El retiro de Roger Federer del tenis profesional marcó el final de una era en el deporte, tras una carrera estelar con 20 títulos del Grand Slam, entre otros récords. Sin embargo, la transición trajo una paz renovada para el tenista suizo, quien ahora se dedica a proyectos creativos y a su familia, con una perspectiva distinta y serena sobre la vida lejos de las competiciones.
La Laver Cup de 2022 en Londres fue el escenario de su emotiva despedida. Federer, acompañado de rivales y amigos que se convirtieron en compañeros de equipo, como Rafael Nadal, enfrentó una mezcla de emociones en el que sería su último torneo.
“Estar en un ambiente de equipo y rodeado de mis seres más cercanos me permitió decirle al mundo: este será el día”, dijo en una entrevista para la revista GQ. Este ambiente íntimo le permitió despedirse en sus propios términos, rodeado de apoyo y en un espacio que siempre le brindó seguridad.
Junto a su esposa, Mirka Federer, exploró su pasión por el diseño y la moda, un ámbito donde volcó su creatividad e interés. La influencia de Mirka fue central en esta transición, guiando y motivando a Roger en sus proyectos fuera de las canchas.
Para el atleta, el fin de su carrera deportiva no fue una pérdida, sino una transformación hacia una vida plena y satisfactoria. Las numerosas lesiones y los intensos esfuerzos físicos de los últimos años pesaron en su decisión de retiro, y hoy disfruta de un ritmo más equilibrado y sin la presión constante de la competición.
Una nueva identidad lejos del tenis
Desde aquel momento, Federer no miró hacia atrás. Libre de la disciplina diaria y el compromiso competitivo, hoy su vida es una mezcla de proyectos de diseño, vida familiar y constantes viajes. Se convirtió en un rostro habitual en las alfombras rojas y, aunque el suizo alguna vez temió esos eventos, hoy los disfruta como un espacio más de descubrimiento.
“Siento que salir y conocer gente y hacer cosas diferentes para mí es muy atractivo, aunque antes temía las alfombras rojas, las charlas intrascendentes y todo eso”, cuenta Federer para GQ. Pero tras años de incomodidad en trajes de etiqueta, ahora se siente en su elemento. La moda es un interés creciente en su vida, y actualmente colabora en una línea de gafas de sol con Oliver Peoples.
El suizo confiesa que el interés por el estilo y la moda le viene en gran parte de Mirka, su esposa. “Siempre fue muy elegante y le encantaron los coches, los relojes y la moda”, explica Federer, señalando cómo ella le abrió un mundo que él desconocía.
Fue un cambio de perspectiva que comenzó en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, cuando él era un joven tenista de 18 años. Mirka, tres años mayor y con una personalidad extrovertida, lo motivó a visitar museos, y apreciar la moda como una expresión de estilo y carácter. Hoy, disfruta de estas colaboraciones y proyectos creativos, una extensión de su identidad fuera del deporte.
La rivalidad histórica con Nadal y Djokovic
A pesar de la profunda transformación en su vida, Federer admite que el tenis sigue presente, aunque de una manera más relajada. No extraña las exigencias del circuito, pero se mantiene al tanto de los resultados y ayuda a jóvenes tenistas con algún consejo técnico.
Sin embargo, su competencia con Nadal y Djokovic, rivales de toda la vida, transformó un sentimiento de respeto y apoyo mutuo. “Me siento bien. Es apropiado que yo sea el primero en irme, deseo que puedan seguir tanto tiempo como yo”, comenta, feliz de ser espectador de los logros de sus amigos en el circuito.
Hace un mes, Nadal hizo un posteo en Instagram, donde publicó su despedida en el tenis profesional. Federer no quiso dejar pasar el momento de decirle unas palabras a su querido amigo: “¡Increíble carrera Rafa! Siempre esperé que este día nunca llegase. Gracias por los momentos inolvidables y por tus increíbles logros en el deporte que amamos. ¡Ha sido un absoluto honor!” Lo piensa, y entonces repite eso: “De pronto, un día te despertás y ya no sos más jugador de tenis profesional”.
El legado: una historia para sus hijos
En un proyecto inesperado, Federer aceptó documentar sus últimos días como tenista en un filme para Amazon. La idea de realizar el documental no partió de él, pero accedió pensando en preservar su historia para sus hijos y para su círculo íntimo.
Roger recuerda haberle dicho al cineasta Joe Sabia que al ver la versión preliminar, la emoción lo invadió. “Lloré como seis veces”, confiesa, describiendo la intensidad de revivir aquellos días. El filme, más que una historia de éxitos y derrotas, explora el lado humano que entregó todo en la cancha.
Ser padre, un rol lejos de la competencia
Lejos de las canchas, Federer se encuentra inmerso en su papel de padre de sus dos pares de gemelos: las niñas, de 14 años, y los niños, de 9. Aunque el tenis forma parte de la vida familiar, no les exige que jueguen a nivel profesional. “No quiero que mis hijos sean los únicos que no juegan al tenis en nuestro círculo”, bromea.
El deportista explica que no busca entrenarlos, sino acompañarlos como un padre más. Les quita importancia a sus propios logros y deja que sus hijos lo descubran a su ritmo.
La vida fuera del tenis, según Federer, es una experiencia completamente distinta a la competencia en los Grand Slams, y aunque bromea diciendo que nunca había sentido tanto estrés como ahora, sabe que es una etapa que merece su atención. “Ser padre es una forma diferente de estrés”, dice, reflexionando sobre la presión de criar a sus hijos y acompañarlos en el crecimiento.
Un nuevo capítulo
Roger Federer, hoy, abraza una vida sin la intensidad de las canchas, pero con una agenda llena de proyectos y momentos significativos con su familia. Mira hacia adelante con una paz que le permite explorar otros aspectos de su personalidad y encontrar satisfacción en los pequeños detalles de su día a día.
Al recordar su carrera, afirma que dejó todo en la cancha y que esa tranquilidad le permite vivir este presente de manera plena. “Estoy orgulloso y feliz por lo que logré”, concluye el campeón, que ahora asume la vida como un nuevo desafío.