La inflación de octubre fue, según el Indec, de 3,3% y acumuló en los últimos doce meses una suba del 50,5%. En el caso de los alimentos y bebidas no alcohólicas, el incremento interanual estuvo por encima del promedio (51,8%), sólo por debajo de los gastos en salud, equipamiento y mantenimiento del hogar, comunicación y bienes y servicios varios. La suba del dólar, que en un año trepó 70%, incidió fuertemente en el costo de los alimentos, que llegaron a duplicarse en muchos casos, según el propio Indice de Precios al Consumidor (IPC).
Si se comparan los precios de los 50 productos que desagrega el organismo estadístico en su informe mensual, se puede corroborar que entre los alimentos que más subieron en un año figuran algunas verduras, como la cebolla y el zapallo anco; el agua mineral sin gas; los embutidos y los lácteos. El único producto que, curiosamente, bajó de precio fue la batata, que cayó 26% en octubre respecto del mismo mes del año pasado. Y otras frutas y verduras, como la lechuga, el tomate, el limón y la naranja subieron menos de 15% en un año. En estos casos, incide fuertemente en la comparación las cuestiones climáticas que pueden torcer muchas veces la estacionalidad natural.
Lo que más llama la atención del análisis es la variación que tuvieron todos los productos lácteos de la lista. El litro de leche entera en sachet subió en un año casi 60%, al pasar de $ 30,66 a $ 48,97, pero el resto se incrementó más. El paquete de 800 gramos de leche en polvo escaló 86,12%; los quesos cremoso, pategrás y sardo subieron entre 80% y 90%; la manteca y el yogur, 87,83%; y el pote de 400 gramos de dulce de leche trepó 75,15%, según el registro del Indec.
En el caso del queso Sardo, el kilo pasó de $ 352,20 en octubre de 2018 a $ 670,38, mientras que el cremoso ascendió desde $ 198,33 el kilo el año pasado a $ 354,69 este año. A su vez, de $ 29 que costaba en 2018 el envase de 195 cc de yogur firme, hoy vale $ 54,47. Respecto de los embutidos, lo que más subió fue el paquete de salchichas de 6 unidades, que trepó de $ 40,62 a $ 68,28. Le siguió el jamón cocido, que pasó de $ 292,90 a $ 458,85 el kilo en los últimos doce meses.
El kilo de pan francés tipo flauta subió de $ 71,90 a $ 100,62 en un año (casi 40%), por debajo del promedio, pero el paquete de pan de mesa de 390 gramos se incrementó 53%, al subir de $ 60,53 a $ 92,60. También las galletitas tuvieron una suba importante. Las de agua envasadas treparon 49,70%, en tanto que las dulces envasadas sin relleno aumentaron 69,74% en un año. También la yerba tuvo un salto de precio bastante superior al IPC. El paquete de 500 gramos cuesta $ 88,69, cuando en octubre del año pasado se vendía a $ 54,29.
Los cortes de carne subieron menos que el promedio (entre 40% y 48%) y la harina y el aceite, que son dos productos altamente afectados en sus costos por la suba del dólar, aumentaron 33,26% y 31,87%, respectivamente. Vale aclarar que en estos productos, como en todos los de la canasta básica, atenuó el impacto de la devaluación la quita del IVA hasta fin de año dispuesta en agosto como una de las medidas paliativas. Además, la mayoría de los alimentos básicos integraron la lista de productos “Esenciales”, cuyos precios estuvieron fijos durante seis meses.
Las categorías beneficiadas por la eliminación del impuesto fueron: pan, leche fluida y UAT, aceite de girasol y mezcla, pastas secas, arroz, harinas de trigo, polenta, rebozador y pan rallado, yerba mate, mate cocido y té, conservas de frutas, hortalizas y legumbres, yogures, huevos y azúcar. Salvo en los casos de la leche, la yerba y el yogur, el resto de los productos que integran la lista desagregada de alimentos del IPC subieron menos que el promedio de los alimentos en un año.
El kilo de harina de trigo común 000 subió 33,26%; el arroz blanco simple, 41,80%; los fideos secos tipo guisero, 37,69%; y el aceite de girasol, 31,87%. “En agosto, cuando la mayoría de los alimentos sin quita de IVA subió 8% en el mes, los productos de la canasta básica bajaron 1%, por lo que los aumentos atenuados en el año tienen que ver con eso. Con respecto al resto, al tratarse los alimentos y bebidas de bienes transables, que pueden exportarse, suben al ritmo del dólar”, aseguró el economista de Ecolatina, Matías Rajnerman.
En la misma línea, Guido Lorenzo, de la consultora LCG, enfatizó: “La devaluación le impacta directemente a los alimentos. Un exportador, entre vender un producto domésticamente y exportarlo, prefiere venderlo en dólares en el exterior. Por eso, desabastece el mercado interno y suben los precios. Y también la importación de algunos productos tiene un efecto directo sobre los precios”.
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