En su hábitat natural, la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento contra el Cáncer del CEMIC, la doctora Berta Roth recibió a DEF para explicar el trabajo que desarrolla junto a su equipo profesional. “Tenemos distintas técnicas de tratamiento, que van de menor a mayor complejidad”, explicó y agregó: “Cuanto más complejas son las técnicas, se requiere una mayor labor para diseñar el tratamiento y, a su vez, se consigue una mayor precisión y un beneficio para el paciente”.
Berta Roth, médica especialista en radioterapia, fue entre 2007 y 2011 directora general del Instituto Oncológico “Ángel Roffo”, perteneciente a la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es, actualmente, asesora científica y directora de la residencia de Radioterapia del CEMIC y docente en distintas universidades de nuestro país y del exterior.
Roth enfatizó que el cáncer es la primera causa de muerte entre los 35 y los 65 años, “justamente la época en la que estamos más activos en nuestra vida social y laboral”. Para enfrentar seriamente esta patología, sostuvo, se requieren campañas efectivas desde el Estado, una infraestructura sanitaria moderna y la incorporación y formación de nuevos recursos humanos. En ese sentido, un hito fue la creación en 2010 del Instituto Nacional del Cáncer, iniciativa en la que participó el Instituto Roffo como uno de sus grandes promotores. “El paciente con este tipo de patología debe ser tratado en institutos oncológicos y, cuanto más especializados sean y cuanta mejor tecnología tengan, mejor resuelto va a estar el problema. Con nuevas tecnologías, además, uno puede disminuir en un 20 % la mortalidad por cáncer”, añadió.
LA COMPLEJIDAD DEL TRATAMIENTO ONCOLÓGICO
-¿Cuáles son los tratamientos oncológicos que existen en la actualidad y qué función cumple la radioterapia?
-Existen tres tipos de tratamiento: la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. El 60 % de los pacientes requieren, en algún momento, de su tratamiento, radioterapia. Algunas veces, la radioterapia es curativa en sí misma; en otros casos, se la combina con cirugía o quimioterapia; y también para paliación de síntomas. La radiología cumple, entonces, una función muy importante en el tratamiento oncológico. Hoy se requieren plataformas de alta tecnología y los tratamientos se están personalizando cada vez más, de acuerdo con las alteraciones moleculares que presenta el tumor.
-¿Cómo se abordan los distintos tipos de tumores?
-Algunos de ellos son abordados quirúrgicamente. Sin embargo, el hecho de extraer un órgano puede dejar secuelas. Si uno, por ejemplo, tiene que intervenir quirúrgicamente un tumor de laringe, eso le genera al paciente problemas en el habla. Por eso, la prioridad es preservar el órgano de la mejor manera posible para que siga funcionando y que el paciente pueda tener una mejor calidad de vida.
-¿Qué diferencia existe entre los tratamientos tradicionales de radioterapia y la protonterapia?
-En radioterapia, tratamos a los pacientes con dos tipos de energía: los fotones y los hadrones, dentro de los cuales se encuentran los protones. La radioterapia tradicional utiliza los fotones: se trata de radiaciones que entran con altas dosis y que atraviesan todo el cuerpo. En el caso de los protones, a diferencia de los fotones, no atraviesan todo el cuerpo; tienen una cierta velocidad y, a medida que la van perdiendo, depositan su energía. Es lo que se conoce, técnicamente, como “pico de Bragg”. Los protones depositan su mayor energía donde se detienen, es decir, al final del trayecto. A partir del cálculo de ese punto donde se detienen, es posible irradiar todo el volumen del órgano que necesitamos tratar y excluir el resto de los órganos cercanos. Eso da mucha mayor precisión y homogeneidad a la radiación.
-¿Qué tipos de tumores es preferible tratar con la protonterapia?
-En general, se pueden tratar todos los tumores. Ahora bien, como es un tratamiento más nuevo, complejo y los equipos de protonterapia son más costosos, se busca aplicarlo allí donde es imprescindible, particularmente en tumores pediátricos. En los años 60 y 70, se hablaba de un 40 % de sobrevida de un paciente con un tumor pediátrico. A partir de 2006 o 2007, el cálculo ya comenzó a ser de un 80 %. Esto significa que el aumento de la precisión y los avances en la tecnología no fueron en vano, sino que mejoraron el control del tumor. También se sugiere este tipo de tratamiento en tumores raros, como melanomas en los ojos, que, de tratarlos con cirugía, podrían llevar a la pérdida del globo ocular.
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
El papel de la doctora Roth ha sido clave en el proyecto del futuro centro de protonterapia en nuestro país. “No existe ningún equipo de este tipo en América Latina”, enfatizó. Consciente de las restricciones presupuestarias, pero decidida a concretar su sueño, se puso en contacto a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Pudo viajar al exterior para conocer otras experiencias y, en 2014, redactó un plan para la construcción del Centro Argentino de Protonterapia. A partir de ese momento, la CNEA inició conversaciones con la Universidad de Buenos Aires (UBA) para la instalación del centro y encomendó a INVAP la compra de los equipos. El centro se ubicará en un predio por la Facultad de Ciencias Veterinarias, en la intersección de las avenidas Nazca y San Martín, adyacente al Centro de Diagnóstico Nuclear y frente al Instituto Roffo.
“La propuesta es no solo traer al país los equipos de protonterapia, sino combinarlos con equipos estándar de radioterapia con base en fotones, para ofrecer un tratamiento adecuado para cada paciente”, especificó. Otro eje será la formación de profesionales, para lo cual se plantea el acompañamiento inicial de un especialista extranjero.
“No solo apuntamos a los tratamientos, sino que alrededor del nuevo centro va a haber todo un sistema científico”, agregó. “Va a ser un centro modelo, con investigación y desarrollo, que va a poner a la Argentina a la vanguardia y le va a permitir brindar un abanico terapéutico muy interesante”, completó.
* Esta nota fue escrita por un periodista de la redacción de DEF.
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