El Gobierno expresó que la suba de los alimentos del mes pasado, reflejada en el duro dato de la inflación de marzo del 4,8%, se basó en el incremento internacional de estas materias primas.
Sin embargo, los datos de la mayoría de los países de la región, que también consumen y exportan este tipo de productos, demuestra lo contrario, ya que el mes pasado la mayoría registró o una muy leve suba o un incremento mucho menor que los alimentos en la Argentina. El índice de precios al consumidor (IPC) del Indec registró una suba del 4,6% en alimentos y bebidas el mes pasado y del 44,8% en los últimos 12 meses, muy por encima de la inflación de los últimos años.
En este sentido, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó en la reunión de gabinete económico de la semana pasada: “Hay circunstancias coyunturales que han estado afectando a los precios, incluyendo la inflación en alimentos, que es un problema en el mundo y en particular, en esta pandemia”.
El ministro Guzmán dijo que la inflación en alimentos es un problema en el mundo y en particular, en esta pandemia, pero los datos regionales muestran lo contrario
Por esta razón, el Gobierno lanzó tras ese encuentro una serie de medidas de restricción a la oferta y de control en las cadenas minoristas; este tipo de paquetes en el pasado demostró no sólo su ineficacia para reducir los precios al consumidor, sino que también generó un grave perjuicio para el país en materia de ingreso de divisas para el Estado y de cierre de establecimientos y empleos para el sector privado.
Pero más allá de lo que ocurrió previamente, ¿se sostiene el argumento oficial de que la suba de los alimentos explica el nivel de precios en el país?
Por un lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó que hubo una suba en el precio de las materias primas que ha influido sobre la inflación minorista; sin embargo, este aumento también ha sido una buena noticia para la apremiante situación fiscal de países como la Argentina, entre otros, donde, además, desde hace más de 20 años se aplican retenciones justamente para evitar que el precio internacional se traslade en forma plena a las góndolas.
Por el otro, si se observa el resultado de la inflación de marzo en la mayoría de los países de América latina, se puede concluir que el valor de los alimentos o no creció o lo hizo levemente, a diferencia de lo que ocurrió en la Argentina. Así, en Uruguay la inflación en alimentos y bebidas fue del 0,5% el mes pasado y del 7,1% en los últimos 12 meses.
En Brasil, cayeron -0,2% y aumentaron 17,6% en el último año, mientras que en Chile también cayeron en marzo, -0,4% y la suba en un año fue del 5,2 por ciento. En Bolivia, la suba fue del 0,1% y del 0,7%, respectivamente y en Ecuador del 0,6%, con una caída interanual del 0,4 por ciento.
En tanto, en Colombia fue del 1,1% la suba en alimentos el mes pasado y el incremento fue del 3,9% en el último año, mientras que en México esas cifras fueron del 0,8% y el 4,5%, respectivamente.
La diferencia, por lo tanto, no parece estar ni en la pandemia, ni en la conducta “especulativa” de los empresarios que el Gobierno suele subrayar, si no en el alto nivel de inflación que la Argentina mantiene desde hace dos décadas. En este sentido, las perspectivas no parecen mejorar para abril.
Otra vez, cerca del 4% mensual
El estudio Eco Go de Marina Dal Poggetto indicó que “el registro semanal correspondiente a la tercera semana de abril presentó una variación de 1,4% con respecto a la semana anterior” y proyecta un incremento mensual de los alimentos y bebidas del 4,6% del 51,9% interanual; además, estima una inflación general del 4%, aunque aclaró que el Indec podría registrar un incremento del 3,5% luego de la fuerte suba del 4,8% del mes pasado.
“En esta semana se renovó el programa Precios Cuidados hasta julio próximo. Los 670 productos comprendidos dentro del programa incrementaron sus precios un 4,8% en promedio e impactaron en la tercera semana. Los productos deslistados de precios máximos, al igual que las carnes, continúan mostrando variaciones semanales por encima de la suba promedio del índice”, indicó en un informe.
En tanto, la consultora C&T sostuvo que “los datos parciales de abril muestran un menor ritmo de aumento en alimentos y bebidas, pero varios rubros tendrán incrementos significativos; en base a los datos que tenemos disponibles hasta el momento, la inflación del mes oscilaría entre 3 y 3,5 por ciento”.
Según el director del estudio LCG, Guido Lorenzo, “en abril estimamos un piso de inflación del 4%; en los primeros 14 días, se acumuló un incremento del 2,3% alimentos y bebidas, un ritmo que inercialmente hace difícil pensar en una desaceleración fuerte de los precios, a pesar de algunos esfuerzos como la política cambiaria”.
LCG detalló que “en la segunda semana de abril la suba de precios de los alimentos promedió 1,1%, desacelerándose 0,24 puntos porcentuales respecto a la semana anterior. El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual promedio de 4,7% en las últimas 4 semanas y 4,6% medida punta a punta en las mismas semanas. Estos niveles de precios dejan un arrastre de 4,4% para lo que queda del mes de abril”, lo que anticipa que el resultado de la inflación de este mes sea un poco menos amargo que el de marzo, no dejará de ser muy negativo, sobre todo frente a la ambiciosa -¿o ingenua?- meta oficial del 29% anual. Por ahora, el ministro reconoció públicamente que podría llegar al 31%, pero los analistas privados estiman que escalará hasta el 46 por ciento, en un mundo casi sin inflación.
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