El cierre de las exportaciones de carne por 30 días decidida por el Gobierno nacional sigue retumbando en el sector cárnico a tres semanas de haberse implementado y con un desenlace verdaderamente incierto, ya que existe una total incertidumbre respecto a qué ocurrirá una vez vencido ese plazo, que será el 20 e presente mes. La problemática se analizó durante una charla virtual organizada por la Fundación Libertad.
Lo que sí está claro en toda la cadena son los efectos que tienen este tipo de medidas en la actividad, pero ya no en el largo plazo con una caída en el rodeo, como ocurrió tras las prolongadas restricciones decididas en 2006, sino en el mediano, con graves consecuencias en la industria frigorífica.
Según el director de Desarrollo de Negocios en Black Bamboo Enterprises SA, Luis María Medina, en el sector hoy existe “mucha preocupación” de que esta medida oficial se prolongue, ya que la misma causará “un daño muy grande” al sector y advirtió sobre la imposibilidad de que las plantas frigoríficas exportadoras puedan reconvertirse para comercializar 100% en el mercado interno por el grado de especialización que poseen.
“Si esto no se levanta y no hay una señal fuerte del Gobierno con respecto a la exportación de carne, el daño va a ser muy grande”, sostuvo Medina en una charla virtual organizada por la Fundación Libertad. Allí, puso de relieve que “no hay planta frigorífica de exportación que pueda convertirse a consumo interno”.
“Son plantas con mucha mano de obra, muy especializadas, con un trabajo muy particular. Pero fundamentalmente el mercado interno está provisto, no hay una demanda insatisfecha. Todavía (el mercado interno) está con una idiosincrasia muy diferente respecto a los productos que pueden preparar las plantas. Nada de lo que pueda absorber el consumo va a tomar lo de exportación”, explicó Medina.
Asimismo, Medina, que cuenta con una trayectoria de más de 30 años en el sector, advirtió que por las restricciones en el comercio exterior, el frigorífico en el que trabaja bajó su faena de 700 a 500 animales por día, y cuadrillas de 120 empleados que se tomaban temporalmente para reforzar la producción fueron suspendidas. “Si esta medida se continúa y sigue en este formato, la continuidad de la planta está en riesgo”, lamentó.
Por último, Medida sostuvo que todavía el Consorcio de Exportadores ABC no llegó a un acuerdo con el Gobierno para destrabar el conflicto, al mismo tiempo que consideró que el cierre “es una medida política y va muy dirigida a sus votantes. No importa el resultado de la medida sino la idea que queda en sus votantes. Lo que pueda llegar a hacer la industria exportadora para bajar los precios, que lo hace con el sistema de entrega de carne a precios reducidos, no es significativo y no va a generar una baja de precios”.
La mirada de los ganaderos y economistas
Por su parte, los ganaderos también alertaron sobre los fuertes daños que puede traer una prolongación de la medida, ya que todavía la actividad tiene presente las consecuencias de un comercio exterior administrado y restringido. Al respecto, el presidente de la Cámara de Ganados de Santa Fe, Adrián Barrau, sostuvo que esta iniciativa es “volver a vivir lo que tuvimos que sufrir los productores del 2006 en adelante, que duró años”.
“En 2006, cuando comenzaron (Néstor Kirhcner primero y después de Cristina Fernández) a controlar el Mercado de Liniers y todo el comercio ganadero, con una intervención terrible, veníamos de un récord de 60 millones de cabeza con 38 millones de argentinos. Luego de estas medidas, el rodeo pierde casi 12 millones porque se juntó una sequía y la intervención del mercado. La población creció en 7 millones de habitantes y todavía no recuperamos las cabezas que perdimos”, indicó Barrau.
Para el especialista, “la exportación complementa la res: cuando hay más exportaciones la res se vende mejor, porque las partes que nosotros no comemos se la comen otros países, por lo que al productor se le puede dar un precio mejor” y aseguró que con esta decisión gubernamental “hay muchos perdedores, como el consumidor y el productor y muy pocos ganadores. Es una decisión que no es económica, sino política”.
En la misma línea se expresó el consultor económico, analista internacional y político, Gustavo Segré, el cual aseguró que “el cohibir cualquier actividad, cuando uno no tiene el conocimiento para llevar a cabo determinada acción, puede hacer un daño mucho más complicado que la solución. El tema de la restricción de la carne, con la intención de generar una mayor oferta para que esto pueda bajar el precio interno, es lo más dañino que puede existir”.
“El daño ya está hecho. Eso es motivo de ignorantes en lugares estratégicos donde debería haber gente capaz. El Gobierno genera una cantidad de daño que, en ese caso en particular, solo me resta imaginar que eso sí fue a propósito, que esa restricción solo tiene como motivo dañar a un sector que no le es amigable y que es el dueño de todas las culpas”, concluyó.
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