Pensó en dejar de competir, pero una operación cambió su carrera y alcanzó “el logro de su vida” con una ayuda celestial

Macarena Ceballos fue una de las primeras argentinas en clasificar a los Juegos Olímpicos. La cordobesa, que competirá en 100 y 200 metros pecho, remarcó el valor que tiene su familia en su trayectoria y cómo buscará ayudar al deporte argentino en un futuro

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Entrevista a Macarena Ceballos - Natación

Casi como un guiño del destino, antes de viajar a Europa para completar su puesta a punto, la protagonista de esta historia se entrenó por algunos días en el Centro Acuático donde se hicieron las pruebas de natación de los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.

“Desde el día 1 que yo clasifiqué, es como una felicidad y es como conseguir el logro de toda mi vida”. La autora de esa frase es Macarena Ceballos, un ejemplo de los tantos de resiliencia pura que tiene el deporte argentino, del que ella es una defensora a ultranza. Tanto que, el día que decida no competir más, intentará difundir su disciplina y tantas otras como futura periodista deportiva.

La nadadora, que se tiró a la pileta cuando todavía era una niña en Río Cuarto por seguir el ejemplo de su hermana mayor, ahora está frente al desafío de su carrera. De toda una vida que persiguió. Como Ángel Di María cuando ganó la Copa América en Brasil, Maca rompió su propia pared al conseguir el boleto para París 2024. Le costó. Y vaya que así fue.

“Yo en Lima (Juegos Panamericanos en 2019) la pasé muy mal, al nivel de llorar con mi papá y mi hermana, que por suerte estaban allá y dije ‘no, no quiero más, ya no quiero sufrir más, no quiero esto más, Me cansé’. Ahí creo que dije basta”, le contó a Infobae en una charla a corazón abierto. Una lesión en el hombro la tuvo a mal traer, hasta que se operó y, gracias a su fuerza de voluntad, destrabó una situación que la hizo pensar en dejar la natación.

Pero siguió y junto a su entrenador Gustavo Roldán, se aseguró de clasificar a los que serán sus primeros Juegos Olímpicos. ¿Es verdad que ella le anticipó que lo iba a lograr y hasta le dijo la marca de sus pasadas en los 100 metros pecho? Sí, lo que nunca se iba a imaginar es que lo iba a lograr en el Mundial de la disciplina.

“En enero del año pasado yo me acuerdo que en el CeNARD le dije a Gustavo ‘yo voy a clasificar a los Juegos pasando en 31.5 y volviendo en 35.1. No me preguntes en dónde. No me preguntes en qué, pero yo lo voy a hacer así’. Y me dijo ‘Bueno, yo compro’. Entonces, cuando hago la marca voy y le pregunto y él me dice ‘Pasaste el 31.5 y volviste en 35.1′ Te juro por Dios. Y yo lo había hecho en enero, pero es una cuestión de confianza y confianza de uno. Yo en ese momento lo tenía acá. Yo sabía que iban a ser esos mis pases, porque sabía cuál era la marca, que es la realidad, pero nunca imaginé que iba a ser tan igual y que se iba a dar en el Mundial”, relató.

El próximo domingo 28 de julio, cuando Ceballos se tire al agua en la piscina del estadio La Defense, el centro acuático de París 2024 que se construyó en medio de un estadio multipropósito donde tocaron los Rolling Stones y Taylor Swift, no estará sola. Atrás de ella estarán su papá y sus hermanas. “Mi familia es mi todo. O sea, yo no hubiese llegado a donde estoy sin ellos. No solo deportivamente, sino de vivir en Buenos Aires, de estar tantos años acá, de bancarme, porque la verdad es esa. Yo hay veces que estoy ocho meses sin ir a Córdoba porque el calendario no me lo permite y vienen ellos. Entonces creo que ellos son mi todo”.

Si hay algo de lo que Macarena que tiene que estar orgullosa es que pudo superar una barrera, imaginaria o no. Y lo hizo gracias a su capacidad como nadadora y con la ayuda de su mamá, aquella que perdió cuando era todavía una niña, pero que siempre estuvo y estará para empujarla a cumplir todos sus sueños desde el cielo. Y ahora viene el más importante de toda su vida.

Macarena Ceballos durante su entrenamiento en el Parque Olímpico ubicado en Villa Soldati (Matías Arbotto)
Macarena Ceballos durante su entrenamiento en el Parque Olímpico ubicado en Villa Soldati (Matías Arbotto)

- Estamos en una pileta olímpica y en unos días vas a estar compitiendo en tus primeros Juegos Olímpicos. Contame primero cómo estás viviendo cumplir un viejo anhelo.

- La verdad es que primero estoy feliz, ya desde el día 1 que clasifiqué, es como una felicidad y es conseguir el logro de toda mi vida. Con eso estoy como satisfecha con. O sea, no sé si satisfecha es la palabra, pero bueno, viviéndolo a pleno. Estoy contenta y en realidad disfruto todos los días. Todo lo que me pasa.

- ¿Te fue muy difícil aprender a disfrutar? Porque eso es algo que hemos hablado en otras ocasiones. ¿Qué proceso interno hiciste para lograr un sueño de toda tu vida?

- Hay un momento, creo que es en la vida o en la carrera de todos, que como hacés tantos años tu actividad, se vuelve como monótono levantarme; ir a entrenar, salir, comer, irme a dormir la siesta porque tengo que entrenar y creo que en esa monotonía nos olvidamos de disfrutar. A mí el proceso de Lima me pareció que era siempre lo mismo. No estaba estudiando, no hacía otra cosa. Tuve una lesión que encima empeoró porque no me podía operar. O sea, no tenía tiempo para operarme. Entonces era un embole. Y después de lo que fue la pandemia, creo que más allá de mi madurez, crecí trabajando con psicólogos. Pude destrabar varias situaciones en lo deportivo y en lo personal. La pandemia me ayudó mucho para estudiar. Como no hacía otra cosa, me puse a hacer muchas materias y me enganché con la carrera de periodismo deportivo. Y creo que eso también me ayudó a mí para decir ‘che, si voy a encarar, voy a intentar’. O sea, encarar ese momento era intentar un ciclo olímpico más. Lo voy a hacer al 100%. Voy a disfrutar de los días buenos, los días malos y como se den las cosas. Y ahí fue cuando venía a nadar y encontraba como un motivo en realidad, porque yo antes venía y me preguntaba ‘qué es lo que hago todos los días’. Es lo normal en mi vida. Tengo un trabajo. Era esto.

- En algún momento pensaste en decir “hasta acá llegué”. Y si te lo planteaste, ¿cuál fue el motor que te hizo decir “yo merezco cumplir mi sueño”?

- Sí, el frenar, creo que de más chica. Cuando sos más chica es como medio normal cuando estás en la adolescencia. Pero después de Lima (Juegos Panamericanos de 2019) dije basta. O sea, basta porque la estaba pasando mal. Por ahí uno dice ‘ay, qué exagerada’, pero yo la estaba pasando muy mal.En Lima la pasé muy mal a nivel de llorar con mi papá y mi hermana, que por suerte estaban allá y dije ‘no, no quiero más, ya no quiero sufrir más, no quiero esto más, Me cansé’. Ahí creo que dije basta. Y como al mes estaba entrenando. Bah, no entrenando, pero estaba haciendo una demostración en Río Cuarto, mi lugar. Y bueno, me tuve que tirar a nadar y dije ‘no puedo dejar que por ahí un logro o un mal momento me hagan dejar lo que amo’. Y ahí volví. Empecé. Ahí empecé con mi trabajo, con mi psicóloga y empecé a entrenar. Pero siempre sentí que tenía algo más para dar, que había algo que me estaba faltando.

- Me hablaste de Río Cuarto y sería justo para tu carrera que cuentes cómo llegaste a tirarte a una pileta

- Yo llego a la natación por mi hermana. Yo antes hacía gimnasia artística, que me encanta. Creo que soy una gimnasta frustrada. Y como toda hermana menor, seguí a mi hermana mayor. Entonces ella empezó a nadar y yo la seguí. Al principio no quería saber nada. Nada. El otro día recordaba cuando me preguntaban cuándo había sido la primera vez que yo había ido al CeNARD y fue en un campeonato argentino en el 2007. Pero a verla a ella, o sea, yo desde afuera. Cholula, me saqué foto con José Meolans, con Georgina Bardach y creo que ahí me fui enganchando.

- ¿Cuándo fue que descubriste que eras buena en el agua?

- Creo que ese click lo hice en el 2009, que fue cuando tuve mi primera selección juvenil. Entrenamos y ahí el que era jefe técnico de la selección en ese momento junto a mi entrenador me dijeron que tenía que empezar a entrenar en la madrugada, y antes de ir al colegio, y demás. Para eso se necesitaba un compromiso de ‘lo vas a hacer en serio o es solo para pasar el rato’ Y ahí dije ‘lo vamos a hacer en serio’ Levantarnos con mi papá a las 4 de la mañana no era chiste. Así que ahí creo que fue como que lo tomé en serio.

- ¿Cuándo fue la primera vez que soñaste con estar en los Juegos Olímpicos?

- Yo me acuerdo de una entrevista que hice en Río Cuarto en el 2008, que como en ese momento nadábamos todas mis hermanas, nos preguntaron cuál era nuestro sueño y yo había dicho ‘competir unos Juegos Olímpicos con mis hermanas’. En ese momento no sé si tomaba dimensión de lo que era ser olímpico. Después, cuando fue lo de Río 2016, que yo me quedo afuera por muy poco, ahí tomé como dimensión. Este es mi sueño deportivo, o sea, yo quiero estar ahí y voy a hacer lo que esté a mi alcance para lograrlo. Y ahí fue cuando dije ‘voy a trabajar para esto’. O sea, en ese momento era mi sueño, lo intenté, lo di todo para Tokio. La verdad es que ya la venía pasando mal. Sabía que ya estaba lesionada, que ya estaba cada vez más lejos. Dije ‘¿bueno, ya está, ¿será que no será que al final era mi sueño?’.

Ceballos junto a Gustavo Roldán, su entrenador, durante el Mundial de Fukuoka 2023 donde logró la marca A para los Juegos Olímpicos
Ceballos junto a Gustavo Roldán, su entrenador, durante el Mundial de Fukuoka 2023 donde logró la marca A para los Juegos Olímpicos

- ¿Parte de ese cambio que hiciste de mentalidad creés que fue puntal para poder lograr el objetivo de clasificar a París?

- La operación de hombro. Era algo que necesitaba, operarme para poder entrenar al 100%. Había muchas cosas que no estaba pudiendo hacer porque tenía la cápsula rota y había que curarla, había que suturarla. Y cuando yo me opero, que empiezo todo el proceso de rehabilitación, creo que ahí fue el click de decir ‘che, estoy al 100, o sea, no tengo nada que me frene, no estoy lesionada. El hombro quedó al 100%. O sea, mi médico me decía ‘Está bien, podés si querés, hacer una vertical que está bien’. Entonces ahí, cuando realmente me solté, o sea que confíe en que el hombro estaba, porque también fueron muchos años que yo lo arrastré, entonces me daba miedo hacer todo y cuando realmente me solté mentalmente, fue cuando me empezaron a salir las cosas. Y en enero del año pasado yo me acuerdo que en el CeNARD le dije a Gustavo (Roldán, su entrenador) ‘yo voy a clasificar a los Juegos pasando en 31.5 y volviendo en 35.1. No me preguntes en dónde. No me preguntes en qué, pero yo lo voy a hacer así’. Y me dijo ‘Bueno, yo compro’. Entonces, cuando hago la marca voy y le pregunto y él me dice ‘Pasaste el 31.5 y volviste en 35.1′ Te juro por Dios. Y yo lo había hecho en enero, pero es una cuestión de confianza y confianza de uno. Yo en ese momento lo tenía acá. Yo sabía que iban a hacer eso mis pases, porque sabía cuál era la marca, que es la realidad, pero nunca imaginé que iba a ser tan igual y que se iba a dar en el Mundial. La verdad que no.

- Después de haber sufrido con la salud mental, imagino que en la actualidad se convirtió en algo tan importante en tu entrenamiento como la parte técnica o física.

- Yo creo que la salud mental o la cabeza en sí es todo, o sea, es la base del deporte. Si tu cabeza no va, o sea, si mentalmente no estás, no vas a rendir ni entrenando y menos en competencia. No crean que hago todo bien y soy perfecta. No soy un robot, tengo días malos y tengo días que llorando le digo a Gustavo ‘no puedo más, estoy agotada mentalmente, no me da el cuerpo, no me da la cabeza para pensar en nada’. Y ahí es cuando decimos ‘bueno, tómate el finde’. ¿Y uno por ahí dice ‘no, cómo te vas a tomar un fin de semana, sábado y domingo?’ Y sí, o sea, soy humana, lo necesito, necesito desconectar. Me encantaría irme a mi casa, pero estoy bastante lejos. ¿Pero viste cuando la cabeza es todo? Yo me lo tomo. Y no es que me lo tomo con culpa porque es lo que realmente necesito.

- Hablamos de que el periodismo deportivo se convirtió también en una especie de escape, al decir no solamente tengo que focalizarme en nadar. ¿Dónde te nació la pasión?

- Siempre me gustó el deporte en sí. Entonces quería algo que me conectara. La educación física no me gustaba. Kinesiología tampoco me gustaba. Y encontré acá en Buenos Aires la carrera de Periodismo Deportivo, que en realidad me enganchó mucho en pandemia, porque hacía siete materias. Como tenía tanto tiempo, hice siete materias. Después volví a hacer seis. Cuando empecé a entrenar fueron decayendo, pero creo que me gusta mucho el deporte en sí, el deporte amateur. Soy de mirar deporte argentino más que nada, o sea, natación de todo el mundo. Pero el deporte argentino me gusta mucho. Me gustaría ayudar desde mi punto de ex deportista cuando deje, como periodista difundir eso, el deporte amateur, lo que lo que se hace, o sea lo que realmente se entrena un deportista para llegar a donde está. Después si el resultado se le da o no, es otra cosa.

- Vamos a hacer una prueba ya que estamos. ¿Cómo definirías al deportista amateur en Argentina?

- El otro día decía que el lema de la selección argentina tiene que ser ‘contra viento y marea’, por lo que es vivir del deporte en Argentina. Creo que el deportista argentino tiene ese extra adentro, que contra lo que le pongan, lo va a superar. Tiene una fuerza interior que ningún otro deportista la tiene, que le van a salir las cosas. O sea, ‘¿che, se te rompió la pileta? No importa, me la voy a rebuscar, pero voy a entrenar igual’ o ‘che, ¿se te rompe la rueda de la bici? No importa, la voy a conseguir’. Creo que en eso tenemos ese extra de decir ‘las cosas nunca fueron fáciles, es la verdad’. Tenemos eso.

- Maca, empezaste a visualizar lo que va a ser vivir la experiencia olímpica. ¿Qué expectativas tenés?

- A mí me encantan estos eventos. Nunca estuve en los Juegos Olímpicos, pero sí estuve en Panamericanos. Y me encanta lo que es la Villa, compartir con otros deportistas, ver otra cultura, lo que se desayuna en otros países, lo que comen. O sea, me encanta. Creo que eso tiene de lindo lo que son los Juegos Olímpicos, los Panamericanos, los Odesur, que lo vivís desde ese lado.

- ¿Vas en el plan de también si ves a algún atleta que sigas o quieras pedirle una foto?

- Soy vergonzosa, muy vergonzosa en ese sentido. Creo que con famosos así la única que tengo una foto es con Adam Petty (nadador birtánico), pero después los veo y me dicen ‘pedile una foto’. No, no puedo, no puedo, me muero y me da mucha vergüenza. Obvio que después digo ‘cómo no le pedí una foto’. Pero bueno, da cosa. Digo ‘pobre, capaz está cansado de sacarse fotos y voy’. Pero me encantaría. O sea, obvio, si me animo, me animo bien.

Macarena con su medalla en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 (REUTERS/Dylan Martinez)
Macarena con su medalla en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 (REUTERS/Dylan Martinez)

- Y desde lo deportivo, ¿tenés alguna expectativa?

- Sí, creo que obvio que hace rato vengo trabajando en buscar una final mundial. Lo busqué en Fukuoka, lo busqué en su momento para el Mundial de pileta corta. Entonces creo que en estos es más o menos lo mismo. Mi idea es, mi idea no, es para lo que trabajo, es pasar a una semifinal. Sería un muy buen logro en lo que es el evento, las situaciones y demás. Y de ahí, bueno, que pase lo que pase, como fue en este caso Fukuoka. Pero una semifinal es lo que estoy soñando y siento que se puede lograr.

- Sería otra vez una cordobesa en una semifinal de los Juegos Olímpicos (NdlR: Georgina Bardach en Atenas 2004, donde fue medalla de bronce)

- Ojalá que sí. Creo que son logros, yo tengo que tener algo que me motive. Dame el objetivo de esto. Si no lo tengo, es como raro. Siento que una semifinal la puedo buscar. O sea, voy a pelearla con dientes, uñas y todo lo que tenga. Y nada, que la banderita argentina esté ahí.

- Ya hablamos de ese plus que tiene el deportista argentino. Y lo que también hay que decir es que la familia del atleta es el primer sponsor, el que siempre está. ¿Cómo están viviendo tu papá y tus hermanas la previa a tu participación en París?

- Mi familia es mi todo. O sea, yo no hubiese llegado a donde estoy sin ellos. No solo deportivamente, sino de vivir en Buenos Aires, de estar tantos años acá, de bancarme, porque la verdad es esa. O sea, yo hay veces que estoy ocho meses sin ir a Córdoba porque el calendario no me da y vienen ellos. Entonces creo que ellos son mi todo. Mi papá siempre, o sea, nunca me dijo ‘che, tenés 25 años, ya está cortémosla’. Y creo que eso fue fundamental, que mi papá me apoyara hasta que yo dijera ‘che, basta o voy a seguirlo’. Cuando yo clasifiqué a los Juegos acá era de madrugada y le avisó Gustavo (Roldán, su entrenador) a mi papá, porque yo obviamente no tenía el celular y no sabía cuándo lo iba a agarrar. Era domingo de madrugada y creo que me había mandado felicitaciones por la semifinal. Claro, después cuando Gustavo le dice que había entrado a los Juegos, me manda otro mensaje y me dice: ‘Y tu sueño de París se hizo realidad’. Entonces yo le dije ‘Lo hicimos’. No soy yo sola. Son ellos atrás mío los que viajaron para venir a verme. Que si se tuvieron que ir a Lima, mi papá y mi hermana fueron. Mi hermana más chica se ha comido un montón de torneos en su momento por ser menor, pero sin ellos yo no hubiese llegado a nada y creo que lo viven con el mismo nerviosismo que yo. O sea, todo el tiempo. ‘¿Cómo estás? ¿Estás bien? Ya te vas, Estás tranquila’, O sea, nada sin ellos. Yo no estaría acá.

- En el mismo sentido, no quiero dejar de preguntarte, aunque me imagino que será difícil. ¿Cuánto extrañás a tu mamá?

- Durante mucho tiempo me costó esto de saber que estaba, o sentirlo, o saber que no estoy sola. Son cosas que no se planean. Pero, la pucha, pienso cómo me hubiese gustado que mi mamá estuviese en la tribuna. O sea, para ver mi primera medalla en un argentino de mayores o para ver mi primer récord. Pero bueno, cuando fue el Mundial de Fukuoka, justo en la semifinal, los chicos me estaban mirando de arriba. O sea, justo quedaban atrás mío en la cabecera y el kinesiólogo Huguito en ese momento me dijo ‘Maca, ibas arriba del agua parecía que te empujaban desde afuera, o sea, realmente te empujaban’. Y ahí dije ‘bueno, no estoy sola’. O sea, si bien en el agua sí me tiro sola, afuera no estoy sola.

Maca Ceballos cumplirá su sueño de ser olímpica en París 2024 (Matías Arbotto)
Maca Ceballos cumplirá su sueño de ser olímpica en París 2024 (Matías Arbotto)

Fotos y video: Matías Arbotto

Edición: Leonardo Larrea

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