Las materias primas en general y las alimenticias en particular sufrieron un enorme salto en sus cotizaciones internacionales desde el momento en que Vladimir Putin ordenó a las tropas rusas cruzar la frontera de Ucrania. Los dos países tienen un rol central en el mercado de granos a nivel global y el conflicto que puso en duda las cosechas por venir creó una crisis alimentaria que golpeará con dureza a los más pobres del mundo. Pero la crisis en los precios de los alimentos había empezado antes, según un think tank estadounidense. Y no había tenido por protagonista a Rusia sino a China.
“La guerra de Rusia en Ucrania se cobró un precio espantoso en la región”, escribieron los analistas del Peterson Institute for International Economics (PIIE) Chad Bown y Yilin Wang. “También contribuyó a una crisis alimentaria mundial, ya que Rusia está bloqueando las exportaciones de fertilizantes vitales que necesitan los agricultores de otros lugares, y el papel de Ucrania como granero para África y Oriente Medio quedó destruido”.
“Pero hay otro riesgo, no apreciado, para la seguridad alimentaria mundial”, agregaron. “China también ordenó a sus empresas que dejen de vender fertilizantes a otros países, con el fin de preservar los suministros en casa. Sus medidas, poco conocidas, que comenzaron el verano pasado, estaban obligando a los agricultores de todo el mundo a dejar los campos en barbecho mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania”.
“China (...) ordenó a sus empresas que dejen de vender fertilizantes a otros países, con el fin de preservar los suministros en casa. Sus medidas, poco conocidas, que comenzaron el verano pasado, estaban obligando a los agricultores de todo el mundo a dejar los campos en barbecho mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania”
Las prácticas comerciales chinas, argumentan los autores, tienen la misma o una mayor capacidad que el conflicto bélico en Europa para poner presión sobre los precios de las materias primas en todo el mundo, como se vio recientemente en el caso de los fertilizantes, o en otros rubros como el acero o la carne de cerdo.
Según el informe, todas estas medidas provocaron un aumento de los precios en otros lugares, aunque hayan beneficiado a la propia población china.
“El problema de China es que sigue actuando como un país pequeño. Sus políticas suelen tener el efecto deseado en casa, por ejemplo, reduciendo los costos de los insumos para la industria o para un grupo de agricultores chinos o aumentando los beneficios para otro. Pero también pueden empobrecer al vecino, ya que China elige la política que resuelve un problema interno trasladando su costo a la gente de otros lugares”, añadieron.
Fertilizantes
Los precios de los fertilizantes en China y en el mundo empezaron a subir, como consecuencia de la fuerte demanda y el mayor costo de la energía, consigna el informe de PIIE.
“La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR) de China prometió tomar medidas enérgicas en su país. En junio, lanzó una investigación sobre el mercado de la urea, un fertilizante nitrogenado. En julio, ordenó a las principales empresas chinas de fertilizantes que dejaran de exportar para garantizar el suministro del mercado nacional de fertilizantes químicos. En octubre, mientras los precios seguían subiendo, las aduanas chinas ordenaron dudosas inspecciones adicionales. Esta combinación de barreras no arancelarias hizo que las exportaciones chinas de fertilizantes disminuyeran drásticamente. Al mantener una mayor producción en el país, los precios de los fertilizantes chinos se nivelaron y desde entonces incluso han empezado a bajar”, agregaron.
“La decisión de China de retirar los suministros de fertilizantes de los mercados mundiales para garantizar su propia seguridad alimentaria no hace sino trasladar el problema a otros. La guerra de Rusia contra Ucrania -que constituye una amenaza independiente para el suministro mundial de alimentos, ya que ambos países son importantes exportadores de trigo, cebada, maíz, girasoles y otros cultivos- significa que las actuales restricciones a las exportaciones de China no podrían llegar en peor momento”, agregó.
Antecedentes
No es la primera vez que China toma una decisión con el objetivo de mejorar las condiciones en su mercado interno que, dado su peso en el comercio internacional, termina teniendo externalidades negativas para el resto del mundo.
La historia del aumento de los precios de la carne de cerdo a nivel mundial comenzó en 2018, cuando China -que entonces producía la mitad del suministro mundial de carne de cerdo- vio cómo su rodeo porcino se veía afectado por un importante brote de peste porcina africana.
“La decisión de China de retirar los suministros de fertilizantes de los mercados mundiales para garantizar su propia seguridad alimentaria no hace sino trasladar el problema a otros”
Eso obligó al país a sacrificar el 40% de sus animales, lo que hizo que sus precios del cerdo se duplicaran con creces a finales de 2019. Los precios mundiales siguieron el ejemplo, saltando un 25% a medida que China importaba más carne de cerdo y sacaba suministros de los mercados, según PIIE.
“China redujo la presión de los precios en casa a partir de 2019 recurriendo a las importaciones antes de cerrarlas más recientemente. Estas políticas afectaron al resto del mundo”, escribieron los analistas de PIIE.
Pekín también redujo los aranceles a las importaciones de carne de cerdo en 2020, lo que probablemente hizo que los consumidores de otros lugares sufrieran un aumento de los precios como consecuencia de la reducción de la oferta, dijo el grupo de expertos.
Sin embargo, las autoridades volvieron a elevar esos aranceles este año cuando el problema de la peste porcina disminuyó.
“Se cosechará un posible beneficio involuntario si, en el actual entorno de altos precios mundiales de la carne, el arancel de China libera inesperadamente los suministros mundiales y ayuda a mitigar la presión sobre los precios del cerdo que enfrentan los consumidores fuera de China”, dijo el informe.
Algo similar, recientemente, sucedió con el mercado de acero. Para reducir los precios internos, las autoridades chinas levantaron el año pasado la prohibición de importar chatarra de acero. También aplicaron algunas rondas de restricciones a la exportación y aumentaron los impuestos a la exportación de cinco productos siderúrgicos. En marzo de este año, los precios del acero en China eran un 5% más bajos que antes de las restricciones, pero en el resto del mundo subieron.
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