A los 26 años, Frances Tiafoe no solo se ha consolidado como una de las mayores promesas del tenis estadounidense, sino también como un viajero incansable que aprovecha su carrera profesional para explorar el mundo.
Tras una destacada temporada en 2024, donde alcanzó la semifinal del US Open, su mejor desempeño en un Grand Slam, el jugador reflexionó sobre sus hábitos, sus pasiones y las curiosidades que lo acompañan en su vida dentro y fuera de las canchas.
“Es tan fácil pensar: ‘Oh, ya volveré aquí algún día’. Pero un día voy a dejar de botar la pelota, así que trato de no dar nada por sentado”, explica durante una entrevista con GQ, realizada en un hotel en Dallas durante su receso de temporada.
El tenis como pasaporte a las ciudades más icónicas
La carrera de Tiafoe lo ha llevado a recorrer destinos fascinantes en los cinco continentes, y cada parada del circuito deja una huella distinta en su memoria.
Entre sus ciudades favoritas, destacan nombres tan icónicos como Nueva York, Londres, París y Roma. Sin embargo, su entusiasmo por Viena es una sorpresa para muchos.
“Me emociono mucho por Viena. La gente no habla mucho de esa ciudad, pero es muy bonita”, compartió con una sonrisa en la entrevista con GQ, subrayando lo especial que resulta para él.
Aunque admira tanto a Londres como a París, tiene una ligera preferencia por la capital británica. “París es genial, pero prefiero Londres”, confiesa.
Aun así, disfruta el encanto romántico de la ciudad francesa, especialmente cuando está acompañado por su novia. “Caminamos por París, vamos a pequeños cafés, es muy pintoresco”, relató.
En cuanto a Nueva York, el tenista reconoce una conexión especial con la energía vibrante de la ciudad. “Me encanta estar en Nueva York. Es un lugar increíble”, comenta, reflejando su afinidad con una de las metrópolis más importantes del mundo.
Pequeños rituales en una vida nómada
Pasar largas temporadas fuera de casa es un reto que Tiafoe aprendió a sobrellevar a través de pequeños rituales que lo hacen sentir más cómodo.
“Trato de hacer que cada lugar al que voy se sienta como casa”, desta el tenista a GQ. Uno de sus hábitos más marcados es no desempacar del todo...
“Siempre intento mantener mis cosas en mi maleta, pero al final del torneo es un caos. Especialmente en los Grand Slams, es una locura: llego con cosas viejas, recibo cosas nuevas… todo termina por los suelos”, confesó.
El tenista también aprecia los gestos de bienvenida en los hoteles. “Si tienen frutas, hors d’oeuvres o algunos mensajes bonitos, te hacen sentir bien y que quieres estar allí. Si además tienen unas cuantas botellas de Evian, mejor todavía”, mencionó, haciendo referencia a su conexión con la marca de agua que lo patrocina.
Otra parte esencial de su vida nómada es su bolsa de tenis, que es mucho más que un simple accesorio.
“¿Sabes cómo muchos jugadores llevan una segunda bolsa con ropa o cosas personales? Yo no puedo hacerlo, porque cada vez que lo he hecho, he perdido”, explica a GQ dejando en evidencia sus supersticiones.
Por esa razón, asegura que todo, desde los grips hasta el desodorante, pasa a formar parte de la bolsa principal. “Mi bolso termina estando bastante sucia después de un tiempo, pero así me siento más seguro”, añadió.
Además del equipamiento deportivo, Tiafoe lleva consigo objetos que lo conectan emocionalmente con su carrera. “Siempre llevo un par de mensajes bonitos de fans, cosas que me dan los niños, como etiquetas o números de camisetas que me gustan. Es algo especial para mí”, reveló.
Gastronomía: entre lo nuevo y lo familiar
Aunque no es alguien que se aventure fácilmente fuera de su zona de confort, los viajes han expuesto a Tiafoe a experiencias gastronómicas únicas.
Uno de sus momentos más destacados ocurrió en Australia, donde decidió probar carne de canguro por primera vez. “Quería decir que lo había hecho al menos una vez. La sirven como si fuera un filete. Era muy masticable, pero estaba deliciosa”, recordó.
A pesar de estos experimentos, hay comidas que definitivamente no forman parte de su menú. “Nunca más volveré a comer ostras. Horribles para mí, súper malas. Las probé una vez y decidí que nunca, jamás lo haría de nuevo”, asegura a GQ.
También admitió que no es fanático de las verduras, aunque actualmente trata de incluirlas en su dieta para mantener el equilibrio necesario como deportista.
Sin embargo, cuando está en casa, nada supera los sabores de su región natal, el DMV (DC, Maryland y Virginia). Entre estos, destaca la salsa Mumbo, un elemento fundamental de la cultura culinaria local.
“Es un básico. La pones en tus alitas y es como crack. Creciendo, siempre tenía que conseguirla. Es realmente parte de la cultura”, expresó.
La música como motor emocional
La música ocupa un papel central en la vida de Frances Tiafoe, especialmente antes de los partidos.
“Siempre camino hacia la cancha con los audífonos puestos. Es parte de mi rutina”, comentó. Su playlist, dominada por el hip-hop, incluye nombres como Nipsey Hussle, Jay-Z, 50 Cent y Drake, este último siendo su favorito. “Es mi artista favorito de todos los tiempos”, confesó.
Asimismo, adapta su selección musical según el lugar en el que se encuentre. En Nueva York, por ejemplo, prefiere escuchar a Jay-Z o 50 Cent, cuyos estilos encajan con la energía de la ciudad. Sin embargo, su conexión con la música va más allá de los nombres y los géneros. “Es cuestión de vibra”, explicó, resaltando cómo las canciones lo preparan mental y emocionalmente para enfrentar cada partido.