Argentina forma parte de un grupo selecto de países que vieron sus índices de precios acelerar por la suba de los valores internacionales de los alimentos. La inflación de la canasta básica pasó de ser de 3% mensual en promedio en 2020 a ser de 4,4% en los primeros meses del año, mientras que en la mayoría de las economías de la región los índices desaceleraron o se mantuvieron estables.
El hallazgo es parte de un estudio reciente del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, en el que midió cuál fue el impacto del alza de los commodities en los precios de los alimentos de nueve países latinoamericanos.
La inflación de los alimentos en la Argentina pasó de ser de 3% mensual en promedio en 2020 a ser de 4,4% en los primeros meses del año, mientras que en la mayoría de las economías de la región los índices desaceleraron o se mantuvieron estables.
En ese sentido, Ieral mostró que un relevamiento periódico que hace la FAO (Naciones Unidas) reflejó que el valor internacional de una canasta de alimentos (que contiene un mix de productos que incluyen los principales bienes alimenticios entre carnes, lácteos, aceites, granos y azúcar se viene incrementando al 3,2% mensual en los cinco primeros meses del 2021, lo que implica una aceleración considerable en relación con el 0,6% del 2020.
Dentro de esta canasta, los precios de los distintos grupos de productos aceleraron su ritmo respecto al 2020, principalmente los aceites (+5,9%) y el azúcar (+4,1%). “Debe aclararse que en la valorización de esta canasta FAO incluye precios de comercio exterior y en muchos casos los productos son en realidad más bien insumos para la elaboración de alimentos, es decir, tampoco son productos finales, caso de cereales como el trigo o el maíz que se consumen casi en su totalidad transformados”, aclaró Ieral.
A partir de ese dato, Juan Manuel Garzón, el autor del trabajo, comparó el comportamiento de los alimentos dentro de los índices de precios de distintos países. Para el caso argentino, “la inflación minorista en alimentos y bebidas no alcohólicas pasó del 3,0% mensual en el 2020 al 4,4% mensual en los primeros cuatro meses del 2021″, midió Ieral. “Es decir, la tasa que ya era elevada subió 1,4 puntos porcentuales”, continuó.
La realidad de los países de la región es muy distinta. “Ahora bien, en Latinoamérica, y analizando 8 países de la región como para tener una muestra relativamente amplia, la inflación para el mismo rubro de bienes fue de sólo el 0,4% mensual en el 2021 (valor mediano, es decir aquel que deja a una mitad de la muestra por arriba y a la otra mitad por debajo), una tasa considerablemente más baja, pero que además muestra una desaceleración (muy leve) respecto del 2020, cuando la mediana era del 0,5% mensual, fue una de las conclusiones de Ieral.
Garzón consultó las cifras de inflación de los últimos meses en Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, Perú, México, Costa Rica y Bolivia para poder compararlas con las de la Argentina. El sondeo arrojó como resultados que cuatro países muestran desaceleración de precios en los alimentos (Chile, Uruguay, Costa Rica y Brasil), tres de ellos aceleración (Perú, Bolivia y Colombia) y uno (México) no presenta cambios.
La tasa de inflación mensual más alta se observa en Colombia (+1,3% mensual, lo que contrasta con el 0,4% del 2020) y la más baja en Costa Rica, en que los precios cayeron 1 por ciento. “Brasil y Uruguay, dos países limítrofes y quizás más comparables por canastas de consumo con Argentina muestran tasas del 0,4% y 0,5% mensual en el 2021″, precisa el trabajo publicado por el Ieral.
El estudio ensayó una explicación sobre por qué en la Argentina la inflación es superior a la de sus pares latinoamericanos. “Seguramente que las explicaciones son múltiples, incluyendo cuestiones de manejo prudencial de la macroeconomía (política monetaria, cambiaria), aspectos microeconómicos y también de conformación de canastas de consumo”, mencionó Garzón. Así, explica en la Argentina “hay cadenas mucho más vinculadas al comercio exterior que otras y que por tanto transmitirán más rápido lo que suceda afuera: por ejemplo, una suba de precios de aceites llegará a los pocos días a las góndolas, mientras que una suba de precios de carne de cerdo puede demorar varios meses”.
El sondeo de Ieral arrojó como resultados que cuatro países muestran desaceleración de precios en los alimentos (Chile, Uruguay, Costa Rica y Brasil), tres de ellos aceleración (Perú, Bolivia y Colombia) y el último no presenta cambios (México).
“También influye la percepción de duración del fenómeno de suba de precios externos, si éste se interpreta como temporal (de pocos meses) su impacto sobre decisiones de producción exportable e inversión será menor que si se entienden como algo más permanente”, continuó.
El informe de Ieral concluye que “lo logrado en estos países revela que la elevada inflación de Argentina particularmente en estos productos (una inflación que es 11 veces la tasa media de la región) no puede estar anclada en el contexto externo y debe encontrarse una mejor explicación del fenómeno, seguramente más asociada a la política monetaria (emisión pasada, actual o esperada en exceso a la que el mercado requiere) y la organización económica del país (economía cada vez más cerrada, dependiente del sector público y con bajos incentivos a la inversión privada)”.
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