La invasión rusa en Ucrania y el comienzo de la guerra en el este europeo obligó a algunos funcionarios del equipo económico a borrar números y rehacer todas las cuentas. Las consecuencias del enfrentamiento armado recién comienzan a verse y, aún sin saber con certeza hasta cuándo podrían extenderse, ya encendieron alarmas en el tablero de decisiones de la política económica. El balance podría ser negativo para el país si un aumento de los precios de la energía a nivel global es más fuerte que las subas de los alimentos. Esos son, a grandes rasgos, los dos canales por los que la economía argentina absorberá el impacto de la tensión bélica a casi 13.000 kilómetros de distancia.
El Gobierno apuró horas después de la declaración de guerra y la invasión rusa en su país vecino una lectura preliminar, mientras en las pantallas los números en rojo acompañaban los índices de las principales plazas financieras y los precios de las commodities, que se negocian a nivel global, mostraban saltos pronunciados. Desde una oficina del equipo económico la primera conclusión que sacaban horas después del inicio del enfrentamiento armado era claro: “Esto es más inflación”.
El balance para la economía argentina de la guerra en Ucrania podría ser negativo si un aumento de los precios de la energía a nivel global es más fuerte que las subas de los alimentos
La lógica detrás de esa hipótesis es que un aumento de los valores de los alimentos a nivel mundial implicará un incremento en los precios locales, algo que el Gobierno ya identificaba el año pasado como una de las razones por las cuales la inflación saltó desde 36% en 2020 hasta 50,9 por ciento. Y esta presión adicional hacia los alimentos llegaría con un índice general que alcanzó el 3,8% en enero y que fue de 4,9% en particular para los productos comestibles y bebidas.
En ese contexto, el análisis sobre las consecuencias de la guerra en Ucrania sobre la economía argentina luego se parte en dos: el de un ingreso mayor de divisas y de derechos de exportación por ventas al exterior que serán más competitivas por los precios más altos. Y, como contrapeso, una necesidad mayor de divisas para abastecer la demanda de energía en los meses de invierno que están a la vuelta de la esquina. Del balance entre esos dos factores saldrá el resultado neto que tendrá este proceso bélico para la actividad económica del país. Y eso en el marco de una esgrima de intercambios técnicos con el Fondo Monetario que está en su etapa final, con los subsidios como discusión aún abierta.
“Ucrania tiene el efecto de subir precios de materia prima y generar más inflación”, analizaban desde un despacho oficial pasado el mediodía. “Por un lado, los precios altos te benefician por los ingresos de divisas y de impuestos por las exportaciones pero por otro pueden acarrear un alza en los precios finales”, reconocían en otra oficina. La hipótesis que sobrevuela de una presión inflacionaria mayor por la guerra en Ucrania no hace por ahora al equipo económico revisar su pauta inflacionaria para este año, que sigue en torno del 40 por ciento.
El otro impacto del conflicto armado en el este europeo llegará por el lado del costo de la energía. Una energía más cara impactaría de dos maneras. Por mayores necesidades de divisas para importar el gas necesario que abastezca la demanda y un gasto mayor en subsidios para afrontar el costo de ese combustible más caro.
Por un lado se espera un ingreso mayor de divisas y de derechos de exportación por ventas al exterior que serán más competitivas por los precios más altos. Y, como contrapeso, una necesidad mayor de divisas para abastecer la demanda de energía
El secretario de Energía Darío Martínez anticipó que el conflicto bélico en Ucrania provocará un aumento en el costo de importar gas natural licuado (GNL) durante el próximo invierno. “El valor estaba en USD 25 y con el conflicto vaya a saber en cuánto puede terminar”, señaló este jueves en declaraciones a Radio 10. Mientras el año pasado se gastaron unos menos de USD 1.100 millones para esta cuenta, este año se necesitarían casi USD 3.900 millones.
Para Camilo Tiscornia, economista de C&T Asesores Económicos, para medir con certeza qué impacto tendrá en la economía argentina la crisis bélica en Europa del Este “habrá que ver cuánto tiempo dura esto y la gravedad que alcanza”. “Lo que estamos viendo no es muy bueno para la Argentina. Lo que más repunta es el petróleo, justo con todos los temas que tiene la Argentina con la energía. En todos los países del mundo generar energía es más caro. En la Argentina implica más dólares para pagar las importaciones, que hoy no nos sobran y eso va a generar tensión cambiaria”, consideró.
No solo serán necesarios más dólares para pagar esas importaciones sino más pesos para cubrir más subsidios. “Parte de ese costo va por cuenta del Estado, y si la cuenta es más grande, y va a ser un desafío para el Gobierno definir cuánto de esta cuenta va a pagar. El impacto es grave”, mencionó Tiscornia.
Por su parte, Guido Lorenzo, director de la consultora LCG dijo que “los dos canales por los que impactará (en la Argentina) es, primero, por el precio de los alimentos. Como exportadora, la Argentina se ve beneficiada y eso deriva de la utilización de esos alimentos para producir sustitutos de combustibles”, afirmó ante Infobae.
Mientras el año pasado se gastaron unos menos de USD 1.100 millones para importar gas licuado durante el invierno, este año se necesitarían casi USD 3.900 millones
“En segundo lugar, en términos de energía a la economía argentina le juega en contra. El gas va a ser más caro y reducir los subsidios va a ser una tarea más difícil”, continuó Lorenzo. Por último, mencionó que en un tercer canal, el financiero, el impacto será menor porque “la Argentina ya está afuera de ese mercado. Por lo tanto la deuda argentina sigue cotizando en niveles de default y el riesgo país incluso es más alto que el de Ucrania”, mencionó.
Además, dijo que una situación en la que podría haber una inflación a nivel global más acelerada “con más tasa de interés en mercados emergentes y de la región, como la Argentina no está en una política similar, podés ganar algo de competitividad mientras el resto de las monedas se van a apreciando, pero ese es un efecto que va a demorar”, concluyó.
En tanto que Héctor Torres, ex representante argentino ante el Fondo Monetario, afirmó que “el aumento de los precios de los hidrocarburos nos va a afectar mucho. Nos beneficia en cereales y granos, pero el costo va a ser más grande que los beneficios. Eso nos complica un poco”, dijo ante Infobae.
“Es probable que se profundice la desconfianza en la seguridad de las cadenas de valor. Ese sentimiento se va a traducir en una mayor importancia de la proximidad geográfica y política, lo que puede llevar al país a perder espacio de maniobra. Relacionarse con Rusia y con China es del interés del país, pero en un contexto de tensión tan severa, mantenerse en una situación de neutralidad o de no beligerancia va a ser muy difícil”, aseveró.
“Relacionarse con Rusia y con China es del interés del país, pero en un contexto de tensión tan severa, mantenerse en una situación de neutralidad o de no beligerancia va a ser muy difícil” (Torres)
Un impacto lateral sería también en los precios de los combustibles internos, hoy considerados atrasados según la evaluación que hacen las empresas del sector. La brecha entre el precio internacional y el local que regula la Secretaría de Energía es cada vez mayor y las empresas ya se lo hicieron saber al Gobierno en las últimas horas.
“Las empresas van a plantear que afuera les pagan 100 dólares por barril y acá solo 60 dólares, y van a buscar poder exportar más o compensar esa pérdida de otra manera”, indicaron fuentes del sector de hidrocarburos. A principios de febrero YPF aumentó los valores en los surtidores en un 9 por ciento, en lo que fue el primer aumento en nueve meses.
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