El ministro de Economía, Martín Guzmán, anticipó días atrás que la inflación de agosto se ubicaría, por primera vez en largos meses, por debajo del 3%, resultado de un proceso de leve desaceleración que los precios comenzaron a mostrar desde que el Gobierno le puso un freno al tipo de cambio oficial, en marzo pasado. Pero la batalla contra la suba de precios en los alimentos sigue firme, ya que el rubro viene creciendo por encima del índice general desde hace ya varios períodos. El oficialismo llega a las elecciones primarias con una tibia mejora en materia de inflación, pero con una importante deuda pendiente en el rubro alimenticio, que afecta en mucho mayor medida al segmento de la población más vulnerable.
Varias fueron las causas de la disparada, pero una de las más importantes tuvo que ver con el fuerte incremento en el valor de los commodities a partir del año pasado por la pandemia y la acumulación de retrasos en el traslado de los costos por parte de las empresas a raíz de los precios máximos. Con la excepción de los productos estacionales, el año pasado los precios de los alimentos estuvieron bastante contenidos pese al contexto, pero a partir del último trimestre de 2020, y más especialmente este año, los ajustes se sintieron fuerte. Primero, las compañías fueron encontrando agujeros para poder aumentar, y luego fue el propio Gobierno el que liberó los Precios Máximos y comenzó a permitir incrementos mayores.
Desde la Secretaría de Comercio, que dirige Paula Español, digitan las subas de forma bimestral (con máximos de 9%, según el rubro) y además han reforzado los programas como Precios Cuidados, en las grandes cadenas de supermercados, y Súper Cerca, para el caso de los almacenes y autoservicios de barrio. No obstante, las cifras que mensualmente publica el Indec siguen superando el 3%. Para agosto, los números de las consultoras privadas indican que los alimentos subieron entre 3,2% y 3,4%, frente a un IPC general que se ubicaría en torno al 2,8%/2,9 por ciento.
En este contexto, ¿cuáles fueron los productos que más subieron en los últimos doce meses? Si bien aún no se conocen los números oficiales de agosto, los de julio muestran que el rubro cárnico es uno de los que picó en punta respecto del 2020. Si bien en los últimos dos meses -julio y, según dijo el Gobierno, también agosto- dejó de subir, en el séptimo mes del año el precio del kilo de asado se ubicaba en poco más de $678, frente a los $342 que valía el mismo mes de 2020. Es decir que en un año trepó 98%. En plena campaña, las autoridades adjudicaron la merma en el valor de la carne a las restricciones a las exportaciones, pero la caída -al menos la de julio respecto el precio de junio- fue casi nula.
El resto de los cortes de carne que releva el Indec (carne picada común, paleta, cuadril y nalga) también treparon fuertemente en un año (más de 80%). También trepó casi 70% el kilo de pollo entero. De $ 114,78 que valía en julio del 2020, este año se ubicó en $ 193,66. Y el mismo camino tuvo el valor del filet de merluza, al trepar de $379 el kilo el año pasado a $653 (72%), según el organismo estadístico.
En el caso de los lácteos, el producto que más subió de la lista que publica el Indec es el queso pategrás (74%), al subir de $699 el kilo a $ 1218. El sardo y el cremoso se incrementaron poco más del 60% en un año, mientras que la manteca subió 58%. Hoy el paquete de 200 gramos cuesta cerca de $ 200. En cuanto a la leche, la fresca entera en sachet se incrementó en un año 52% (aumentó de $55,89 a $84,92 el litro), mientras que la que es en polvo, 50%.
Otro de los alimentos que subió bastante más que la media del rubro fue el aceite de girasol. La botella de litro y medio costaba en julio de 2020 $153,39, valor que se elevó a $251,84 en doce meses (64%).
En la comparación interanual, también subieron fuertemente los productos estacionales, como las frutas y las verduras. A julio, lideraba la suba de precios el tomate redondo, cuyo valor trepó 118% en un año. De costar $74 el kilo en julio de 2020, este año subió a $161,55. Le siguió la manzana deliciosa, con un aumento en doce meses del 91%; y en tercer lugar se ubicó el limón, con un alza del 74 por ciento.
Finalmente, otros productos de la canasta alimenticia que subieron bastante más que el promedio fueron el vino común y la yerba mate. En el primer caso, el litro pasó de valer $67,30 a mediados del año pasado, a $139 el mismo mes de este año. Mientras que en el caso de la yerba, el paquete de 500 gramos subió en un año de $119,62 a $203,38 (70%).
“Lo que estamos viendo es una paulatina desaceleración en el ritmo de aumento de precios de los alimentos. De acuerdo con nuestro relevamiento, habrían subido en agosto un 3,3% (por debajo del 3,6% que se incrementaron en julio en GBA) y nuestra primera estimación para septiembre es 2,9%. Entonces, si bien es alarmante que los alimentos sigan mostrando aumentos por encima del promedio del índice, ya que ello implica que los incrementos afectan al sector más vulnerable de la población, el segmento parecería comenzar a mostrar una cierta desaceleración”, afirmó a Infobae la economista Milagros Suardi, de la consultora EcoGo.
Agregó que los rubros que vienen traccionando la inflación en alimentos este año son los “últimos que salieron de los acuerdos de precios, como panificados, lácteos y aceites”, mientras que en el caso de la carne, “se ve una tregua en el aumento de los valores al público en los últimos dos meses”.
A su turno, Guido Lorenzo, de la consultora LCG, afirmó: “La inflación de servicios básicos crece por encima del índice general, por lo que está deteriorando la capacidad de consumo de los estratos más bajos. La inflación para los primeros deciles que consumen alimentos y bebidas en una proporción mayor de su canasta se vieron perjudicados por encima de lo que indica la inflación promedio”.
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