Oksana Masters, la estrella paralímpica que sobrevivió al desastre de Chernobyl y vivió en 3 orfanatos

La atleta transformó sus adversidades en victorias olímpicas, superando una infancia marcada por el desastre nuclear y el abandono

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Oksana Masters ha ganado 17 medallas paralímpicas.
Oksana Masters ha ganado 17 medallas paralímpicas.

En la primavera de 1986, una tragedia marcó el destino de miles de personas en Europa del Este: el accidente nuclear de Chernobyl. Entre las víctimas indirectas de esta catástrofe se encuentra Oksana Masters, quien, sin haber estado presente en el lugar del desastre, sufrió sus devastadoras consecuencias. Nacida en Ucrania en 1989, Oksana llegó al mundo con graves malformaciones físicas que, según los médicos, fueron causadas por la radiación liberada durante el colapso de la planta nuclear.

Con seis dedos en cada pie, sin pulgares y con una pierna considerablemente más corta que la otra, Oksana enfrentó desde su nacimiento un conjunto de desafíos físicos. Además de estas condiciones visibles, también carecía de huesos importantes en ambas piernas, lo que complicaba aún más su movilidad. Su cuerpo era la evidencia viviente de los efectos a largo plazo de un desastre que cambió la historia de Europa del Este.

Los orfanatos en Ucrania

La infancia de Oksana Masters no solo estuvo marcada por las cicatrices físicas que dejó el desastre de Chernobyl, sino también por las heridas emocionales que vivió en los orfanatos de Ucrania. A los pocos días de nacer, fue entregada en adopción debido a las dificultades económicas de sus padres biológicos, quienes no podían costear las costosas intervenciones médicas que su condición requería. Así, comenzó un periodo oscuro en su vida, que pasó en tres orfanatos antes de ser adoptada a los 8 años.

Las memorias de Oksana sobre su tiempo en esos lugares son sombrías. Describió en múltiples ocasiones los orfanatos como sitios fríos y desolados, con pasillos largos y oscuros donde las peores atrocidades sucedían durante la noche. “Cuchillos, cigarrillos encendidos, cadenas metálicas” son algunos de los objetos que, según su testimonio, le siguen causando pavor hasta el día de hoy. Estos elementos hacen alusión a los abusos que sufrió en su niñez, marcándola profundamente de una manera que las cicatrices físicas no pueden explicar por completo.

La atleta reveló en una publicación en The Players Tribune que todavía no puede tolerar que la toquen sin sentir miedo, recordando el ambiente aterrador y los abusos que soportó en los orfanatos. Estas experiencias la acompañaron incluso después de haber sido adoptada, lo que dificultó su adaptación a la nueva vida que tendría en Estados Unidos.

Adopción y vida en Estados Unidos

Oksana describe su llegada a Estados Unidos como un choque abrumador en su vida.
Oksana describe su llegada a Estados Unidos como un choque abrumador en su vida.

A los 8 años, la vida de Oksana Masters dio un vuelco cuando fue adoptada por una madre soltera estadounidense, Gay Masters, quien la llevó a vivir a Buffalo, Nueva York. Aunque esta adopción le brindó una oportunidad de escapar de los horrores de los orfanatos ucranianos, el proceso de adaptación a su nueva realidad no fue fácil.

Oksana describe su llegada a Estados Unidos como un choque abrumador. A pesar de haber encontrado amor y estabilidad en su nuevo hogar, su vida hasta entonces había estado plagada de dificultades, por lo que le resultó complicado aceptar y acostumbrarse a las comodidades. El simple hecho de dormir en una cama blanda, algo que cualquier niño apreciaría, era para ella una tarea imposible. Su mente todavía estaba atrapada en los miedos y traumas del pasado. “En el orfanato, asociabas el sueño con el abuso”, confesó en la entrevista, y, por eso, optaba por dormir en el suelo, intentando procesar las nuevas emociones antes de dejar atrás el trauma.

Además de los retos emocionales, tuvo que enfrentarse a nuevos desafíos médicos. A los 9 años, le amputaron su pierna izquierda debido a las complicaciones derivadas de sus malformaciones, y cinco años después, también le amputaron la derecha. Estos procedimientos fueron esenciales para mejorar su movilidad, pero cada cirugía representaba una nueva etapa de dolor físico y emocional.

Sin embargo, en medio de estas dificultades, comenzó a descubrir el deporte, un camino que transformaría su vida. En Louisville, Kentucky, donde se mudó con su madre adoptiva, inició una nueva etapa de su vida, marcada por la fuerza y la perseverancia.

Carrera deportiva

La deportista nació en Ucrania, donde vivió en tres orfanatos antes de ser adoptada y mudarse a EE.UU.
La deportista nació en Ucrania, donde vivió en tres orfanatos antes de ser adoptada y mudarse a EE.UU.

El deporte se convirtió en la vía de escape y transformación. Lo que comenzó como una recomendación de su madre para mantenerla activa, se convirtió en una pasión que la llevaría a convertirse en una de las atletas paralímpicas más reconocidas del mundo. Su primer acercamiento al mundo deportivo fue el remo adaptado, un deporte que le permitió sentir, por primera vez, una sensación de control y libertad sobre su cuerpo, algo que había perdido durante sus años en los orfanatos y a través de las intervenciones édicas.

“En el agua, comencé a tener una nueva sensación de libertad y control que me habían arrebatado tantas veces a lo largo de mi pasado”, comentó Oksana sobre su experiencia en el remo. A los 13 años, decidió dedicarse plenamente a esta disciplina, y pronto comenzó a destacar. En 2012, junto a su compañero de remo Rob Jones, ganó la medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres para el equipo de Estados Unidos, un logro que la colocó en el radar internacional del deporte paralímpico.

Con el tiempo, Oksana logró una transición fluida a otras disciplinas. Se aventuró en el esquí nórdico y el biatlón, donde también alcanzó el éxito paralímpico. En los Juegos de Invierno de PyeongChang 2018, ganó dos medallas de oro en esquí y, en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Pekín 2022, conquistó otras tres preseas, dos de oro en biatlón y una más en esquí.

Además, después de una lesión en la espalda en 2014, Oksana encontró una nueva pasión en el ciclismo paralímpico, disciplina en la que brilló al ganar dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Esta atleta multifacética ha demostrado una increíble capacidad para adaptarse y sobresalir en diversas disciplinas, convirtiéndose en una leyenda del deporte paralímpico de Estados Unidos.

En París 2024, competirá nuevamente en ciclismo, consolidando su lugar como una de las figuras más importantes del deporte paralímpico internacional.

El deporte como herramienta de sanación personal

Oksana Masters es atleta de remo, esquí, ciclismo y biatlón. (Facebook: Oksana Masters USA)
Oksana Masters es atleta de remo, esquí, ciclismo y biatlón. (Facebook: Oksana Masters USA)

Para Oksana Masters, el deporte no fue solo una manera de destacar en el mundo competitivo, sino un medio fundamental para superar los traumas de su infancia y reconstruir su autoestima. Desde sus primeros años practicando remo adaptado, Oksana encontró en el esfuerzo físico una nueva fuente de fortaleza, tanto física como mental. Cada golpe de remo, cada entrenamiento extenuante, representaba un paso más en su camino hacia la sanación personal.

“El deporte me ha hecho ver que el cuerpo —mi cuerpo— tiene un poder que nunca se debe subestimar”, afirmó Oksana. Las múltiples cirugías que marcaron su niñez y adolescencia le habían hecho sentir que su cuerpo era frágil, pero a través del deporte descubrió que podía moldearlo y fortalecerlo. Esta realización transformó no solo su percepción sobre sí misma, sino también su capacidad de enfrentar el dolor, tanto físico como emocional.

Oksana ha hablado en varias ocasiones sobre cómo, a través del deporte, ha podido retomar el control sobre su vida. El esfuerzo, la disciplina y el sacrificio que requiere competir al más alto nivel la ayudaron a procesar los traumas que vivió en los orfanatos de Ucrania. El deporte se convirtió en su medio para reconectarse con su cuerpo, dejando atrás las heridas del pasado. “Mi cuerpo respondía al dolor con una fuerza y un propósito cada vez mayores”, mencionó en un texto publicado en su página web.

Además, competir le permitió visibilizar su historia y dar voz a aquellos que, como ella, enfrentan situaciones de abuso o discapacidad. Convertida en un símbolo de perseverancia, ha inspirado a millones de personas con su mensaje de superación y resiliencia. Su meta, como ella misma ha dicho, es “hacer crecer el movimiento paralímpico” y asegurarse de que las generaciones futuras encuentren en el deporte una fuente de transformación personal, tal como ella lo hizo.

Objetivos personales y metas futuras

Oksana Masters llevando la antorcha olímpica en la ceremonia de los Juegos Paralímpicos. París 2024 es el séptimo evento paralímpico para Oksana, que competirá en ciclismo.
Oksana Masters llevando la antorcha olímpica en la ceremonia de los Juegos Paralímpicos. París 2024 es el séptimo evento paralímpico para Oksana, que competirá en ciclismo.

A pesar de sus innumerables logros en el deporte, Oksana Masters tiene claro que su impacto no se limita al ámbito competitivo. Más allá de seguir ganando medallas, Oksana desea que su historia inspire a otras personas, en especial a mujeres y personas con discapacidad, para que vean en ella un reflejo de fortaleza y superación. En 2023, decidió compartir su vida de manera más íntima publicando sus memorias, un proceso que describió como otra forma de sanación. Al narrar su experiencia, busca que otros entiendan el poder que tienen para superar las adversidades y encontrar su propia voz.

Uno de sus grandes sueños a futuro es formar su propia familia. Oksana ha mencionado su deseo de tener hijos y enseñarles a ser fuertes e independientes, tal como ella lo ha aprendido a lo largo de su vida. Además, comparte su vida con su pareja, el también atleta paralímpico Aaron Pike, con quien ha construido una relación basada en el apoyo mutuo dentro y fuera del deporte.

Otro de sus anhelos es reconectar con su familia biológica en Ucrania, de quienes fue separada al poco tiempo de nacer. A lo largo de los años, Oksana ha procesado los sentimientos que tenía hacia sus progenitores, comprendiendo que su decisión de darla en adopción estuvo motivada por las duras circunstancias en las que vivían tras el desastre de Chernobyl. “Lo que me pasó entonces es lo que me ha llevado a la vida que tengo ahora”, reflexiona, aunque admite que todavía tiene muchas preguntas y le gustaría conocer a esa parte de su pasado que sigue siendo un enigma.

Finalmente, Oksana también sueña con poder pasar más tiempo con su madre adoptiva, quien fue la pieza clave para que su vida diera un giro radical. Ha mencionado su deseo de llevarla de vacaciones, disfrutar juntas y devolverle parte del amor y el apoyo incondicional que recibió desde su adopción.

Con todos estos objetivos en mente, Oksana sigue enfocada en hacer crecer el movimiento paralímpico y en seguir utilizando su historia como una fuente de inspiración para futuras generaciones. Su legado va más allá de sus logros deportivos, centrándose en su capacidad para empoderar y transformar la vida de otros.

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