Son jóvenes impulsados por la innovación. Las herramientas al alcance de la mano le permitieron a un grupo de científicos argentinos promover el desarrollo de un ajedrez adaptado para personas no videntes, con el afán de incluir a muchas personas o simplemente facilitarle el juego a aquellos que tienen problemas de visión.
El proyecto fue creado por un equipo de cordobeses que participan en los talleres del centro cultural y educativo "Tecnoteca" de Villa María, en donde el ajedrez adaptado fue realidad gracias a una impresora 3D con referencias en braille al costado del tablero y piezas con detalles, lo que amplía el acceso a este juego con tecnologías que abaratan los costos.
"El ajedrez ya fue entregado al Instituto Elizalde para personas con problemas de visión, y ahora estamos trabajando en otro diseño para aplicarle un módulo de audio y armar un tablero parlante. Así los chicos aprenden sobre informática y robótica, y además contribuyen con la tecnología inclusiva", contó a Télam Gustavo Cierra, coordinador de actividades en la Tecnoteca.
La iniciativa del ajedrez surgió cuando responsables de la secretaría de Inclusión de Villa María visitaron los talleres de la Tecnoteca -que depende de la secretaría de gobierno de la Municipalidad y está dirigida por Ariel Vottero- con motivo de colocar carteles en braille en los baños de las dependencias.
"En esa reunión nos dimos cuenta de que podíamos imprimir en 3D los carteles al utilizar el programa de diseño Tinkercad, con un costo 10 veces menor", recordó Cierra, al tiempo que mencionó otros proyectos inclusivos que realizaron, tales como la impresión de nueve manos ortopédicas.
Fueron los responsables de la secretaría quienes comentaron la necesidad que tenían los chicos ciegos, ansiosos por participar del Club Municipal de Ajedrez. La impresión 3D estuvo acompañada de diseños que abaratan los costos, permitiendo la inclusión y el acceso a la tecnología para todo el público.
El desarrollo del tablero llevó un mes de trabajo. Los cuadros negros quedaron tal cual, mientras que los blancos fueron fabricados en sub-nivel. Además, los hicieron con un agujero en el centro para que se puedan encastrar las piezas. "En los bordes del tablero colocamos las referencias con números, letras y también braille. Todo esto fabricado con impresión 3D", explicó Cierra, y añadió que "en las bases de todas las piezas pusieron un vástago (también impreso en 3D) para poder encastrar en el tablero".
Además agregó: "A las piezas oscuras las editamos y les dimos terminación puntiaguda, a diferencia de la terminación roma de las piezas blancas, para que las personas no videntes puedan diferenciarlas", según contó el coordinador. Por otro lado, imprimieron los ornamentos para ordenar las piezas y les dieron un aspecto de castillo medieval, que sirve como ordenador. Así las piezas y el tablero quedaron en blanco y violeta, mientras que las referencias quedaron en amarillo y violeta.
Pensando en el futuro, los participantes del taller están trabajando con un módulo de reproducción de audio para grabar las referencias y así poder convertir este proyecto innovador en un tablero parlante.
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