La inflación se ha transformado en uno de los problemas a resolver de manera inmediata en la Argentina porque su mayor efecto está en los sectores más vulnerables de la sociedad. Y en la búsqueda de medidas que frenen la suba de los precios, los especialistas recomiendan al Gobierno entender las causas para lograr un efectivo combate de la misma.
En las últimas semanas hubo fuertes cruces entre la administración de Alberto Fernández y los sectores de la producción agropecuaria, ya que el Gobierno considera que la suba de los precios de los alimentos está relacionada al incremento de los precios internacionales de la soja y los cereales. En ese sentido diferentes estudios privados demostraron la baja incidencia de la materia primera en los valores de los alimentos que llegan a los consumidores.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) reflejó que la inflación en la Argentina responde a numerosas causas coyunturales y estructurales mucho más complejas que la mera suba en los precios internacionales de los granos. Entre las principales causas aparecen los desequilibrios fiscales y monetarios, las restricciones en la oferta de productos e insumos, la elevada presión impositiva, la persistencia de una economía bimonetaria altamente dependiente de la evolución del dólar, pujas en la distribución del ingreso, etc.
Además, el informe comparó lo que sucede en materia inflacionaria en la Argentina y otros países que se posicionan como los principales productores, importadores y exportadores de commodities agrícolas como soja y maíz a nivel mundial. Mientras en nuestro país la tasa anual de inflación se ubica en dos dígitos desde el 2002 a la fecha, en Brasil la inflación de 2020 estuvo por debajo del 7% interanual, en Estados Unidos fue del 1,36% anual, en Holanda del 1,18% y Nueva Zelanda del 1,71 por ciento. Y en el caso de los importadores, China registró un alza del nivel general de precios del 2,5% y Japón una deflación cercana al 0,06 por ciento.
Además, el informe señaló que Chile, Brasil, Estados Unidos, Holanda, Nueva Zelanda, Irlanda, China y Alemania no tuvieron la magnitud de subas de precios que registro Argentina en 2020 luego de este incremento en el precio internacional de los granos, sean éstos netos exportadores o importadores de alimentos. “Atribuir la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) argentino exclusivamente a los cambios en los precios de los alimentos es también cuanto menos apresurado”, comentaron los economistas de la BCR.
Incidencia
En relación a la incidencia del precio de los granos en los valores de la canasta de alimentos, el estudio de la Bolsa de Rosario mostró lo que sucede en la cadena del pan, la carne vacuna y porcina y la de huevos, determinando qué parte de la facturación nacional corresponde a cada eslabón de la cadena y al componente tributario, con mediciones conforme a las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
Los especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario arribaron a la conclusión, al analizar el impacto del eslabón agrícola sobre los mencionados productos alimenticios que son clave en la mesa de los argentinos, que en ninguno de ellos la incidencia del precio de los granos superaría el 20% del precio final.
En la cadena del pan, a partir de un consumo en torno a los 72 kilogramos por habitante por año, el trigo significa el 13% de la facturación total por año de la cadena, con 639 millones de dólares de los 4.914 millones de dólares que gastan los consumidores en el mencionado producto. Por su parte, el Estado mediante el cobro de los diferentes impuestos aproximadamente unos 1.784 millones de dólares, y el resto de los eslabones que forman parte de la cadena se reparten 2.401 millones de dólares.
Por el lado de la carne vacuna, la incidencia del precio del maíz en el valor final es del 7%. También se proyecta una facturación anual de 8.000 millones de dólares, de los cuales la cadena del maíz concentraría solamente 563 millones de dólares, el Estado percibe ingresos por 2.900 millones de dólares y el resto de los actores de la cadena se reparten unos 4.561 millones de dólares.
En el análisis de la BCR sobre la cadena de la carne porcina, se determinó que el costo de los granos tiene una participación del 11% en el precio en góndola, las cadenas granarias por las ventas al mercado interno perciben unos 160 millones de dólares, el Estado obtiene 527 millones de dólares y el resto de los eslabones percibirían unos 766 millones de dólares.
Por último, en el caso de la cadena del huevo, tiene una facturación aproximada de 1.704 millones de dólares, donde el peso tributario sobre el precio de venta alcanzaría el 41,9%, más que la incidencia de la cadena del maíz, y más que el resto de los sectores sumados.
“Es evidente que los ciclos alcistas de commodities agrícolas difícilmente puedan considerarse la causa última del fenómeno de alta inflación sostenida en Argentina. La evolución del nivel general de precios en nuestro país responde a numerosas causas coyunturales y estructurales mucho más complejas que la mera suba en los precios internacionales de los granos. Es un fenómeno sumamente difícil de abordar”, dijeron los economistas de la BCR.
Y agregaron: " El elemento positivo es que estos ciclos alcistas han contribuido en gran medida para mejorar el resultado de la balanza comercial. La suba de los precios internacionales favorece al Estado al incrementar la recaudación, al mismo tiempo que el ingreso de divisas estabiliza al menos temporalmente las tensiones del mercado cambiario, con la importancia que tiene este último como ancla nominal para los precios. Elementos positivos que no deben soslayarse al analizar la problemática”.
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