La decisión del Gobierno nacional de restringir las exportaciones de carne vacuna que impuso desde mediados de mayo último, no solo significa la intervención estatal en una cadena agroindustrial en particular, sino que también representa distorsionar el mercado emblema de los argentinos, aquel del cual muchos se jactan ante el mundo por su calidad. Pero más allá de ese impacto simbólico, cercenar el frente externo de la actividad ya provocó fuertes pérdidas para todos los actores del sector, que no solo se traduce en menores ingresos para la industria o la ganadería, sino también en la potencial eliminación de puestos de trabajo en las economías regionales, tanto en la cadena de valor como en la distribución y el consumo interno.
Cuando el último martes los ministros de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, decidieron prorrogar las limitaciones para exportar carne vacuna por dos meses más, hasta el 31 de octubre, la totalidad de la cadena entendió que dicha acción fue la gota que terminó de rebalsar el vaso, sobre todo el sector productivo, el cual fue apartado de cualquier negociación al respecto. Así fue como la Mesa de Enlace anunció ese día que llevará adelante un plan de lucha y se habló de cese de comercialización, aunque no ahondaron en detalles.
El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna informó que en julio el precio promedio del producto tuvo una suba del 84,4% respecto a igual mes del año previo
El Gobierno, sobre todo en estos meses de elecciones, no tiene entre sus planes una eventual liberación del cepo que derive en un nuevo salto en los precios de la carne. Es más, algunos funcionarios se ufanan de haber logrado “estabilizar” los mismos y consideran que esta medida debe continuar para lograr una profundización. Lo cierto es que según cálculos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (Ipcva) en julio el precio promedio de la carne tuvo una suba del 84,4% respecto a igual mes de 2020, pero si se compara con junio mostró un retracción del 0,9 por ciento. Aunque ínfimo, es la primera contracción del valor en el mostrador en muchísimos meses y a eso es a lo que apuesta el Poder Ejecutivo.
De todas maneras, lo que parece no medir la administración del presidente Alberto Fernández es el impacto que la medida produce tanto en el nivel de actividad como de ingresos a los diferentes actores de la cadena. La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) estimó que en exportación se perderán USD 80 millones por mes y que los productores, por la caída en el precio de la hacienda, calculada en un 15% desde que comenzó la medida, registran pérdidas por $6.500 millones cada 30 días. Por su parte, la Sociedad Rural Argentina (SRA) consideró que desde mediados de abril hasta el 31 de agosto la cadena de la carne vacuna perdió USD 1.084 millones.
No obstante, en diálogo con Infobae, el consultor ganadero Víctor Tonelli explicó que ese monto calculado por la SRA puede ser aún mayor, ahora que las restricciones se prorrogaron. “Es un panorama cada vez más oscuro. Días atrás la Rural presentó una estimación muy precisa y prolija del perjuicio que se había generado en tres meses, pero ahora se postergó por dos meses más, de modo tal que de continuar con ese prejuicio y sin pensar en que se va a agravar aún más, cuestión que va a pasar, ya estamos hablando de USD 1.650 millones en pérdidas”. Y vaticinó que “lo más grave para el trabajador está por venir ahora” al hacer referencia de la inestabilidad laboral que tendrán los empleados del sector por las medidas gubernamentales.
La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina estimó que en exportación se perderán USD 80 millones por mes
Por otro lado, Tonelli observó como otro gran efecto adverso el desincentivo que trajo la intervención a las inversiones productivas, en especial, del ganadero. En ese sentido, expresó que “el productor ya dejó de invertir, y, lo que es peor, es que justo en este momento, cuando decide lo que va a sembrar en octubre o noviembre para reserva forrajera, van a pasar directamente a siembras agrícolas para la venta de grano. Eso significa menos superficie dedicada a la ganadería y caída del stock y eso ya se está viendo”.
Demasiado costo para bajar la inflación
Respecto al efecto que la medida pueda tener en el precio de la carne, el especialista opinó que “no importa” a qué valor se ofrezca ya que “pasado el día 15 en el mes ya no hay dinero en el bolsillo para compararla, por lo cual el Gobierno se ufana de parar el precio de la carne con un desastre que costó USD 1.000 millones y que, en el mejor caso lo hicieron, pero no por el cierre sino porque el poder adquisitivo está por el cuarto subsuelo”.
No obstante advirtió Tonelli que “lo que uno prevé para adelante es que es muy probable que el poder adquisitivo siga cayendo y que el precio no suba por los próximos uno o dos meses, pero después ‘agarrate Catalina’ porque en noviembre y diciembre no va a haber hacienda. Uno ve los datos de cierre de los feedlot que han caído dramáticamente y están indicando que la salida de la oferta en estos meses va a ser muy mala y en plena época de mayor consumo y demanda los precios van a subir, aun cuando el poder adquisitivo esté deteriorado, porque la oferta va a ser insuficiente”.
El economista jefe de FADA, David Miazzo, coincide en que la pérdida del poder adquisitivo se constituye en el principal problema a la hora de que la población pueda acceder a la carne, y que dicho inconveniente continuará, lo que podría dar lugar a la extensión de este tipo de medidas. “Este problema tiene tres orígenes: por un lado, el precio de la carne en sí mismo; por otro, la inflación en general que deteriora los ingresos; y, sumado a estos, que los salarios desde 2018 vienen perdiendo contra esta. Entonces, en el fondo, es una cuestión de poder adquisitivo, que perdió 20% desde enero de 2018 a la fecha”.
“Con una caída del poder adquisitivo cayó el consumo por habitante casi 10 kilos en un año” (Miazzo)
“Este tema detonó la discusión, porque, en un principio, venía siendo el precio de la carne, pero con una caída del poder adquisitivo cayó el consumo por habitante casi 10 kilos en un año y eso dio lugar a la medida. La cuestión es que el problema va a seguir existiendo después de las elecciones y durante 2022, porque no hay nada que nos diga que vamos a empezar a recuperar el poder adquisitivo, porque la economía no está creciendo. Entonces, mi miedo es que como el problema del poder adquisitivo va a seguir existiendo, el Gobierno va a estar motivado a seguir con políticas de este tipo en este sector o con controles de precios en otros”, concluyó Miazzo.
Puestos de trabajo
En base a datos de FADA la cadena cárnica genera más de 400.000 empleos a lo largo y ancho del país, de los cuales 100.000 se vinculan con el circuito de exportación, y, justamente esto fue lo que el grueso del sector advirtió desde un principio: la importancia de cuidar la cantidad de mano de obra que emplea, ya que con las medidas restrictivas en el frente externo, dichos puestos se podían poner en peligro.
La cadena cárnica genera más de 400.000 empleos a lo largo y ancho del país, de los cuales 100.000 se vinculan con el circuito de exportación
Si bien hasta el último martes no se había producido despidos considerables (pero sí duras rebajas salariales), tras la extensión de la intervención 150 trabajadores fueron desempleados en Santa Fe y corren riesgo 10.000 puestos más en la provincia, según denunció el titular del Sindicato de la Carne de Santa Fe, Daniel Roa.
En declaraciones a este medio, el secretario general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Carne y Afines de la República Argentina (Fesitcara), Gabriel Vallejos, consideró que las restricciones a la exportación afectan directamente a los trabajadores. “Si bien recién ahora empezaron a haber suspensiones de contratos y algunos despidos por goteo, desde que arrancó fue perjudicial para los trabajadores porque al bajar el nivel de faena automáticamente muchos empleados quedaron en garantía horaria, lo que significa un 50% de rebaja salarial”.
“Desde que arrancó la restricción fue perjudicial para los trabajadores porque al bajar el nivel de faena automáticamente muchos empleados quedaron en garantía horaria, lo que significa un 50% de rebaja salarial” (Vallejos)
En este sentido, comentó que “lo que nos llama mucho la atención es que el Gobierno nunca nos invitó a una mesa a discutir cómo seguíamos, qué iba a pasar con los laburantes, que dentro de esta cadena fueron los más damnificados. El ganadero a la vaca, en algún momento, la va a vender; los frigoríficos se stokean y, en algún momento, a la carne la van a vender; pero los trabajadores hace cuatro meses que venimos perdiendo plata”.
“La situación se va a agravar para el laburante. Conociendo un poco del paño, los empresarios te van a pagar garantía dos o tres meses y después no. Esto ya nos pasó en 2006, cuando perdimos más de 15.000 puestos de trabajo. Esta receta ya fracasó y todavía no entendemos cómo insisten con esto. Lo más lamentable es que no contemplaron a los trabajadores. ¿Cómo se permitió que se le reduzca el sueldo a los laburantes por debajo de la línea de la pobreza? La semana que viene nos juntamos con todas las filiales y vamos a evaluar cómo sigue pegando esta medida en las plantas y vamos a ver qué hacemos”, concluyó.
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