Tras las fuertes subas registradas en el último mes, los precios internacionales de los principales productos de exportación del sector agroindustrial mostraron un retroceso hasta al menos la primera mitad del mes de junio. Una situación que impacta en los ingresos al país, en medio de una situación económica muy compleja y donde se depende cada vez más del aporte del campo.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el precio de la soja el 15 de junio cerró en USD 539 la tonelada, reflejando una caída de USD 70 por tonelada desde el 12 de mayo a la fecha. Por otro lado, el último registro de maíz se ubicó en USD 264 la tonelada, implicando un retroceso de USD 39 la tonelada desde el máximo alcanzado el 7 de mayo, cuando llegó a 304 dólares la tonelada. Y en el caso del trigo, hubo una merma de USD 39 la tonelada desde los inicios de mayo y culminando el 15 de junio en USD 244 la tonelada.
A partir de la caída de los precios, la Bolsa de Rosario proyecta exportaciones totales de la Argentinas que llegarían a USD 67.620 millones de dólares, representando un recorte de 1.050 millones de dólares en relación a la estimación presentada en mayo pasado. Pese a esto, el incremento interanual en el valor de las exportaciones argentinas sería del 23% y ascendería a USD 12.730 millones respecto al año 2020.
En lo relacionado a las exportaciones agroindustriales, con el actual nivel de precios, la BCR proyecta ingresos por USD 35.058 millones, son unos 1.687 millones de dólares menos que lo proyectado en mayo. En ese sentido, las exportaciones del complejo soja alcanzarían USD 22.325 millones, con la harina/pellets de soja destacándose como el principal producto de exportación, aportando un 53% del total. Y si se mantienen los actuales valores, el mencionado sector aportaría 8.025 millones de dólares más que en 2020.
A todo esto, la cadena del maíz generaría un ingreso de divisas de USD 8.423 millones, casi USD 300 millones menos que lo estimado el mes anterior, consecuencia de la citada caída en las cotizaciones. De todas maneras, a los precios actuales el maíz estaría en condiciones de aportar USD 2.400 millones más que lo ingresado el año pasado.
En cuanto a las exportaciones “netas” del sector agroindustrial argentino (descontando importaciones temporarias de soja), estas alcanzarían USD 32.825 millones para el año 2021. Esto representa un recorte de USD 1.737 millones de dólares respecto de la estimación de mayo y USD 10.800 millones más que el valor de exportaciones netas alcanzado durante el 2020.
Ranking
Días atrás, la Bolsa de Rosario también presentó el podio del ranking de exportadores de la campaña 2019/20 está ocupado por tres empresas de capitales extranjeros, las cuales realizaron embarques por 34,8 millones de toneladas, más de un tercio del total despachado por el país.
El primer puesto fue de la empresa estadounidense Cargill, con 12,7 millones de toneladas. El gigante americano, que a pesar de su tamaño no cotiza en bolsa, recuperó la cabecera del ranking tras ser desplazada en la campaña 2018/19 por la china COFCO, que volvió a posicionarse como segunda en importancia, con 11,7 millones de toneladas. En tercer lugar se posicionó Oleaginosa Moreno con 10,4 millones de toneladas, propiedad de la internacional Viterra (antes Glencore).
Recién en el sexto puesto, tras ADM y Bunge, se encuentra la primera compañía de capitales nacionales, como lo es AGD, con 7,4 millones de toneladas comercializadas, y en octavo la cooperativa ACA, con 6,1 millones, seguida por Molinos Agro, con 5,7 millones. “Se puede decir que los primeros puestos del ranking se encuentran ocupados por el llamado ABCD+ (grupo conformado por las siete global trading companies Cargill, ADM, Bunge, Wilmar, LDC, Glencore y COFCO) de empresas exportadoras multinacionales de granos”, sintetizó la BCR.
Si se hace un desglose por exportación de los diferentes granos y subproductos, las posiciones en el ranking varían, aunque no en gran medida. Por ejemplo, en las harinas, excluyendo la de trigo, el primer puesto se lo lleva Oleaginosa Moreno con 5,91 millones de toneladas, seguido AGD, con 3,56 millones y Cargill, con 3,06 millones. A la lista del poroto sin procesar la encabeza COFCO, con 1,21 millones de toneladas, secundado por ADM con 1,2 millones y Cargill, con 960.000, mientras que en aceite el que más exportó fue Oleaginosa Moreno con 1,51 millones, seguido por Cargill con 780.000 y Molinos Agro, con 700.000 toneladas.
En cereales, el liderazgo fue de Cargill, con 5,61 millones de toneladas de maíz y 2,24 millones de trigo pan. En el caso de COFCO, ocupó el tercer puesto en el ranking del grano amarillo con 5,27 millones y el segundo en el cultivo de invierno con 2,07 millones. ADM se posicionó segundo en maíz con 5,51 millones y tercero en trigo con 1,84 millones.
Vicentin, el gran ausente
El ranking de exportadores de la campaña 2019/20 dejó en claro que hubo un gran ausente en el mercado, que fue Vicentin, empresa de capitales nacionales que se encuentra atravesando una profunda crisis desde finales de 2019 cuando anunció un default de más de 100.000 millones de pesos, dejando un tendal de proveedores de granos sin cobrar, además de las cuantiosas deudas con la banca pública y extranjera.
Una compañía que supo ser en la campaña 2018/19 el sexto exportador con 8,5 millones de toneladas, exhibiendo un contundente crecimiento en comparación con los años anteriores, en el ciclo que acabó hace algunos meses se ubicó en el puesto número 12, apenas superando las 200.000 toneladas despachadas al exterior.
Según el registro de la entidad bursátil rosarina, de ese volumen total, 180.000 toneladas correspondieron a la exportación de trigo pan, mientras que 50.000 toneladas fueron de aceite de girasol, lo que marcó su desaparición de los mercados de maíz y de subproductos de soja, de los cuales supo ser un jugador de renombre.
Hoy la compañía santafesina, que casi fue expropiada por el Gobierno nacional en 2020, se encuentra atravesando un concurso preventivo de acreedores, con sus plantas funcionando en cierta medida por trabajos a fasón que realiza para otras empresas del sector, que supieron ocupar el lugar que Vicentin dejó vacante. Si bien el destino de esta cerealera sigue siendo incierto, el supuesto interés de algunas empresas por comprarla revive la posibilidad de salvarla de su desaparición total.
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