Mientras aumenta el malestar del campo por la decisión del Gobierno de Alberto Fernández, luego de frenar las ventas al exterior de carne vacuna por 30 días, un informe realizado por Analytica Agricultura y Economía reflejó que las exportaciones no afectan los precios del mercado interno, sino todo lo contrario.
“Un aumento del 1% del volumen de exportación generaría una disminución del 0,107%, 0,097% y 0,089% en los precios domésticos al consumidor del asado, vacío y lomo, respectivamente”, determinó el trabajo realizado por Serena Olivera y Marcelo Katogui a partir de un análisis econométrico, quienes además advirtieron que la situación actual de pandemia ya provocó un aumento en los precios del asado (0,17%), vacío (0,15%) y lomo (0,11%).
El trabajo privado sostuvo que “el cierre de las exportaciones no contribuirá a la disminución de los precios para el consumidor argentino, sino que generará el efecto opuesto” al que buscan las autoridades y que desencadenó un cese de comercialización de hacienda hasta las 24 horas de este viernes, organizado por la Mesa de Enlace en señal de protesta.
El informe fue elaborado a partir de modelos que fueron corridos mensualmente entre enero de 2017 y diciembre de 2020 para cada uno de los tres cortes. “Los tres modelos evidencian una relación fuerte (con un grado de significancia del 99%) entre el nivel de precios al consumidor del asado, el vacío y el lomo por un lado, y el volumen de exportaciones, el precio del gasoil, el precio del maíz y la situación de pandemia, por otro. En particular, se explicita un impacto negativo del volumen de exportaciones en los precios al consumidor de los tres cortes estudiados”, señala el trabajo.
Los consultores dijeron que la relación inversa entre el volumen de exportaciones y el precio doméstico se explica por el hecho de que “el consumidor argentino no compra los cortes que se destinan al mercado externo. Entendemos que las exportaciones no compiten con la oferta doméstica, sino que actúan complementariamente. Finalmente, concluimos que el cierre de las exportaciones no contribuirá a la disminución de los precios para el consumidor argentino, sino que generará el efecto opuesto”.
A todo esto, desde su cuenta de Twitter, Carlos Federico Kohn, magister en Agronegocios de la Universidad Austral y docente de la Universidad de San Pablo, en Tucumán, agregó: “Si se aumentan las exportaciones a determinados mercados como el kosher, la Hilton (al menos cumplirla), Indonesia y Brasil, determinados cortes de consumo masivo en Argentina bajarían a partir de una oferta importante”.
Por último, el informe de Analytica advierte sobre la presencia del Estado en el precio final de los alimentos, mediante el cobro de los impuestos. Los especialistas de la consultora citaron datos de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), los cuales sostienen que el precio de la cría representa el 24,7% del precio final de la carne y el engorde en feedlot el 26,6%. Por su parte, la participación del frigorífico es del 7,3% y de la carnicería el 12,9%.
“La mayor carga son los impuestos, estimados en un 28,9% del precio final. Más aún, el beneficio de todo el sector es de 6,5%”, destacaron.
Otras opiniones
Diferentes economistas, consultados por Infobae, señalaron que en la Argentina no solamente existe un problema de precio de la carne, sino también un contexto inflacionario que va más allá de la carne, y afecta a todos los alimentos, a productos que no se exportan, a la vestimenta, a la nafta, a los materiales de construcción.
Salvador Di Stefano, asesor en negocios agrarios, sostuvo que también “hay un problema de inversión”. “En la medida de que en la Argentina haya baja producción de terneros, la carne va a ser cara. Es un problema de inversión en el bien de capital que es la hembra, que primero es ternera, después vaquillona y después vaca, algo que va a llevar años resolver porque para que una ternera se convierta en mamá, necesitas dos años”, agregó.
Por su parte, el economista jefe de FADA, David Miazzo, aseguró que “el precio de la carne no va a bajar la inflación, porque muy poco tiene que ver con el precio de la carne. Argentina no tiene un problema de abastecimiento de la carne que vayamos a solucionar con un cierre de exportaciones, tenemos un problema de acceso a la carne porque tenemos nuestros ingresos muy debilitados”.
El economista recordó que si se tiene en cuenta el salario real de enero de 2018, y tomamos lo sucedido en marzo de este año que es el último dato disponible, el salario real perdió un 20% de poder adquisitivo. Es decir, que los salarios argentinos en marzo pueden comprar un 20% menos de cosas que las que compraba en enero del 2018. Si eso se traslada a la carne, la caída en el consumo de carne, ha tenido una correlación directa con la pérdida del valor adquisitivo.
“Se va a convertir en una baja temporal, en el precio de la hacienda y la carne y en una baja temporal de precios, porque va a durar uno o dos, tres meses como máximo. Pero la inflación va a seguir presionando la economía y por ende al precio de la carne. Tenés inflación y después empieza la inflación, los precios igual van a terminar subiendo, en el mediano plazo nos vamos a quedar con el mismo precio, porque los precios igual van a subir, pero con menos producción, menos empleos y menos exportaciones”, concluyó Miazzo.
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