En julio, una familia tipo necesitó contar con ingresos de $ 44.521 para no caer en la pobreza, con un aumento del 39,4% respecto del mismo mes del año pasado, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Durante el mes pasado, el aumento mensual de la Canasta Básica Alimentaria (CBA, utilizada para medir la indigencia) fue de 1,6%, mientras que la variación de la Canasta Básica Total (CBT, para medir la pobreza) fue de, también, 1,6%. Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 43,4% y 39,4%, respectivamente.
Con este incremento en los valores, significó que una familia tipo, compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años necesitó tener ingresos de más de $ 44.521 para no caer en la pobreza en julio. Tomando el mismo grupo familiar, la indigencia quedó marcada en $ 18.321. Este fue el piso de los ingresos que necesitaron para no dejar el segmento de la pobreza y caer y en la indigencia.
Según el Indec, la CBA se determinó tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto, de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra esas necesidades durante un mes. Los alimentos son pan, galletitas de agua, dulces, arroz, harina de trigo y de maíz, fideos, papa, batata, azúcar, dulces, legumbres secas, hortalizas, frutas, carnes, menudencias, huevos, leche, fiambres, queso, yogurt, manteca, aceite, bebidas no alcohólicas y alcohólicas, sal fina, condimentos, vinagre, café y yerba.
La inflación de julio se ubicó en 1,9%, apenas por arriba de la suba que mostraron las canastas, en un contexto en el que si bien en muchas provincias ya rige el distanciamiento social y muchas actividades volvieron a producir, la demanda no volvió a traccionar. Lo llamativo fue que buena parte de las estimaciones privadas daban que la inflación iba a ser por encima del 2% ya que al día siguiente de conocerse el IPC de junio se autorizaron subas de precios que van desde el 2% hasta 5% en muchos productos alimenticios que componen esa canasta y que están dentro de los planes de Precios Cuidados.
Con estos datos, lo que se observa es que la Canasta Básica que mide a los sectores más vulnerables y que pone el piso para no caer en la indigencia acumula un aumento mayor que el nivel de inflación general. Hace doce meses atrás, en julio de 2019, los sectores más humildes necesitaban ingresos por $12.773 mensuales para no ser indigentes y durante el mes pasado ese número subió a un poco más de los 18.322 pesos.
Este dato se viene repitiendo desde enero pasado. Mientras que la canasta de los sectores medios se mantiene apenas por debajo de la inflación. La explicación se encuentra en que buena parte de los ingresos de estos sectores se destina a la compra de Alimentos y bebidas no alcohólicas, el capítulo con mayor ponderación del Índice de Precios al Consumidor, que durante junio aumento 1 por ciento.
Con estos números, en el acumulado de los últimos 12 meses se observa que mida la pobreza quedó en 39,4%, por debajo de la inflación acumulada que es de 42,4%. Sin embargo, la canasta de los sectores más vulnerables aumento en doce meses por arriba del Índice de Precios ya que suma un incremento de 43,4 por ciento.
Para determinar la canasta básica total (CBT) se amplía la CBA, considerando los bienes y servicios no alimentarios. La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia.
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