El Gobierno sabe que el miércoles se conocerá un número de inflación que estará entre los índices mensuales más elevados de los últimos años, en un contexto en que las internas sobre la dirección de la política económica oficial recrudecieron y un marco de crisis internacional de precios que, admite en el Poder Ejecutivo, pegó muy fuerte en la Argentina.
El miércoles el Indec dará a conocer el dato de inflación de marzo, que mostrará una aceleración de precios respecto al 4,7% que reflejó febrero. Para las estimaciones privadas, estará bien por encima del 5% y podría superar el 6%, lo que implicaría un aumento mensual con pocos antecedentes en los últimos años. El más fresco es el 6,5% de septiembre de 2018, tras uno de los episodios de fuerte devaluación del peso durante el gobierno de Mauricio Macri.
En el Gobierno hay diagnósticos y lecturas distintas sobre por qué aceleró la inflación en los últimos meses, y por esa razón también difieren las salidas hacia adelante que plantean en cada sector. El ministro de Economía Martín Guzmán hace énfasis en la presión que significó para el mercado doméstico el salto de los commodities a nivel internacional e identifica a marzo como el peor mes en décadas para todo el planeta en términos de inflación. La Argentina, en esa lógica, no tendría razones para no mostrar también una cifra récord de suba de precios.
Para las estimaciones privadas, el IPC de marzo estará bien por encima del 5% y podría superar el 6%, lo que implicaría un aumento con pocos antecedentes en los últimos años. El más fresco es el 6,5% de septiembre de 2018
Para Guzmán, la guerra en Ucrania impactó en tres precios en particular que son decisivos para las cadenas de producción globales: metales, alimentos y energía. Y para demostrar que la tendencia global es la que va a determinar el alto nivel de inflación enumera otros casos de índices de marzo: Holanda (14,7% mensual), España (3,9%), Italia y Portugal (2,6%) o Alemania (2,2 por ciento). Más cerca, en Brasil, hubo un 1,62% de inflación mensual y la interanual llegó a su nivel más alto desde 1994.
El ministro de Economía defiende ante quien quiera oírlo su versión de una inflación multicausal, ligada a cuatro motivos: monetarios, fiscales, de reservas y de expectativas. Guzmán defendió en las últimas horas los dos primeros aspectos de ese plan. En primer lugar, aseguró que la financiación del déficit por la vía de la emisión monetaria tuvo un fuerte recorte en lo que va del año, en línea con la meta acordada con el FMI.
En reuniones privadas de los últimos días, el jefe del Palacio de Hacienda aseguró que la monetización del déficit fiscal está actualmente en niveles de 0,15% del PBI, mientras la meta para todo el año consensuada con el Fondo Monetario Internacional es de 1% del Producto. Además, dijo que la reducción del déficit deberá continuar porque “fortalece la moneda” y anticipó nuevos ajustes en la tasa de interés: “Es importante para la estabilidad cambiaria porque incentiva la demanda de activos en pesos”. Además, confió en que las reservas se incrementarán por los giros desde Washington y un esperado incremento de las exportaciones.
Fue la manera que tuvo Guzmán para indicar que está haciendo su parte (menos déficit y emisión monetaria, más tasa y más reservas) y para bajar la inflación luego de los picos que mostrará entre marzo y abril, al menos. Horas antes de que el ministro defienda sus medidas, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, había dicho que Economía necesitaba “líneas claras de política económica que reduzcan esta volatilidad y preserven ingresos” y que, de lo contrario, “se va a poner feo”.
La cuarta pata de la visión multicausal es la de fijación de expectativas, dentro de lo que se inscriben medidas microeconómicas que el Gobierno, principalmente Comercio Interior, viene ensayando en el marco de la declarada “guerra” contra la inflación. Algunas de esas medidas, a casi un mes de su inicio poco después del IPC de 4,7% de febrero, todavía no fueron concretadas.
Para Guzmán marzo fue el peor mes para todo el mundo en términos de inflación y que eso pegó en la Argentina. Como ejemplos: Holanda (14,7% mensual), España (3,9%), Italia y Portugal (2,6%) o Alemania (2,2 por ciento). Más cerca, en Brasil registró su interanual más alta desde 1994
Las dos más resonantes todavía no fueron completadas. Son la retracción de precios de unos 1.700 productos que, según Comercio Interior, tuvieron subas injustificadas. Según los últimos números que manejan cerca de Feletti, faltarían anularse aumentos de unos 600 bienes en las góndolas. Feletti tiene, en ese sentido, una visión distinta a la de Guzmán y a la de su superior inmediato, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, por la cual una parte de la inflación está explicada por la concentración que existen en determinados mercados, como el de los alimentos.
Por eso, su aproximación es de un tira y afloje constante con las empresas, con los números de sus balances en la mano para enrostrarles las ganancias que hubieren tenido en el último año en un contexto de fuerte aceleración inflacionaria.
La segunda medida que todavía no se cristalizó fue el fideicomiso del trigo. Es el fondeo que provendrá del ingreso extra que tendrá el fisco por el aumento de derechos de exportación para harina y aceite de soja. Con ese subsidio, el Gobierno intentará retrotraer precios de los productos que insumen harina en su fabricación a un nivel previo a la escalada de commodities tras el inicio de la guerra en el este europeo.
Otras medidas fueron más raudas: la semana pasada quedó establecida la nueva etapa de Precios Cuidados, con más de 1.700 productos y aumentos mensuales autorizados de 3%; nuevas canastas de carnes y verduras con precios de referencia y un “mini Precios Cuidados” para comercios de cercanía con 60 productos con valor acordado.
Una medida de artillería en la “guerra” contra la inflación todavía no se cristalizó: el fideicomiso del trigo. Es el fondeo que provendrá del ingreso extra que tendrá el fisco por el aumento de derechos de exportación para harina y aceite de soja que servirá para subsidiar el precio de la harina
Las próximas horas serán difíciles para la conducción de la política económica. La cifra de inflación de marzo será la más alta desde que comenzó el mandato de Alberto Fernández y no se avizoran, según reconocieron en un alto despacho del equipo económico a Infobae, nuevas medidas inminentes, pero intentarán avanzar con el menú ya conocido: políticas macro -que en algunos casos no tienen una impacto inmediato en el índice de precios- y acuerdos con el sector privado.
Parte de la ecuación incluye, también, impulsar las negociaciones paritarias para evitar que la aceleración de precios traiga aparejada, además, un retroceso inmediato en el poder de compra de los salarios, después de que el 2021 terminó con un resultado levemente positivo para los empleados privados formales y para los públicos, pero muy desfavorable para los no registrados, según datos oficiales.
En medio de los trascendidos de un recambio de gabinete y siendo uno de los principales apuntados por el sector del Frente de Todos que responde a Cristina Kirchner, Guzmán cambió su agenda tras el acuerdo con el FMI y se concentró en buscar una mayor provisión de energía para el invierno. Incluso este lunes por la tarde eligió bajar al territorio y se acercó a Ituzaingó para un acto en una fábrica. Es en medio de ese terreno pantanoso que el Gobierno buscará construir el dique de contención para la inflación, para que al menos no tenga un salto que la haga superar el 60% anual este año.
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