La suba del precio de la carne vacuna ha ganado en las últimas semanas un gran protagonismo en la discusión a nivel social y político, no solo por los fuertes aumentos que viene mostrando hace ya más de medio año, sino también por la decisión del Gobierno nacional de suspender las exportaciones por 30 días para ponerle, según justificaciones del oficialismo, un coto a ese incremento.
Más allá de esto, las explicaciones de por qué el alimento preferido de los argentinos tuvo tamaño aumento no siempre son muy claras y suelen ser bastante disímiles entre sí, ya que, generalmente, están circunscritas a las posiciones políticas que atacan o defienden la medida implementada por el Poder Ejecutivo. Sin embargo, hay datos concretos que pueden aportar argumentos válidos a la discusión.
Según un informe de la consultora Agroideas realizado para la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA) al que Infobae tuvo acceso hay un compendio de factores que explican el alza del precio de la carne no solo en la actualidad, sino hace ya años, entre los que figuran la inflación, las sucesivas devaluaciones de la moneda, diferentes desequilibrios macroeconómicos y, más relacionados con cuestiones del sector, la suba en los costos de producción, sobre todo del maíz y un recorte en la oferta por parte de los feedlots.
“Si bien a nivel internacional pudo haber subido el precio de la carne, en Argentina subió mucho más que en Brasil y Uruguay, por lo que tenemos aquí un componente macroeconómico, sobre todo inflacionario” (Santangelo)
En este último punto se encuentra uno de los factores más importantes que explica los incrementos en los precios al consumidor. Por ejemplo, el trabajo llevado a cabo por Federico Santangelo y Fernando Gil señala que desde enero de 2018 a abril de 2021, el animal de consumo interno liviano creció un 457% al pasar de $33,96 a $189,25 por kilo, mientras que el de invernada aumentó 410%, de $41,92 a $213,84 por kilo.
En ese mismo lapso, el maíz, esencial para la terminación de los animales en el corral, escaló 501%, no solo por la suba de los precios internacionales, que fue una cuestión que se dio más de mediados de 2020 para acá, sino por las constantes devaluaciones del peso. Así, pasó de valer $3.116 la tonelada a principios de enero de 2018 a $18.720 en abril de este año. Ahora bien, teniendo en cuenta estos aumentos, el precio al consumidor, si bien creció en el período de tiempo mencionado, no lo hizo en la misma proporción, sino que se ubicó en un 365% al subir el promedio de $140,28 por kilo a $652,43.
Frente a este panorama, Santangelo, el director de la consultora a cargo del informe, explicó que “como consecuencia directa de las devaluaciones, con la suba del precio del maíz desde 2018, a la que se le suma la suba de los precios internacionales de este año, todos los engordes se han hecho no rentables y han ido a pérdida, por lo que la oferta de hacienda para abastecer el mercado interno es escasa y mantiene firmes los precios”.
“Asimismo, desde enero de 2018 el dólar oficial subió 377%, similar a la suba del precio del consumidor, pero si se toma en cuenta que el dólar blue desde enero de 2018 subió 699%, se entiende que ante semejante devaluación de la moneda es imposible que el precio no haya subido”, agregó el especialista.
Estos datos adquieren más sentido si se los compara con países de la región que son productores y exportadores como el nuestro. Según el trabajo, el precio de la carne se incrementó en Argentina un 76% interanual, mientras que en Brasil se incrementó 31% y en Uruguay 1,7%.
“Como consecuencia directa de las devaluaciones, con la suba del precio del maíz desde 2018, a la que se le suma la suba de los precios internacionales de este año, todos los engordes se han hecho no rentables y han ido a pérdida” (Santangelo)
Ahora bien, la desproporción de este dato se puede encontrar en otras variables: mientras nuestro país presenta una inflación del 49% y una devaluación de la moneda del 56% durante 2020, en Uruguay el índice de precios creció 6,8% y el peso uruguayo se depreció 13%, mientras que Brasil tuvo una inflación del 7% y un movimiento negativo del real del 29%.
“Si bien a nivel internacional pudo haber subido el precio de la carne, en Argentina subió mucho más que en Brasil y Uruguay, por lo que tenemos aquí un componente macroeconómico, sobre todo inflacionario y de emisión monetaria, que hace también que el precio de la carne suba. No es solo por exportaciones u oferta, sino que hay un componente macro que es toda la problemática de la economía”, sentenció Santangelo.
Cepo a la exportación y diferencias con 2006
Por otro lado, Santangelo no solo plantea una explicación respecto a la suba del precio de la carne en Argentina, sino que también asevera que el cierre de exportaciones no traerá consigo una baja en los valores. ”Esto no va a traer aparejado una disminución. Esto, generalmente, nunca pasa, sino que provocará una caída en el precio de la vaca que es un número importante en la renta del productor” y que hoy dicho despacho se encuentra técnicamente vedado.
De hecho, la consultora refleja datos que así lo demuestran: durante los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, las exportaciones se desplomaron 63%, básicamente por decisión oficial, al pasar de 539.011 toneladas en 2007 a 198.687 toneladas en 2015. En ese mismo lapso el precio de la carne al consumidor escaló de manera exponencial un 916% de un promedio de $10,80 por kilo a $109,78.
Pero por otro lado, hay que tener en cuenta que el contexto ganadero y de la industria frigorífica cuando se tomó la decisión de cerrar las exportaciones en 2006 es bastante diferente al actual, sin tener en cuenta el contexto inflacionario, que por esos años Argentina contaba con un índice de precios al consumidor de un dígito (9,8%), mientras que las previsiones más alentadoras para este año hablan de un 47%.
El impacto de estas nuevas medidas restrictivas se darán sobre otro escenario: “El cierre de exportaciones que se dio en 2006 coincide con un rodeo de 58 a 60 millones de cabezas y hoy estamos en 54 millones. La faena estaba siempre por encima de los 14 millones de cabezas y hoy estamos en 13 millones. Esto quiere decir que el cierre de exportaciones está en un panorama totalmente diferente al de aquellos años”.
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