El primer paso hacia la intervención del mercado ganadero y de la carne vacuna concluye hoy, con el vencimiento de la suspensión de exportaciones que dispuso el Gobierno nacional por 30 días en pos de bajar los precios internos del alimento favorito de los argentinos. La medida, oficializada el 20 de mayo, dejó una fuerte huella en el sector, con daños que no podrán saldarse a corto plazo y existe el temor por la vuelta de una política que entre 2006 y 2015 arrojó la pérdida de más de 10 millones de cabezas, cierre de frigoríficos y menos trabajadores en el sistema laboral.
Hasta el momento, la medida no logró su objetivo de hacer bajar el precio de la carne al consumidor. Según el índice de inflación del mes pasado, que publicó el INDEC esta semana, el precio de la carne vacuna y derivados aumentó en promedio el 4,4%, con acumulado del 72,9% interanual. Evidentemente, hay un problema con el alza en los valores de este producto, porque no solo se encuentra casi 25 puntos por encima de la inflación general (48,8% interanual en mayo), sino también porque es uno de los alimentos de consumo masivo que más aumentó.
Lo que sí hubo en estos primeros 30 días de intervención del mercado de la carne vacuna fueron consecuencias negativas tanto en el sector ganadero como en el industrial y que, en algunos casos, serán de difícil resolución en un futuro cercano. En primer lugar, Argentina se perdió de exportar USD 200 millones, a razón de USD 50 millones por semana, según cálculos realizados por el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo.
En segundo término, se registró un fuerte impacto en la confianza del productor y del industrial, sumando una fuerte dosis de incertidumbre, lo que paraliza y paralizará cualquier inversión productiva. En tercer lugar, aportó inestabilidad laboral y caída en los ingresos de los trabajadores, ya que varios frigoríficos dejaron de trabajar al 100%. Y, por último, dejó una muy dañada imagen para el país como proveedor confiable de carne vacuna.
Incertidumbre e impacto en la hacienda
La certidumbre y las reglas de juego claras son vitales para cualquier negocio que se quiera llevar a cabo. Lo contrario, la incertidumbre, es un lastre demasiado pesado de llevar, que a larga se hace muy difícil de soportarlo y que actúa como un disuasivo para las inversiones. La decisión de Argentina de suspender las exportaciones, definitivamente, va por ese lado.
En diálogo con Infobae, el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA), Daniel Urcía, consideró que este parate aportó inestabilidad al sector, afectando las inversiones. “Hubo un desacelere y la falta de información para poder planificar la actividad a futuro, transformándose en uno de los principales impactos”. En la misma línea, el dirigente empresario consideró a la medida oficial como “un freno de mano y ahora no sabemos cómo seguimos. Se cambiaron las reglas de juego. Esto genera una incertidumbre muy grande y un freno en las inversiones. Se terminó generando un parate en todo lo que sea inversiones”.
Para el consultor y analista ganadero, Victor Tonelli, la prohibición impactó en las decisiones futuras del productor, que tendrá como desenlace una caída en los rodeos. “En primer lugar, se generó una incertidumbre muy fuerte en el sector ganadero, y eso ya es irreversible. Que el Gobierno haya intervenido de la manera brutal e intempestiva en que lo hizo, dañó las decisiones del productor de cara a lo que van a hacer las nuevas planificaciones de siembra con el valor que tienen los granos”.
“Por lo tanto, aquellos que tienen campos mixtos y estaban pensado eventualmente en hacer algún verdeo de verano o alguna pastura para el otoño (para alimentación animal), va a volcar eso a hacer soja o maíz y eso significa menos superficie ganadera y reducción de los stocks. ¿En cuánto? Eso se verá, pero la decisión del productor frente a las dudas que le plantea el Gobierno, van a ser irreversible”, concluyó.
En cuanto al efecto de la suspensión en los precios de la hacienda, Tonelli puntualizó que “por ahora, el sector más afectado es la cría, con los descartes de la vaca de refugo y los tambos”. Tanto para los productores de ganado como los lácteos, aquellas vacas improductivas, tenían como destino el mercado de exportación, mayormente con destino a China. En este sentido, el especialista marcó que en estos días, ese segmento tuvo una “una pérdida importante”, con un fuerte impacto en los productores. “Los pocos que vendieron, lo perdieron entre un 20% o 25%, que para la ecuación de la cría y del tambo era muy importante”.
Miazzo coincidió con Tonelli en afirmar el impacto negativo que tuvo en el precio de la vaca, al que le sumó bajas en el novillo. Por otro lado señaló que “por suerte, no se vieron grandes bajas en terneros, pero sí se observaron menores negocios en la venta de vientres. Ahí se vio una mayor cautela, aunque no se tradujo en bajas sustanciales de precios”.
Impacto laboral
En Argentina existe un número considerable de frigoríficos cuyas operaciones son mayormente para exportación, cuando no en su totalidad, por lo que este cese les pegó de lleno, más allá de que el Gobierno permitió que los envíos que ya contaban con un permiso de exportación se hagan y que tampoco se prohibieron los cargamentos cuyo destino se encontraba en la Cuota Hilton, la 481 o a Estados Unidos, lo que posibilitó que algunos siguieran trabajando.
Pero, como es obvio, lo que afecta a la empresa, afecta a sus trabajadores, los cuales casi siempre son el eslabón que primero recibe los daños. Si bien todavía FIFRA no realizó un relevamiento respecto a suspensiones o despidos en el sector, y no se conoce alguno realizado por otras entidades, lo que sí se da por sentado es que los operarios han visto afectados sus ingresos.
“A nivel laboral, el trabajador de los frigoríficos exportadores perdió plata con el cese de exportaciones, porque una cosa es el salario normal y habitual, que lo cobró, pero sí tuvo disminución por el lado de los incentivos de calidad y de producción, porque no lo hubo”, sostuvo Urcía.
En este sentido, el dirigente empresarial explicó que “los trabajadores gastan en función de esos incentivos y, de un día para otro, no están, perdió plata. Hay empresas donde afectó más y otras menos. En esta semana hay días en que algunos frigoríficos no faenaron, o que el turno de despostado no trabajó. La casuística es grande”.
Por su parte, Tonelli da por sentado la pérdida de puestos de trabajo en el sector. “Va a haber una reducción significativa del empleo porque plantas que venían trabajando al 100% bajarán entre el 70% al 50% dependiendo de la actividad que tenían. Afectará no solamente en el número de trabajos en los que reducirá la planta, sino que además en el salario, porque una parte no menor de la paga que recibe el trabajador está vinculado al volumen o productividad, las dos cosas que van a caer y que ya impacta en el salario”.
Impacto internacional
Hay una frase que explica de manera perfecta el ida y vuelta frecuente de nuestro país en el mercado de la carne vacuna (y en otros también) ya que, además, proviene de una parte damnificada: “No puede ser que cada vez que le da ganas a la Argentina, Israel se queda sin carne”, dijo la embajadora israelí en Argentina, Galit Ronen, respecto a la decisión oficial. Nos pinta de cuerpo entero.
En esta misma línea se expresó Tonelli. Para el especialista, la decisión del Gobierno nacional “generó una falta de confianza (en el mundo) por el incumplimiento intempestivo de la Argentina. En China ya salieron a buscar mayores provisiones de países como Uruguay y Brasil, a buscar reemplazo. Lo mismo con la carne kosher. Ya no se genera desconfianza, sino falta de credibilidad”.
Por último, Urcía marcó: “En el comercio internacional, la sensación que uno más recoje es de asombro. No lo pueden entender. Entonces, la imagen que dejamos es de un país poco serio, poco confiable. Es una verdadera lastima”.
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