El Gobierno podría empezar a mostrar pocos meses antes de las elecciones primarias de agosto una desaceleración en el ritmo de inflación. Aunque para eso, necesitará cumplir con varias condiciones: un ajuste más lento del dólar administrado por el Banco Central y una actualización de tarifas que no tenga un impacto considerable en los precios recién hasta fin de año, según un informe de la consultora Ecolatina.
El Indec midió un Índice de Precios al Consumidor de 4% para diciembre y enero y una leve baja hasta 3,6% para febrero, por lo que la suba de precios en el primer bimestre del año se acercó al 8 por ciento. De acuerdo a las estimaciones preliminares de la consultora, las primeras semanas de marzo mostraron una inflación de 3,3%.
De esa manera, el primer trimestre terminaría con un IPC de 12% acumulado, mientras la meta del Ministerio de Economía es de 29% para todo el año. “Considerando la complejidad del proceso desinflacionario -que todavía siquiera empezó-, este objetivo está virtualmente descartado”, apuntó el reporte.
Para desacelerar la inflación el Gobierno necesitará un ajuste más lento del dólar administrado por el Banco Central y una actualización de tarifas que no tenga un impacto considerable en los precios recién hasta fin de año, según Ecolatina.
De todas formas, si se cumplen determinadas premisas, la inflación podría comenzar a transitar un camino de desaceleración a partir de abril, sostiene Ecolatina. “En los últimos años, la inflación tuvo tres grandes motores en nuestro país: el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos y los salarios. Más allá de por qué suben estas variables, su dinámica servía como explicación última del movimiento de la mayoría de los precios. Por lo tanto, analizar qué pasará en estos rubros nos permitirá precisar qué se vendrá en este frente”, analizaron.
Respecto al tipo de cambio, Ecolatina recordó que el ministro de Economía Martín Guzmán “viene afirmando que el dólar oficial desaceleraría su marcha en los próximos meses. De esta manera, el tipo de cambio dejaría de moverse en línea con la inflación pasada, buscando preservar la competitividad-precio, para ubicarse por debajo de ésta, priorizando relajar las tensiones sobre la inflación”, asegura el informe.
Más allá de si el Gobierno relaja o no el filtro para acceder a dólares a precio oficial para la importación, para Ecolatina “es probable que las presiones por el lado cambiario se relajen en el corto plazo”. Ahora bien, para determinar la magnitud de ese proceso, el otro aspecto a tener en cuenta será la cuestión tarifaria.
“(Los precios de los servicios públicos) deberían actualizarse en las próximas semanas; sin embargo, todavía no está claro cuánto ni cuándo. En este sentido, proyectamos que el driver tarifario se recalentaría en las próximas semanas, pero que su impacto sería limitado y puntual: habría un solo ajuste antes de las elecciones”, estimó la consultora fundada por Roberto Lavagna.
Otro elemento de presión sobre la inflación tiene que ver con la recomposición salarial. “Entre 2018 y 2020, el poder adquisitivo de los trabajadores formales se redujo un 20%, de modo que es imperioso recuperarlo este año, al menos una parte. Sin embargo, la destrucción de 200.000 puestos de trabajo formales durante 2020 (y de más de 400.000 desde que empezó la crisis a mediados de 2018), no permitiría que las recomposiciones del poder adquisitivo fueran muy significativas. Por lo tanto, si bien habrá presiones inflacionarias por el lado salarial, las mismas no alcanzarían a impedir la baja de la inflación”, anticiparon en el informe.
“La baja no será sostenible: luego de las elecciones, es probable que tanto las tarifas de servicios públicos como el tipo de cambio oficial aceleren su marcha, desandando el camino ‘ganado’ en los meses anteriores (abril-octubre). De esta forma, la suba de precios acumularía cerca de 40% en 2021″. (Ecolatina)
Según las proyecciones de Ecolatina, entre abril y diciembre (para cumplir con el 29% anual estimado en el Presupuesto 2021), la inflación mensual debería ser en promedio de 1,4%, algo que solo se alcanzaría en contados meses a lo largo del año. Entre mayo y julio el IPC estimado por la consultora estará entre ese 1,4% y 2%, mientras que en agosto, septiembre y octubre quedarían por debajo de ese 1,4% que necesitaría el Palacio de Hacienda durante todo el 2021.
Hacia fin de año volvería a acelerar con fuerza la inflación después de las elecciones generales de octubre, con el supuesto del reajuste en las tarifas. De esa manera, los índices mensuales superarían incluso el 6 por ciento.
“La baja no será sostenible: luego de las elecciones, es probable que tanto las tarifas de servicios públicos como el tipo de cambio oficial aceleren su marcha, desandando el camino ‘ganado’ en los meses anteriores (abril-octubre). De esta forma, la suba de precios acumularía cerca de 40% en 2021, marcando una suba respecto del del año pasado y dejando atrasos pendientes para 2022″, concluyó Ecolatina.
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