Ailén Lascano Micaz, una atleta de 31 años nacida en Viedma, logró cruzar 40 kilómetros de aguas abiertas en tan solo 13 horas y 10 minutos a pesar de las bajas temperaturas y las fuertes corrientes propias del Canal de la Mancha. Dicha hazaña la llevó a consagrarse como la primera nadadora de Rio Negro en hacerlo.
El desafío es denominado como “el Everest para los nadadores” por las dificultades que plantea; sobre todo, teniendo en cuenta las estrictas regulaciones impuestas por la Channel Swimming Association para dar oficialmente como superado el cruce, ya que no se permite ninguna ayuda artificial, excepto gafas, gorro (no de neopreno), pinzas para la nariz, tapones para los oídos y un traje de baño clásico que no ofrezca ni protección térmica ni flotabilidad. En la actualidad, cerca de 2.700 nadadores y nadadoras lograron completar este trayecto.
“Sentía que no iba a llegar a mucho, que no era lo mío”, confesó la nadadora en diálogo con Infobae en abril de este año al referirse a sus inicios en la natación. Sin embargo, luchó por su sueño y, ahora, se encuentra a tan solo un paso de conseguir la Triple Corona de Aguas Abiertas luego de superar en 2021 el desafío 20 Puentes de la isla de Manhattan y tras cruzar el Canal de la Mancha.
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La historia de Ailén en el deporte se remonta a cuando sus padres decidieron enviarla a natación de forma obligatoria, debido a lo peligrosas que son las corrientes de agua patagónica durante el verano.
De esta forma, la niña empezó a aprender entre cuatro paredes azules lo básico que alguien debería saber para no ahogarse, pero todo cambió un amigo de su papá que la invitó a cruzar el río, algo que hizo que su vida de un giro de 360 grados. “Fue una experiencia única. Nunca había sentido algo igual”, recordó sobre ese momento.
Sus primeras competencias fueron en pileta hasta que se dio cuenta que tenía mayor potencial para enfrentar la inmensidad de las aguas abiertas, de esta forma encaminó sus entrenamientos en los fríos ríos del sur.
“El contacto con el agua me flasheó mal. Dije ´esto es lo mío´. Era sentir el agua viva que se movía de un lado a otro, ver animales, la naturaleza desde otro punto de vista. Todo mientras surcaban el agua con un silencio que muchas veces te hace estar solo con tu cabeza”, expresó sobre la segunda vez que estuvo en contacto de esta forma, con el río.
Lascano Micaz relató que no solo le genera mucha satisfacción el deporte en sí, sino todo lo que implica el mismo a nivel mental y físico: “La cabeza muchas veces queda en blanco. Es como una sensación que no estás pensando en nada. Sólo en ver cómo se mueve el cuerpo. Y el silencio es muy potente”.
La ambición de esta nadadora fue creciendo cada vez más, ya que una vez que el desafío de nadar en aguas abiertas con total tranquilidad había sido superado, redobló la apuesta y se propuso hacerlo exponiendo su cuerpo a temperaturas realmente bajas. Su primera experiencia fue en las aguas heladas de Bahía Blanca, donde la temperatura no superaba los 6 grados. Al respecto, confesó que al mojar solamente la punta de sus pies, pensó: “Ni loca”, pero sólo bastó tiempo para animarse.
Según explicó, el nado a temperaturas tan bajas se practica en periodos de tiempo muy cortos para evitar el congelamiento, que si no es abordado con una preparación física consciente puede ser muy dañino para el cuerpo, por lo que destacó la importancia de tener una recuperación apropiada luego de practicar la actividad.
“La peor experiencia fue en Siberia, antes de la pandemia de coronavirus. Hacía como menos 20 grados y se me congelaba hasta la toalla”, señaló sobre aquel desafío que la llevó a experimentar en aguas en las que tenía que esquivar pedazos de hielo.
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Su periodo competitivo 2022/23 la llevó a acumular una gran cantidad de medallas e inclusive ser reconocida a nivel mundial como la mejor nadadora en aguas heladas.
Uno de los sueños más grandes que tiene por delante es comenzar a vivir del deporte que tan lejos la llevó. Es algo que aún no puede hacer, por lo que recibe ayuda de sus amigos, colegas y sponsors, además de contar con una beca del gobierno de Río Negro, que le permite entrenar.
Entre los desafíos más importantes a los que se enfrentó, estuvo la vuelta a la isla de Manhattan en Nueva York, la cual hizo en 9 horas en aguas que rondaban entre los 18 y 19 grados. Pasó entre el skyline más famoso del mundo y en la zona del parque de diversiones de Coney Island. “Me sentía como en una película pero abajo del agua”, recordó Ailén sonriente.
Así, se propuso superarse a sí misma y el 21 de junio a las 22 horas de Argentina emprendió un nuevo reto personal en el Canal de la Mancha, trayecto que realizó en compañía del capitán Stuart Glesson y su equipo de Sea Leopold, según informó el medio local RN.
Lascano Micaz confesó además que al nadar tiene una perspectiva más cercana a la naturaleza, como “si fuera un animal”. Agregó una metáfora y señaló que su vida diaria es vista con un par de anteojos que le muestran escenarios con “neblina”, la cual se disuelve ni bien ingresa al agua, donde todo se ve con “mayor claridad”.
“Sería hermoso poder estar con ese paisaje alrededor, en el agua y ver esas montañas de hielo desde abajo”, dijo en referencia a su sueño de nadar en las frías aguas de la Antártida.
De cara al futuro, tiene otro objetivo muy grande por delante, que la llevaría a obtener sumar otro reconocimiento internacional. Para ello, deberá enfrentarse al canal de Santa Catalina, ubicado en California, Estados Unidos.
Debido a la suma de todos los requisitos y la exigencia física requerida, muy pocos nadadores han completado la prueba desde 1875, cuando fue culminada por primera vez por el inglés Matthew Webb. Actualmente, son menos de 2.800 los y las nadadoras que lo lograron.
Con información de Télam.
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