La suba del dólar financiero y el consiguiente aumento de la brecha cambiaria ya está generando un fuerte impacto en la inflación. Hay rubros que está mostrando una fuerte aceleración de precios, en especial alimentos y bebidas, indumentaria y materiales para la construcción. En todos los casos ya se pasó a incrementos que superan el 5% mensual.
La estrategia oficial de mantener a raya al tipo de cambio oficial, evitando una devaluación brusca, está mostrando sus límites teniendo en cuenta que el objetivo principal es que no haya un traslado tan fuerte a precios.
La suba de la canasta básica alimentaria al 6,6% que se divulgó ayer más que duplicó en octubre la suba del tipo de cambio oficial. Se trata de alimentos y bebidas que supuestamente debían mantenerse bajo control, a partir de la implementación del programa de Precios Máximos. Pero por un lado, el Gobierno autorizó a un incremento de una larga lista de productos y, por otra parte, hubo fuertes aumentos en productos frescos, como frutas, verduras y carne.
Además, hubo otros rubros importantes que tuvieron fuertes aumentos el mes pasado, tal como consignó la semana pasada el INDEC. En el índice de inflación de octubre sobresalió el 6,2% de aumento en el rubro ropa y calzado, que en el año ya muestran una suba de casi 50%, el doble que la inflación promedio.
Los materiales para la construcción también están subiendo a un ritmo superior a 5% en los últimos tres meses, es decir desde que se reactivó la actividad en la zona del AMBA, luego de varios meses de prohibición. Los costos de la construcción tendrán un fuerte aumento además por la suba del 33% que se cerró para los trabajadores del sector, según la paritaria acordada por la Uocra. Ese ajuste recaerá en buena medida en los salarios de noviembre (25%) y el 8% restante en febrero.
En el sector ya advierten que de a poco comienzan a esfumarse los beneficios de construir a uno de los precios más bajos en dólares de los últimos años. Como se temía, la aceleración de los precios de los materiales de construcción y luego por los aumentos salariales) provocará que de a poco vaya subiendo el costo en dólares, haciendo menos atractiva la inversión desde el pozo. También será más caro realizar refacciones en el hogar.
La brecha supera el 100% y es más del doble que la que existía en el anterior cepo cambiario, entre 2012 y 2015. Por lo tanto, es esperable que el derrame a precios también sea muy superior, ya que la expectativa de devaluación del tipo de cambio oficial también es mayor
La aceleración de los precios revela que el aumento de la brecha cambiaria está provocando un importante impacto en los precios, aún cuando el Gobierno se esmera en asegurar que se trata de operaciones marginales. La expectativa de devaluación del tipo de cambio oficial también provoca que ocurran fuertes remarcaciones.
A diferencia de la experiencia del cepo cambiario que rigió entre 2012 y 2015, en esta oportunidad esa brecha supera cómodamente el 100%, cuando en aquel momento se ubicó en un promedio del 50%, es decir la mitad que ahora. Por lo tanto, es esperable que en esta oportunidad el derrame a la inflación sea superior.
Pero existen otros condimentos que explican la fuerte aceleración inflacionaria de los últimos dos meses y que se mantendría en buena medida en noviembre y diciembre. Una de ellas es el aumento de los costos logísticos que generó en las empresas los protocolos vinculados a la pandemia. Las distintas medidas de seguridad para evitar contagios tarde o temprano iban a trasladarse a los precios finales.
Además, hay sectores que precisan recuperar cierto nivel de rentabilidad por los meses de baja o nula facturación por la cuarentena. Éste es un caso claro en el caso de la indumentaria y el calzado, que aumentan a pesar de las fuertes caídas de ventas interanuales. Y empieza a notarse en los restaurantes, que ahora que recuperan un mayor ritmo de mesas ocupadas se animan a subir los precios, que habían quedado prácticamente anclados a los niveles de marzo.
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