La Unidad de Información Financiera (UIF) alertó a los bancos locales por una maniobra fraudulenta en la que personas que quieren utilizar fondos no declarados para la compra de dólares utilizan a beneficiarios de planes sociales y a sus tarjetas de débito para hacer supuestas compras en el exterior y, luego, hacerse de las divisas para atesorarlas o reingresarlas al país a través de operaciones con criptomonedas. El informe de inteligencia del organismo antilavado al que accedió Infobae fue distribuido hoy entre los bancos locales. Y muestra una vía más por la que actividades ilegales logran lucrar con los intersticios que dejan las regulaciones cambiarias.
El reporte confidencial que lleva por título “Consumos con tarjetas de débito en el exterior - Fuga de Divisas” se enfoca en describir la maniobra para que los sujetos obligados, los bancos, puedan ayudar a prevenirla. Resume las maniobras como “operatorias de depósitos de dinero en efectivo (de dudosa procedencia) en entidades bancarias argentinas mediante la utilización de Terminales de Autoservicio del país, en cuentas de personas humanas de bajos recursos, que una vez acreditados fueron aplicados a consumos en el exterior mediante la utilización de tarjetas de débito”. Al momento de publicarse esta nota la UIF no había respondido las consultas de Infobae.
Las cuentas utilizadas eran de personas de muy bajos recursos que difícilmente pudieran mover los montos involucrados
Los depósitos en pesos, que individualmente son por números bajos pero que tomados en su conjunto pasan a ser relevantes, se hicieron en las cuentas de una treintena de personas que en su mayoría -según detalla el informe- son beneficiarios de planes sociales como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la Asignación Universal por Hijo (AUH), GARRAFA (personas de bajos ingresos que viven fuera de la zona de cobertura de la red de gas) y Progresar. El resto, directamente no registra actividad económica ante la AFIP. Varios de ellos están clasificados como “irrecuperables” en la central de deudores del Banco Central.
En resumen, las cuentas utilizadas eran de personas de muy bajos recursos que difícilmente pudieran mover los montos involucrados.
Como sus movimientos despertaron alarmas entre los bancos, las entidades enviaron consultas respecto al origen de los fondos. Los que respondieron, no todos lo hicieron, aseguraron haber quedado varados en el exterior por la pandemia. La UIF cruzó los datos con migraciones y ninguno de ellos había tenido pasos registrados por fronteras. Es decir, se deduce que a pesar de decir que están en el exterior siguen en el país.
Otro detalle llamó la atención al organismo antilavado. Los consumos que estas personas pagaron en el exterior fueron bienes y servicios que no eran de primera necesidad, o propios de un turista o trabajador fuera del país. Más aún: las sociedades a las que pagaban esos consumos eran empresas a nombre de personas de nacionalidad argentina.
Así, el circuito queda cada vez más claro. Primero se depositaron pesos en cuentas de argentinos sin capacidad económica. Luego, las tarjetas de débito de esas mismas personas gastaron fuera del país, en dólares. Sus consumos no eran esenciales, más que nada servicios. Y, por último, quienes cobraban esos servicios incomprobables eran argentinos.
Al final de todo el “rulo”, las empresas que facturaron los pagos con esas tarjeta de débito tenían dólares en las manos. Dólares comprados al tipo de cambio oficial más Impuesto PAIS.
“El producido de esta operatoria (moneda extranjera obtenida a valor oficial) podría ser reingresado a la Argentina mediante la utilización de diversos mecanismos (formales e informales, como transferencia física en menor medida o mediante sistemas de compensación -dólar cable u operaciones P2P -peer to peer) para luego ser transados en el mercado informal/ilegal a cambio de pesos y volver a desarrollar el ciclo descripto”, detalló el reporte de la UIF.
Ante los reportes de operaciones sospechosas, los titulares de las cuentas dijeron estar varados en el exterior pero Migraciones no tenía registro de que hayan salido del país
El informe sostiene que desde la implementación de un recargo del 35% a cuenta de Ganancias o Bienes Personales a las operaciones cambiarias como las que se concretan cada vez que se hace un consumo con tarjeta de débito en el exterior hizo que la operatoria fuera menos rendidora, lo que redujo la cantidad de operaciones.
Para la UIF, la operatoria permitió a los organizadores –que se deduce no son los titulares de las cuentas– introducir pesos no declarados en el sistema y utilizarlos para comprar dólares. “La información de inteligencia reunida y el análisis practicado permiten concluir que los consumos efectuados en dólares (USD) fueron simulados, realizados con el único fin de lograr introducir fondos de dudosa procedencia que bien podrían provenir del delito de evasión fiscal (por personas que no serían los titulares de los fondos), eludir los controles y fugar divisas al exterior”, aseguró el informe.
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