El legado del famoso artista holandés Vincent Van Gogh trascendió el paso del tiempo. Sus 900 cuadros y más de 1600 dibujos lo convirtieron en uno de los principales exponentes del postimpresionismo y en uno de los máximos referentes para las futuras generaciones. Pero además de sus obras, cada año se lo recuerda especialmente por una cuestión ajena a su trabajo y relacionada a la salud. Debido a su condición de bipolaridad, en el aniversario de su cumpleaños, el 30 de marzo, se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar.
El diagnóstico psiquiátrico de Van Gogh es uno de los trastornos mentales de mayor alcance: actualmente se repite en un gran número de personas, a punto tal de que la prevalencia mundial se estima entre el 1 y 2 por ciento, pudiendo llegar hasta el 5 por ciento al considerar casos con rasgos bipolares. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la sexta causa de discapacidad en el mundo.
La bipolaridad es una afección mental por la que el paciente tiene cambios marcados o extremos en el estado de ánimo. Los períodos de una sensación de tristeza o depresión pueden alternar con otros de felicidad y malhumor. Se puede pasar de estar muy activo a irritable. Esta patología crónica produce consecuencias en distintas áreas de la vida y genera graves problemas no sólo a nivel individual sino también al entorno de quien lo padece.
Por ello, las familias tienen un rol fundamental. Es muy importante que tengan el mayor conocimiento posible con respecto a la manera de actuar ante los episodios de crisis y ayudar a llevar una mejor vida al paciente. Horacio Vommaro, médico psiquiatra y Director de Psiquiatría y Salud Mental de INEBA explicó a Infobae que cuanto más interiorizado esté el entorno familiar y los allegados sobre la condición del afectado "mejor será el pronóstico". En ese sentido, brindó tres consejos esenciales.
1- Ayudar a que reconozca y acepte su enfermedad, que es la única manera de aprender a convivir con ella. Éste es uno de los pasos más importantes para evitar las consecuencias más graves de la misma y mejorar su calidad de vida.
2- Controlar que la persona tome los medicamentos en forma regular y las dosis indicadas por su psiquiatra. "Es la mejor manera de prevenir las recaídas", señaló.
3- Aprender a reconocer los síntomas tempranos de recaída y tratarlos precozmente, lo que puede "evitar la progresión a un episodio completo y sus consecuencias".
Además de las intervenciones familiares y sociales, el tratamiento para este trastorno incluye el uso de farmacoterapia en combinación con abordajes psicoterapéuticos. En caso de producirse una recaída, el especialista recalcó que es fundamental consultar inmediatamente con el psiquiatra tratante. Y en ningún momento se debe dejar sola a la persona; hay que acompañarla durante el proceso.
Los pacientes tienen un riesgo particular de desarrollar otras enfermedades al mismo tiempo, sufrir de trastornos de ansiedad o de algún otro producto del uso de sustancias. No obstante, pueden llevar una vida normal. "Las personas que viven con el trastorno bipolar son más que su diagnóstico; son capaces de vivir una vida plena y con éxito, a pesar de convivir con esta patología. Desafortunadamente el estigma asociado al padecimiento continúa siendo una barrera a la atención e impide el diagnóstico precoz y la realización de un tratamiento eficaz", concluyó Vommaro.
LEA MÁS: