El proyecto de Ley sobre Etiquetado Frontal de Alimentos, que cuenta con media sanción del Senado, advierte sobre los excesos en sus componentes sobre azúcares, sodio y grasas saturadas, entre otros, con el objetivo de permitir a la población conocer el detalle de algunos componentes clave de los productos que consume.
Tras el intento frustrado para debatirlo y aprobarlo a principios de mes, donde el Frente de Todos no logró conseguir el quórum necesario para habilitar la sesión especial, volverá a ser tratado hoy en Diputados:
Los principales puntos del proyecto:
- Advierte a consumidores sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales.
- Está dirigido a fabricantes, fraccionadores y envasadores que distribuyan, comercialicen o importen, que hayan puesto su marca o integren la cadena de comercialización de alimentos y bebidas analcohólicas de consumo humano, en todo el territorio de la República Argentina.
- Los alimentos y bebidas analcohólicas envasados y comercializados en la Argentina deben colocar leyendas como “Exceso en azúcares”, “Exceso en sodio”, “Exceso en grasas saturadas”, “Exceso en grasas totales”, y/o “Exceso en calorías”.
- El sello adoptará la forma de octógonos de color negro con borde y letras de color blanco en mayúsculas.
- El tamaño de cada sello no será nunca inferior al 5% de la superficie de la cara principal del envase.
- No podrá estar cubierto de forma parcial o total por ningún otro elemento. En caso de que el área de la cara principal del envase sea igual o menor a 10 centímetros cuadrados y contenga más de un sello, la autoridad de aplicación determinará la forma adecuada de colocación de los sellos;
- Se exceptúa de la colocación de sello en la cara principal al azúcar común, aceites vegetales y frutos secos.
Con relación a la discusión de la iniciativa, empresas de Estados Unidos en el país manifestaron su rechazaron en su momento. Así, la Cámara de Comercio de EEUU en Argentina (AmCham) alertó que el proyecto que busca tratar el Congreso traerá aparejados “obstáculos al comercio y la producción”.
La declaración de la AmCham advirtió que en el proyecto “hay una simplificación en la cual se busca el no consumo de ciertos alimentos, dejando de lado la posibilidad de educar en torno a la temática en cuestión”.
Consideró que el proyecto debería armonizarse con los otros países del Mercosur y alerta que prohíbe “otras menciones nutricionales, así como está definido en la norma y no permite comunicar al consumidor productos enriquecidos o fortalecidos con vitaminas, minerales o fibra”. Y añadió también que el plazo de 180 días que otorga el proyecto para adaptarse a la ley es “exiguo” y señaló “los procesos de adaptación y transición llegan hasta los 2 años”.
En tanto, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) emitió este año un comunicado en el que asegura que “los modelos aislados que preconizan la demonización de los alimentos, lejos de cumplir sus objetivos constituirán un daño en los consumidores al proporcionar información incorrecta”.
Mientras que el Centro de la Industria Lechera (CIL) señaló, por otro lado, que la medida pondrá a la Argentina ‘’en inferioridad de condiciones respecto de los otros países, ya que un mismo producto lácteo en la Argentina llevaría dos sellos y en Brasil ninguno”.
Cabe recordar que el proyecto de etiquetado frontal que avanza en la Argentina replica los esquemas que ya se implementaron en otros países. Chile (2016), Uruguay (2018), Perú (2019) y México (2020) son los países de la región con esquemas de advertencia similares al que se propone localmente.
En Uruguay, un estudio de UNICEF encontró que, luego de su puesta en marcha, un 18% de los consumidores optó por no comprar un producto con octógonos y un 23% se decidió por opciones libres de advertencias.
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