) y Salud (7,04 puntos porcentuales del total).
Un informe de Ecolatina buscó responder cómo se entrelazaron los factores locales e internacionales para explicar la aceleración de precios: “Esta aceleración del proceso inflacionario es mayormente explicada por factores locales, pero los internacionales contribuyeron también a la aceleración, aunque en menor medida”.
“Los factores detrás de la aceleración inflacionaria a nivel global fueron las políticas monetarias expansivas de distintos países, cuellos de botella que complicaron la oferta en las cadenas globales de valor y una demanda pujante. Sobre esta dinámica se montaron los impactos más recientes de la escalada bélica en Ucrania, intensificando dos tendencias previas: mayores precios de la energía y los alimentos y más elevados costos de transporte, resultando en crecientes presiones inflacionarias”, continuaron.
“Más allá del contexto internacional, los factores locales fueron los que explicaron en mayor medida la aceleración inflacionaria. En este sentido, la actualización -al menos parcial- de algunos precios regulados (como combustibles y tarifas de servicios públicos), registros estacionales más altos a los esperados a principio de año (como frutas y verduras e indumentaria), una mayor sensibilidad de los precios ante variaciones de los dólares paralelos y un creciente financiamiento monetario del déficit fiscal generaron un desanclaje de expectativas”, enumeraron, junto con loque denominaron un “fuerte componente inercial”.
Algunos datos preliminares de septiembre marcan que este mes la inflación no desaceleraría demasiado. Un relevamiento de la primera semana que realizó la consultora LCG mostró que “en la primera semana de septiembre la suba de precios de los alimentos promedió 2,66%, acelerándose 0,84 puntos respecto la semana anterior. El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 6,8% promedio en las últimas 4 semanas y 8,3% punta a punta en el mismo periodo”, explicaron.
En términos de incidencia, a lo largo de los últimos doce meses el rubro que más pesó en la inflación acumulada anual fue el de Alimentos y bebidas no alcohólicas, que del 71,8% de índice del Gran Buenos Aires explicó 17,7 puntos porcentuales
Se espera que tras el dato de inflación del miércoles, horas después el Banco Central decida una nueva suba de tasas de política monetaria. Sobre este tema, la consultora PxQ consideró que “en agosto la tasa anual a la que se movió el dólar oficial fue 63,1%, por debajo de la tasa de política monetaria. Se podría pensar que el techo para el crawling-peg viene dado por la tasa, dada la nueva configuración monetaria desde que asumió Massa”, mencionó.
“Sin embargo, durante los primeros días de septiembre el crawling-peg se aceleró y corre a una velocidad de 6,7% mensual (81% tasa nominal anual). De hecho, el contrato de dólar-futuro a septiembre parece estar bastante ajustado a esa visión. Nuestra estimación de inflación para agosto es de 6,8%, por lo que la devaluación mensual quedaría así cercana a la variación del IPC”, explicó PxQ.
“Pero en este escenario la tasa se estaría quedando corta (hoy en 69,5 por ciento). El miércoles de la semana que viene se anunciará el dato de inflación de agosto, lo cual será determinante para la decisión de tasa de interés del BCRA. Si la tasa no aumenta el crawling-peg debería corregirse hacia abajo para no generar nuevamente desincentivos a liquidar divisas”, concluyó al respecto la consultora fundada por Emmanuel Álvarez Agis.
Otra manera de medir la temperatura de las expectativas de mercado es al observar las cotizaciones y tasas de algunos de los bonos del Tesoro, un ejercicio que ensayó la consultora Quantum, de Daniel Marx, en base al bono dual de junio 2023. Con esa información, “derivamos las tasas anualizadas y mensuales promedio de devaluación e inflación implícitas. La anualizada de inflación está en el orden de 98% -un promedio mensual de 5,9% para los próximos 10 meses-. La tasa de devaluación del oficial es superior, 109% anualizada –un promedio mensual de 6,3%, similar a la implícita en ROFEX-”, apuntó.
Se espera que tras el dato de inflación del Indec del miércoles, horas después el Banco Central decida una nueva suba en las tasas de interés de referencia
“A los precios actuales de mercado se está descontando una depreciación real del tipo de cambio oficial para fines de junio del año que viene; la devaluación del tipo de cambio oficial superará en 8,4 pps a la tasa de inflación (85% y 76,6%, respectivamente)”, concluyó Quantum.
En este contexto, el Gobierno trabaja para renovar el programa de Precios Cuidados, cuya etapa vigente finalizará en los primeros días de octubre, y para lo cual el secretario de Comercio Matías Tombolini ya mantuvo una serie de reuniones con empresas de consumo masivo.
La intención oficial es dotar al esquema de precios de más productos de primeras marcas y con niveles de abastecimiento mayores. Además, buscan achicar la brecha entre los productos que están fuera del programa y la canasta regulada. Hay un dato, medido por el Indec, que tienen en la mano en los despachos oficiales. Desde que empezó el año, el peso de los productos bajo Precios Cuidados presentes en las góndolas se redujo a la mitad, desde 10,4% del total de precios relevados por el organismo estadístico hasta el 5% que marcó en julio.
SEGUIR LEYENDO: