El informe del Indec correspondiente al primer semestre 2021 difundido el 30 de septiembre pasado sigue danto tela para cortar sobre el dramático cuadro socioeconómico de casi 20 millones de argentinos
La investigadora Laura Caullo analizó los datos, trazó las series desde 2010 y comprobó que si bien la tasa de pobreza del primer semestre de este año descendió 0,3 puntos porcentuales (de 40,9 a 40,6%) respecto de igual período de 2020, en 3 de cada 4 aglomerados urbanos relevados por el Indec en todo el país la tasa de pobreza aumentó. A continuación, los señalamientos contenidos en un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea.
1-Por ciudades
Los estudios semestrales de pobreza e indigencia del Indec relevan 31 aglomerados urbanos de todo el país, que incluyen 9,3 millones de “hogares” y 28,9 millones de habitantes. Los datos indican que de ese total, 2,9 millones de hogares y 11,7 millones de personas viven en la pobreza, lo que proyectado al conjunto del país implica que 18,5 millones de argentinos viven en la pobreza y que, de ellos, 4,9 millones son directamente indigentes, no llegando a cubrir sus necesidades alimentarias.
Si bien la tasa de pobreza disminuyó levemente, producto del saldo de cambios ocurridos entre los diferentes períodos: mayor flexibilización sanitaria y de actividades económicas, menor ayuda estatal (cese de los programas IFE y ATP), mejora de ingresos nominales y aceleración de la inflación. De este modo, la pobreza se ubicó 13,5 puntos porcentajes por sobre el primer semestre 2018, producto de que en ese trienio 6,4 millones de personas cayeron por debajo de la línea de pobreza.
Incluso la caída de la tasa interanual de 2020 a 2021 (40,9 a 40,6%) encubre un deterioro generalizado, señala Caullo. En el último año la pobreza subió en 23 de los 31 aglomerados urbanos relevados, en dos de ellos aumentó más de 10 puntos porcentuales y en otros ocho lo hizo entre 5 y 10 puntos. Donde más creció fue en Bahía Blanca (14,4 puntos) y Catamarca (10,8 puntos), en solo ocho localidades la tasa de pobreza descendió y en solo tres el descenso fue significativo: CABA (-19,8 puntos), Comodoro Rivadavia (-11) y Viedma (-8,7). Un caso particularmente dramático es Formosa: en esa capital provincial la indigencia pasó de alcanzar el 8,8 al 15,8% de la población.
2-Por regiones
La pobreza aumentó en 4 de las 6 regiones en que el Indec divide el país y la indigencia en 5 de las 6 regiones. Las únicas en que, según las estadísticas oficiales, la tasa de pobreza decreció fueron la Patagonia (-2,6 puntos) y el Gran Buenos Aires (-2,4). El GBA fue también la única en que descendió la tasa de indigencia, pero muy levemente, de 11,7 a 11,5 por ciento.
El Noreste Argentina (NEA) es la región de mayores tasas de pobreza (45,4%) e indigencia (11,7%) del país y la que más empeoró sus niveles de bienestar social fue la Pampeana, donde la pobreza aumentó en 2,3 puntos y la indigencia 3,9 puntos.
Estos indicadores, subraya Caullo, relevan carencias monetarias, pero puede haber programas provinciales (alimentos, boletos de transporte, etc) no monetarios que atenúen la situación y que si se monetizaran harían más amplias las diferencias regionales.
3-Indigencia
La tasa de indigencia aumentó levemente entre los primeros semestres de 2020 y 2021, de 10,5 a 10,7% lo que significa que 4,9 millones de personas no cubren sus necesidades alimentarias. Al igual que la de pobreza, la tasa de indigencia aumentó de modo casi constante y se más que duplicó en los últimos tres años, de 4,9% en la primera mitad de 2018 a 10,7% en igual período de 2021, resultado del pasaje de 2,7 millones de personas de la pobreza no indigente a la pobreza indigente. Esto es, pobres cuyos ingresos no alcanzan a cubrir la canasta básica alimentaria.
4-Brechas
Entre los datos menos atendidos sobre la situación socioeconómica medida por ingresos son las llamadas “brechas” de pobreza e indigencia, que miden la diferencia entre el ingreso promedio de una persona pobre o indigente respecto de, en cada caso, el valor de la “Canasta Básica Total” (línea por debajo de la cual una persona cae en la pobreza) y la “Canasta Básica Alimentaria” (línea demarcatoria entre pobreza e indigencia). En definitivas, estas “brechas” equivalen al aumento mínimo que tienen que tener un pobre o un indigente para dejar de serlo.
Un hogar pobre promedio de 4 personas (aunque las familias pobres tienden a ser más numerosas) necesitaría mejorar sus ingresos en más de $ 100.000 al mes solo para dejar de ser pobre, a razón de $ 25.186 por cada miembro del grupo
El informe del Indec precisa que el ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue en el primer semestre de $ 37.803 mensuales, contra una Canasta Básica Total de $ 62.989, lo que significó “una reducción de la distancia entre los ingresos de los hogares pobres y la CBT respecto del segundo semestre de 2020″. Esa aparente mejora señalada por el informe oficial, sin embargo, no logra disimular que, como destaca Caullo, la brecha es de $ 25.186 en promedio para los pobres y de $10.134 promedio por indigente.
Traducido a lenguaje cotidiano, significa que un hogar pobre promedio de 4 personas (aunque las familias pobres tienden a ser más numerosas) necesitaría mejorar sus ingresos en más de $ 100.000 al mes solo para dejar de ser pobre, y que un hogar indigente de 4 personas necesitaría mejorar sus ingresos en poco más de $ 40.500 al mes para pasar de “indigente” a la condición de “pobre no indigente”.
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