Pasaron 2.134 días entre la última vez que Débora Giorgi abandonó la sede del Ministerio de Industria en diciembre de 2015, después de siete años a cargo, para que su nombre volviera a sonar para ser funcionaria en la renovada Secretaría de Comercio Interior, en el que había sido nombrado su compañero de gabinete en la municipalidad de La Matanza, Roberto Feletti.
Giorgi, de amplia trayectoria en la función pública, aterrizó nuevamente en el gabinete de un gobierno nacional en un contexto macroeconómico muy distinto, con tres años consecutivos de recesión, una inflación más alta que cuando fue ministra y con una crisis de deuda que todavía busca resolver el Poder Ejecutivo. También su regreso al elenco del equipo económico del kirchnerismo le exigió otra misión: custodiar el nuevo congelamiento de precios que Feletti apuró apenas comenzó su gestión en la secretaría.
A Giorgi le tocó un papel mucho menos protagónico del que tuvo entre noviembre de 2008, cuando reemplazó a José Ignacio de Mendiguren a diciembre de 2015, al frente del Ministerio de Industria. En este caso, coinciden compañeros de gabinete del Frente de Todos y empresarios que mantuvieron reuniones en las últimas semanas con la funcionaria, su rol es más técnico y con un perfil político menos marcado, una tarea que, de hecho, quedó encomendada para Feletti.
El regreso de Giorgi al elenco del equipo económico del kirchnerismo le exigió otra misión: ser la “custodio” del nuevo congelamiento de precios que Feletti apuró apenas comenzó su gestión en la secretaría
La Secretaría de Comercio Interior, que en el organigrama depende del ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, es considerado por algunos miembros del gabinete económico como “una isla”, o un ministerio dentro del propio ministerio, por el peso específico que tiene el área en algunos aspectos de política pública. Para el caso de la coalición de gobierno, el control de precios y la relación con las empresas de consumo masivo es uno de ellos. Según otras lecturas internas, su importancia también responde a la relativa autonomía con la que suelen manejarse los jefes de esa área.
El paso de Paula Español por la secretaría estuvo marcada por el congelamiento de miles de productos en el marco del urgente Precios Máximos que puso en marcha apenas comenzada la pandemia para evitar una estampida de aumentos en las góndolas en medio del comienzo de la crisis sanitaria. La medida se extendió durante todo ese 2020, con flexibilizaciones contadas, y erosionó el diálogo con las cámaras empresarias de alimentos, principalmente.
La medida se desarmó desde 2021 con la puesta en marcha de otra canasta con precios fijos, más enfocada en artículos de primera necesidad, que se llamó Súper Cerca, como complemento a Precios Cuidados, un programa de control ya decano en la política económica y que lleva casi diez años de vigencia. Pero la aceleración de la inflación de septiembre encendió las alarmas en el Gobierno y apuró una renovación en el área, algo que, dicen en el Ejecutivo, ya estaba de todas formas previsto una vez superadas las elecciones legislativas.
“Débora está para hacerle la segunda a Feletti, es una funcionaria súper colaborativa y a Roberto le interesa tenerla ahí porque necesita tener data sobre distintos sectores”, menciona un integrante del Gobierno que la conoce bien de gestiones anteriores. Desde ese despacho oficial eligen destacarle un par de características: “Es una bestia de laburo, es muy fiel al jefe político que tiene y sabe armar equipos de trabajo, algo que fue una carencia” en el Frente de Todos, mencionaban ante Infobae.
Los empresarios consultados por este medio que en las últimas semanas pasaron por Comercio Interior -primero para negociar el congelamiento y luego, ya impuesta la medida por resolución, afinar su implementación- afirmaron que Giorgi encabeza directamente las reuniones de negociación por cuestiones de precios.
“Ella quedó como contacto diario. Le da su celular a todo el que vaya y ofrece su intervención para problemas que las empresas tengan en otras áreas de la administración”, mencionó un ejecutivo de una empresa de consumo masivo alcanzada por el control de precios. Otro empresario, que también estuvo involucrado en la negociación inicial por el congelamiento también le concedió: “Tiene un gran conocimiento de las cadenas de abastecimiento, se nota que ha sido funcionaria de perfil técnico”.
De todas formas, no resulta tan sorpresivo que algunas de los resquemores, más que del sector privado, lleguen desde el propio gabinete económico. Quien en los papeles es el jefe de su jefe, es decir el ministro Matías Kulfas, tiene con Giorgi una relación mucho más distante de la que tiene con Feletti o la que tuvo en su momento con Paula Español. Quizás alguna pista de esa inquina la dé -y que también enmarca la mirada de reojo que el sector oficialista más cercano a Cristina Kirchner hacia el ministro productivo- el libro que Kulfas escribió durante el macrismo para analizar la política económica de los tres gobiernos kirchneristas.
El actual funcionario, en ese sentido, fue muy crítico de algunas de las políticas industriales de ese mandato, principalmente en la segunda mitad de los 12 años de Cristina como presidenta, lo que pone de manifiesto sus críticas a Giorgi. En ese sentido, Kulfas cuestionó, por ejemplo, el fuerte déficit de divisas de la industria que en 2010 pasó de ser de poco más de 6.000 millones de dólares en 2010 hasta los 15.400 millones de dólares en 2013, según el ministro.
En ese sentido, en Los tres kirchnerismos (el nombre del libro escrito por el actual ministro), criticó: “Una parte significativa de la política industrial se destinó a fortalecer un régimen productivo que generó un considerable déficit de divisas, descuidó los componentes más sofisticados de la producción nacional, no logró el objetivo de generar una plataforma regional de exportación de autopartes y estimuló un estilo de desarrollo más asociado a procesos de fragmentación social que a los modelos inclusivos que adoptaron otras facetas de la política económica”.
Además de cuestionar la política energética y el polo industrial fueguino, Kulfas fue terminante en su libro, sin nombrarla, con la gestión Giorgi. “Hubo una multiplicidad de acciones y programas, pero faltó una institución coordinadora con criterio estratégico. Ese papel podría haber sido cubierto por el Ministerio de Industria, pero adoleció de una mirada muy poco innovadora”, concluyó.
Los empresarios consultados por este medio que en las últimas semanas pasaron por Comercio Interior -primero para negociar el congelamiento y luego, ya impuesta la medida por resolución, afinar su implementación- afirmaron que Giorgi encabeza directamente las reuniones de negociación por cuestiones de precios
Otro funcionario nacional ironizaba hace algunas semanas una vez que se conoció la llegada de la ex ministra al equipo económico: “El país no podía privarse de contar con los éxitos de Débora Giorgi”. En el gabinete le reconocen a Giorgi “disciplina política” y que “conoce las particularidades de las relaciones con el mundo industrial”.
La llegada de dos funcionarios que habían tenido altos puestos en el gabinete económico en el pasado -Giorgi como ministra y Feletti como viceministro de Economía- disparó las especulaciones sobre las ambiciones políticas de los dos en esta nueva etapa de gobierno del Frente de Todos. “Tiene una autoestima importante. Pero tiene la personalidad como para bancarse 6 años jugando en la B Metropolitana y no se le cayeron los anillos”, graficó otra fuente oficial.
Una particularidad de Giorgi es que su nombramiento, a diferencia de Feletti, de su subsecretario de Políticas para el Mercado Interno, Antonio Mezmezian y de la subsecretaria de Acciones para la Defensa de las y los Consumidores, Georgina Pessagno, todavía no pasó por el Boletín Oficial, aunque aseguran desde Gobierno que ese tipo de designaciones “puede tardar algún tiempo”. Tampoco figura la ex ministra como funcionaria en la página web de la Secretaría de Comercio ni en el “mapa del Estado” elaborado por Jefatura de Gabinete.
En 1989, Giorgi fundó la consultora Alpha Estudio de Economía y Negocios SA. También fue socia de González Fraga Macroeconomía SA, con Javier González Fraga, titular del Banco Central en el menemismo y del Banco Nación en el macrismo.
Durante el gobierno de Fernando De la Rúa, ocupó sucesivamente las secretarías de Industria y Energía. De 2002 y 2005 fue directora del Centro de Estudios para las Negociaciones Internacionales (CENI) de la Unión Industrial Argentina (UIA). Desde 2005 se desempeñó como Ministra de Asuntos Agrarios y Producción de la Provincia de Buenos Aires, bajo las gobernaciones de Felipe Sola y Daniel Scioli.
En noviembre de 2008, fue designada por la presidenta Cristina Kirchner como ministra de Industria, cargo que mantuvo hasta 2015. Con el cambio de gobierno nacional, pasó a ser secretaria de Producción del Partido de La Matanza en el gabinete formado por la intendenta Verónica Magario.
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