El Tesoro no dispone de pesos ni de dólares. El fracaso de la última licitación de bonos le dejó un mensaje: los inversores no están dispuestos a jugarse por los títulos que emitan para renovar los vencimientos de deuda si no son de muy corto plazo y de elevados rendimientos.
En otras palabras, acorralaron a la Secretaría de Finanzas porque todo lo que renueven este fin de mes lo deberán afrontar en los primeros meses del año que viene. No han conseguido traspasarle parte de la deuda al Gobierno que viene. La estrategia sabe a fracaso y desmorona los planes para combatir la inflación.
Pero los inversores no miran la licitación de fin de mes donde necesitan $500.000 millones para renovar vencimientos. Saben que en julio y agosto el Tesoro afrontará cifras similares y en setiembre tendrán la descomunal empresa de renovar $1,06 billones.
Con un mercado que entró en modo cautela, ese futuro preocupa como nunca. Pocos creen que se puedan lograr esas renovaciones. Son sumas elevadas y algunas corresponden a fondos del exterior que tienen su propia crisis de inversiones con las caídas de las Bolsas neoyorquinas. Algunos analistas creen que al Gobierno le quedan dos caminos: reperfilar la deuda o emitir lo que no le renueven, lo que dispararía la inflación y elevaría el rendimiento de los bonos y letras CER, encareciendo más la deuda.
Intervención oficial
Por eso, para hacer más atractivos los bonos, en los últimos días los organismos oficiales estuvieron comprando los bonos indexados de más largo plazo. Se logró así que suba el precio y baje el rendimiento para no asustar a los inversores que vieron que bonos que vencían en 2026 con tasas de CER + 17%. No siempre la tasa más alta es la mejor tasa. Tal vez el éxito más importante de esta maniobra fue devolver la confianza a una porción de los inversores. De hecho, se desaceleraron los rescates de los fondos de inversión. De todos modos, los ahorristas retiraron buena parte de su dinero.
Adcap Asset Management señala sobre la salida de los bonos CER: “vemos una desaceleración de los flujos negativos desde los $29,976 millones del 10 de junio a los $3,243 millones del miércoles”. En lo que va de junio la gente se deshizo de $90.796 millones de bonos CER.
El jueves en el mercado secundario, los ahorristas dieron su opinión con los precios. El mayor movimiento estuvo alrededor de los Boncer que vencen el año próximo y quedaron sin cambios. Los de 2024 perdieron 0,50% y en los de 2026 y 2028 hubo subas de 2,24% y 4,40% respectivamente, pero con un monto de negocios que no es representativo. Fueron escasas las operaciones y hubo una mano oficial atrás.
Con el dòlar tienen el mismo problema. No disponen de más de USD 6 mil millones mensuales para las compras al exterior incluyendo USD 2.000 millones que deben gastar en energía. Si quieren crecimiento y menos inflación, esos dólares no alcanzan porque inciden en la oferta de bienes.
A menor oferta mayor inflación. Y ya se notan faltantes de productos clave, en particular de repuestos. El Central recorta de donde puede. Si hasta le pusieron tasa al plan Ahora 12 por la demanda de plasmas para ver el Mundial de Fútbol. Y acá se encontraron las dos argentinas. Los vendedores de plasmas que veían el año como un fracaso por las escasas ventas, decidieron liquidar stocks con descuentos de 25%. Los consumidores se animaron con los planes Ahora 12. Pero este círculo se vio interrumpido y el fútbol este año no salvará a los fabricantes y vendedores de plasmas.
El resto del sector de artículos electrónicos no puede sobreponerse a la crisis mundial por la falta de chips para todos los componentes que se han encarecido notablemente. De hecho, el objeto del afecto de los ladrones callejeros ya no son las carteras, cadenas o relojes, sino los celulares que son los que mejor se pagan en el mercado negro.
El objeto del afecto de los ladrones callejeros ya no son las carteras, cadenas o relojes, sino los celulares que son los que mejor se pagan en el mercado negro, por la falta de chips
El Banco Central padece esta situación que se agravó en los últimos días. Lo demuestra con la venta constante de dólares. El martes vendió USD 60 millones; el miércoles USD 140 millones y el jueves, USD 200 millones. El feriado del viernes y el de hoy evitaron un derrame mayor. En junio el saldo neto entre compras y ventas fue negativo en USD 338 millones. Las reservas quedaron en USD 40.900 millones, 660 millones menos de las que tenían cuando empezó el mes.
El miércoles será clave y habrá que ver el comportamiento del mercado mayorista donde la demanda de los importadores está exacerbada. También se seguirá con atención a los bonos de la deuda cuyo derrumbe está impulsado por la caída de las Bolsas de Nueva York. Los bonos, que están en su precio histórico más bajo desde que la Argentina salió del default a principios de setiembre de 2020, en el precio de los dólares financieros que cerraron el jueves con alzas de hasta más de 5%.
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