En su visita a Infobae, el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y Chairman del Bussines 20 (B20) Daniel Funes de Rioja analizó el futuro del sector de alimentos y bebidas luego de la devaluación y la suba de inflación. También hizo referencia a la relación del Mercosur y la Unión Europea y dio detalles sobre la reunión del Grupo de los 20 que se desarrollará el próximo 1 de noviembre en Buenos Aires.
–¿Cómo analiza la situación de la Argentina luego de la devaluación del peso?
– Espero que haya pasado lo peor de la crisis. Cuando uno habla internacionalmente de estas turbulencias financieras tiene que pensar que hay turbulencias financieras y turbulencias comerciales. Yo no quiero hablar de guerra comercial y preferiría que fuera cicatrizándose o cauterizándose esa posibilidad.
Pero veo dos elementos que van a influir sobre la realidad argentina. La primera la turbulencia financiera, en la medida que, obviamente, los capitales huyen más rápidamente de los mercados que pueden tener potencialidad de mayor conflicto; y la segunda, un país como la Argentina que tiene 3 cosas: déficit fiscal, desequilibrios financieros, y además una conducta histórica de endeudamiento. Cuando uno estudia historia desde la época, no quiero hablar de Bernardino Rivadavia, eso es antes de la organización nacional, pero con Carlos Pellegrini ya hablábamos del endeudamiento y cómo redimir esas obligaciones. Entonces la Argentina tiene que tener una política de equilibrio fiscal, de gasto público razonable.
–Luego de la devaluación y la suba de la inflación ¿cómo está el mercado de la alimentos y bebidas?
-Está muy golpeado. Obviamente estamos trabajando como máximo al 60% de la capacidad instalada con sectores que están abajo de eso. Uno habla del 60% y hay sectores que están trabajando aún menos de ello. Y hay otros que están ya empezando a repuntar porque su perfil exportador les permite, porque ha habido políticas adecuadas. En el sector cárnico no cabe la menor duda, en el lácteo también se han hecho cosas, de cualquier manera éste es muy complejo y tiene otras problemáticas; el porcino. El de vinos tiene una cultura, como el de limones de Tucumán, ya fuertemente exportadora con una larga experiencia.
–¿Considera que este tipo de cambio es competitivo para exportar?
-Cuando uno queda totalmente descolocado o porque durante diez años tuvimos políticas anti exportadoras, esto es así. O porque últimamente lo que teníamos era un tipo de cambio que no era competitivo de ninguna manera. Ahí lo que hay que decir es bueno, yo no me quiero hacer la ilusión con un tipo de cambio competitivo hoy y que mañana se licue, acá hay que hacer una competitividad sistémica. Lo hemos dicho una y mil veces.
Copal no aspira a un tipo de cambio especulativo para que nos convenga hoy sino un tipo de cambio competitivo en el marco de política razonable y no exacerbación de presión impositiva sobre los sectores formales y los que están fuera del zoológico nada, en el marco de un costo logístico competitivo en el mundo y tambien modifcar el marco de costos laborales no salariales. ¿Porqué una persona que tiene cien pesos de sueldo nominal cobra setenta u ochenta con los descuentos y al empresario le cuesta entre ciento cincuenta y doscientos? Digamos, la brecha de esto es el doble.
Copal no aspira a un tipo de cambio especulativo para que nos convenga hoy sino un tipo de cambio competitivo en el marco de política razonable y no exacerbación de presión impositiva sobre los sectores formales y los que están fuera del zoológico menos
–Hace unos día un empresario explicó que si ponía los precios a un dólar de $35 no vendía nada, ¿usted cree que habrá un rápido pasaje de la devaluación a los precios al consumo?
-Hay que ver los niveles de incidencia, de impacto del dólar, no es lo mismo lo que sale el café, el cacao, con respecto a otros productos. Hay otros productos cuya materia prima tiene valor internacional, el trigo, la leche. Hay otros que tienen menores incidencias. Pero de cualquiera manera lo que le dijo ese empresario es absolutamente cierto, ese pasaje no se puede hacer porque no hay mercado, no lo absorbe el mercado, y por ende lo que acá uno está defendiendo es consumo y marca ¿no es cierto? Sobre todo aquellos que tienen marcas muy potentes en el mercado.
–¿Qué espera del gobierno de Cambiemos?
– Lo que pretendemos, primera condición, como empresario, es estabilidad institucional y Estado de derecho, es decir que se respete la ley, y éste no es un dato menor. Digamos, vamos a lo concreto porque si no la coyuntura no nos deja ver el contexto. Segundo, respeto a la iniciativa privada. Y lo hay, lo hay. Tercero nos gustaría más previsibilidad, nos sacaron una ley fiscal en diciembre 2017 la cual tuvimos discusiones muy fuertes respecto de los impuestos internos; finalmente creemos que el Parlamento estuvo más cerca de las posiciones nuestras con respecto a lo que podía ser una exageración de impuestos y además con malos fundamentos en determinados casos, por ende creemos en la división de poderes . Creemos que el Estado tiene que ser transparente y que los jueces tienen que actuar con autonomía. Y en eso propiciamos la transparencia, porque no hay negocios de empresarios sino de especulador si no hay transparencia. Digamos, si hay negociado no hay empresario, lo que hay son aventureros.
Creemos que el Estado tiene que ser transparente y que los jueces tienen que actuar con autonomía
–¿Ve un cambio? ¿el Gobierno reaccionó y del gradualismo pasó a la política de shock?
-El gradualismo es un tema delicado porque evidentemente se miró para evitar efectos sociales sobre un 30% de pobreza, marginalidad. Es un dato que tenemos, que nos avergüenza a todos los argentinos, por ende somos parte del problema y tenemos que ser parte de la solución. Si se podía aplicar y cuánto tiempo el gradualismo es discutible. Ahora, que hubo un momento en que las cosas cambiaron dramáticamente creo que hoy estamos frente a una discusión racional donde el Gobierno reconoce los errores que se cometieron y nosotros lo que estamos buscando es que el control de daños o minimizar el daño sobre el aparato productivo.
Y si usted ve los números, incluso si usted mira los números de la Argentina en términos de empleo, va a ver que el sector industrial, al que le está costando mucho esto y en particular también a los sectores, digo, con 60% de utilización de la capacidad instalada está claro. Sin embargo, el empleo se ha defendido todo lo que se ha podido y ojalá pudiéramos defenderlo más y ahí le al Gobierno que haya una baja de las tasas de interés.
El empleo se ha defendido todo lo que se ha podido y ojalá pudiéramos defenderlo más y ahí le pedimos que haya primero una baja de tasas de interés
– ¿Es una tasa que asfixia?
-Si, sobre todo si usted mira en términos de economías regionales, Pymes regionales primero, llegar al banco, necesitan recomponer capital de trabajo para poder producir, tienen que hacerlo en base a una tasa de interés que le hace inviable la producción. La gran empresa se puede financiar de alguna manera. Digamos, en todo caso tiene otros caminos, o maneja otro criterio de capital de trabajo. Yo no digo que no sea difícil pero no es imposible.
Lo que tenemos que hacer es hacer es encontrar los mecanismos, y estamos discutiéndolo desde Copal con el Gobierno el tema de la emergencia financiera, cómo lo resolvemos para darle alivio a las Pymes regionales, que tienen capacidad de producción no solo para el mercado local sino para exportar también; si se abre esa condición, darle la posibilidad de acceder con todas las garantías para que puedan obtener un crédito para invertir, crear producción y empleo.
-¿El sector empresarial le cree a Mauricio Macri?
– No puedo hablar en general porque no puedo arrogarme ese título. La mesa que me toca presidir y que todas las semanas nos reunimos, representando las 37 Cámaras y sectores que comprende a más de 15.000 empresas que tenemos en el tejido, independientemente de lo que piensen ideológicamente, diría que hay aspiración a que al Gobierno le vaya bien, de que los resultados sean exitosos, porque eso es lo que la Argentina necesita encontrar un camino permanente no de altibajos sino de crecimiento sustentable. Quizás no un crecimiento a altas tasas pero sí sustentable. Y que además donde entremos los cuarenta y cuatro millones de habitantes.
Hay aspiración a que al Gobierno le vaya bien, de que los resultados sean exitosos, porque eso es lo que la Argentina necesita encontrar un camino permanente no de altibajos sino de crecimiento sustentable
–¿Cree que fue una buena idea del Gobierno acudir al FMI?
-La Argentina tiene que llegar a los objetivos de déficit fiscal cero y contención de la cantidad de dinero, y eso mira el mundo. Entonces ahí tenemos que mostrar seriedad. No estoy contento con que tengamos semejante crisis, lo que digo es que en el marco de la crisis hemos mostrado seriedad institucional en dos aspectos: 1) en honrar la deuda y buscar en este prestamista de última instancia que ha sido el Fondo Monetario Internacional un respiro; y 2) en el marco del G20, la Argentina no pateó el tablero, tenía la responsabilidad y tiene la responsabilidad y tenemos la responsabilidad del B20 y seguimos todos haciendo los deberes que no es común.
–Más allá del análisis de lo que pasó en las reuniones del B20, ¿Qué viene de aquí en adelante con miras a la Cumbre del G20 en Buenos Aires?
– Creo que lo primero que valoró el mundo desarrollado es que el club de los países emergentes y de alto desarrollo es que la Argentina asumió una responsabilidad, tanto el Gobierno, como los grupos de afinidad, en particular el sector de los negocios, porque muchas veces en el mundo nos decían bueno, por qué hablan de inversiones en la Argentina si los propios argentinos no hacen las cosas.
Y acá hubo un fenómeno que tiene tres partes: 1) la decisión de trabajar en equipo. Es decir cuando el Presidente me dio la responsabilidad de esto dije acá hay que armar un equipo y el equipo tiene que ser más importante que yo. Acá no hay solistas, acá hay equipo, 2) alrededor de la mesa estaba el grupo de los seis y alrededor de la mesa estaban los empresarios, es decir, en las ocho task forces estuvieron los empresarios más importantes de la Argentina; y 3) alrededor de ese nucleamiento debo decirle que yo me sorprendí que las empresas internacionales vinieron a unirse a nosotros y a trabajar juntamente con nosotros.
–¿Cómo se financiaron esas reuniones?
-En ese aspecto quiero señalar que yo no quise que hubiera apoyo del Estado de financiamiento, porque éste es el sector privado, y le dije al Presidente ésta tiene que ser una iniciativa del sector privado. Entonces constituimos un fideicomiso para darle transparencia, en un banco que manejó el dinero durante todo el proceso y lo va a manejar hasta el 31 de diciembre que los sponsors pusieron a los efectos de que nadie pueda discutir.
Tuvimos más de 1.800 registrados, el número máximo que había habido era 600 a 700 personas en los 10 años que tiene el B20. Fue récord absoluto, representando compañías con 35 millones de puestos de trabajo en el mundo; 34% de Pymes; 27% de mujeres, duplicando la media de cualquier otro país anterior.
–¿Cual es el objetivo final al que aspiran con estas reuniones?
-En primer lugar obviamente vernos reflejados en las recomendaciones. En segundo lugar que sea un éxito. ¿Y que sea un éxito qué significa? Primero que estén todos. Segundo que lleguen a consensos, es decir acá no hay que pedir espectacularidad, en el mundo lamentablemente las cosas espectaculares siempre son las malas, no las buenas. No queremos cosas espectaculares. Seguramente usted me va a decir bueno, ¿y si hay disturbios? Y yo le diría que yo hace diez años que participo en el proceso del G20 y antes lo veía los G7, los G8, y grupos anti globalización ha habido siempre, y acá nosotros también tenemos grupos que pueden hacer disturbios. Ahora, eso no debe enturbiar el proceso, porque lo importante es un mensaje de la Argentina al mundo y del mundo que vino a la Argentina. Porque éste es un mundo global, estamos en la globalización.
–¿Cómo ve el futuro del Mercosur luego del triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil?
-Las relaciones Argentina-Brasil en el campo de la industria de la alimentación es absolutamente complementaria. Quizás hay otros sectores como el automotriz que también puede decir lo mismo pero en el caso alimentación es complementaria, es de integración, hay plantas no solamente internacionales, multinacionales, sino multilatinas argentinas que producen productos acá y productos allá. Por ende el tema de la relación Argentina-Brasil es una cuestión fundamental en lo regional.
Y creo mucho más que hay que profundizar el Mercosur. Digamos, si uno ve cómo el nivel de trámite interno, de migraciones hasta aduanas en el campo de la Unión Europea uno se da cuenta que estamos a años luz todavía eliminando burocracia y barreras. Y se está trabajando en ello, se tiene que trabajar mucho más eficazmente. Creo que el Mercosur es una buena decisión estratégica, no solo en lo político sino en lo económico y mi aspiración sería que hay que propiciarlo, intensificarlo y ampliarlo, es necesario pero no suficiente.
–¿Cree que el triunfo de Bolsonaro acelerará el acuerdo entre el Mercousr y la Unión Europea?
-La Unión Europea es una larga historia y hasta ahora sin fin. Y me parece que acá hay una parte de voluntad política de concretarlo y es efectiva y a mí me parece que conviene que sea y que además es una señal al mundo, pero también tiene que haber una parte de integración efectiva. Y esto lo digo porque hay países dentro de Europa que nos ponen barreras sino arancelarias nos van a querer o nos ponen barreras paraarancelarias.
Me parece que nosotros que pretendemos ser no solo el supermercado sino la góndola del mundo, tenemos la potencialidad de alimentar a 400 millones de personas, pero podemos llegar a alimentar a 650 millones de personas en el mundo, necesitamos una integración efectiva
Nosotros que pretendemos ser no solo el supermercado sino la góndola del mundo, tenemos la potencialidad de alimentar a 400 millones de personas pero podemos llegar a alimentar a 650 millones de personas en el mundo, capacidad de expansión, capacidad ociosa, necesitamos una integración efectiva y camino de doble vía, donde compremos y nos compren. Y obviamente además respetemos las transiciones necesarias como las respetó la Unión Europea hacia adentro para que sus economías y sus industrias y sectores se adecúen a estos nuevos desafíos.
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