Con solo 39 km2 y atravesado por redes viales que permiten la integración del norte de la región metropolitana con la Ciudad de Buenos Aires, el municipio de Vicente López es uno de los ejes troncales para la movilidad en el conurbano bonaerense. Debido a la alta densidad automotriz y al importante número de vehículos que lo atraviesan, es imperiosa la necesidad de conocer la calidad del aire en determinados puntos específicos y su impacto en la vida de los vecinos.
-¿Cómo impacta a la salud la contaminación atmosférica?
-Las exposiciones a la contaminación del aire pueden generar o agravar las afecciones respiratorias y cardíacas, y también producir en personas sanas, irritaciones, neumonía, asma y bronquitis, entre otros cuadros. Si bien el riesgo real depende del estado de salud, el tipo y concentración del contaminante y el tiempo de exposición, hay grupos poblacionales con mayor riesgo –embarazadas, recién nacidos, menores de cinco años y ancianos–, y personas que viven o trabajan en áreas con concentraciones de compuestos como el benceno, el plomo, partículas respirables y plaguicidas.
-¿Por qué es importante monitorear la calidad de aire?
-Porque permite desarrollar las capacidades de anticipar, vigilar y diagnosticar los riesgos en un área geográfica determinada, ya sea en forma preventiva o porque está sometida a algún tipo agresión ambiental. Disponer de esta información, posibilita la toma de decisiones y permite, a nivel institucional, realizar las acciones de fiscalización, control y remediación adecuadas.
-Dentro de un municipio, ¿es factible establecer zonas con distinto nivel de emisiones gaseosas?
-Sí. En el área metropolitana, por ejemplo, pueden diferenciarse dos clases de zonas en relación al tipo de emisiones de gases: los corredores viales, con fuentes vehiculares móviles (en especial avenidas), y las que tienen fuentes fijas, como es el caso del área urbano industrial en el municipio de Vicente López.
-¿Hubo algún evento especialmente complejo en la región?
-Creo que el más relevante fue en 2008, a raíz de la quema de pastizales en las islas del Delta que se dispersaron por la región metropolitana durante 10 días. En ese evento se liberaron altas magnitudes de partículas finas a la atmósfera que, debido a su tamaño menor a PM 2,5, llegan al alvéolo pulmonar y de allí de los bronquios a la sangre. Otros inconvenientes que se presentaron fueron la falta de visibilidad, los accidentes y problemas de salud variados en la población.
VICENTE LÓPEZ, UN CASO TESTIGO
-¿Cuánto hace que se realizan mediciones y qué evolución detectaron?
-La vigilancia del riesgo ambiental poblacional y el monitoreo de la calidad de aire se inició con la creación de la Dirección de Salud Ambiental en 2000. Se cuantificaron los compuestos críticos en el área de alto contenido vehicular y, a partir de la crisis de 2001, comenzó el monitorio del Polo oeste urbano industrial. Para definir las medidas a implementar, se priorizó a la población vulnerable. A partir de 2012, se creó la secretaría de Fiscalización y Control, a cargo del doctor Raúl López Presa, que consolidó las políticas ambientales y potenció el Programa de monitoreo de calidad de aire, con equipamiento de alta tecnología del laboratorio de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
-¿Cuáles fueron las principales medidas que se tomaron a raíz de esa información?
-El monitoreo sostenido permite evaluar el riesgo de las emisiones y, en consecuencia, tener los elementos clave para la toma de decisiones. En este caso, entre las acciones llevadas a cabo por el municipio, sobresalen la implementación del metrobús en la avenida Maipú y la construcción de una playa de transferencia de colectivos en Puente Saavedra. Esto último permitió un menor consumo de combustible y, por lo tanto, una disminución en la emisión de gases.
-¿Qué acciones se priorizan en los estudio de aire en el área urbano industrial?
-Para el estudio de contaminantes críticos según el perfil industrial, se delimitan las distintas aéreas de intervención y, acorde a las características del compuesto a medir, se definen los equipos de monitoreo. Por otra parte, desde la Dirección de Políticas y Control Ambiental, a cargo del ingeniero Gustavo Fortunatti, con la participación de las organizaciones comunitarias, se establecen los puntos de muestreo.
-¿Cuales son los puntos claves de observación del municipio?
-Uno de ellos es Puente Saavedra, por ser una de las redes viales que permite la integración del norte de la región metropolitana con la Ciudad de Buenos Aires. Es un área de la avenida Maipú con alto flujo vehicular (75.000 vehículos/día), atravesada por una línea ferroviaria y más de 19 líneas de colectivos, gran parte de las cuales concentran allí sus terminales. A todo esto hay que sumar la presencia de edificaciones en altura que actúan de pantalla para la dispersión de gases. Hay dos momentos pico: a partir de las 6, el flujo hacia la ciudad de Buenos Aires y, a partir de las 19, el regreso. Estos factores, junto a la dinámica de los vientos y las emisiones de la avenida General Paz que la atraviesa, la definen como un “espacio de observación y monitoreo”. Otro de los puntos de estudio es el polo urbano industrial que, así como la avenida Maipú, presenta menor dispersión de los gases.
-¿Y en la autopista Panamericana?
-Allí se observa un doble juego. Por un lado, la gran circulación vehicular con su consecuente emisión de gases contaminantes. Pero, por otro, su enorme superficie que, al favorecer la dinámica de vientos, permite la limpieza y dispersión de esos gases.
-Antes mencionó la quema de pastizales de 2008. ¿Cómo impactó este evento en el municipio?
-En el municipio se utilizaron dos equipos de monitoreo que detectaron que la concentración de material particulado respirable menor a PM 2,5 fue cuatro veces superior al valor de referencia, lo que clínicamente se tradujo en un aumento de cuadros respiratorios. Además de esta patología predominante, según la información brindada por los vecinos, el 83% refirió olores y el 86%, lagrimeo e irritación conjuntival. Los valores recién volvieron a la normalidad nueve días después.
-En 2015 se inauguró el Metrobús Norte que une Vicente López con el barrio de Belgrano, ¿se notó algún cambio en la calidad del aire?
-La implementación del Metrobús de la avenida Maipú permite una mejor conectividad y un mayor rapidez de circulación de colectivos, lo cual es sinónimo de una menor emisión de gases. Las mediciones de calidad de aire realizadas en la etapa pre y post Metrobús –que continúan en la actualidad– presentan una mejora en los valores de las partículas respirables, dentro de las normas.
EL AIRE EN PANDEMIA
-¿Cambiaron las mediciones implementadas durante la pandemia? ¿Por qué?
-Se focaliza el estudio de los compuestos dióxido de azufre, óxido nitroso y monóxido de carbono, viables logísticamente. Durante 2020, se estudiaron puntos de alto tránsito vehicular del Polo Este del municipio y un área control con bajo tránsito, donde se detectó una abundante presencia de líquenes, que suele ser representativa de una mejor calidad de aire.
-¿Qué resultados se obtuvieron?
-De los diversos puntos de muestreo, Puente Saavedra presentó la mayor concentración de dichos gases, pero dentro de los valores normales. En el área del cementerio se registraron los valores más bajos con la alta concentración de líquenes.
-¿Algo más?
-Sí. Me gustaría destacar dos cosas. La primera, la importancia de la continuidad del programa de monitoreo a lo largo de dos décadas que permite potenciar la visión de riesgo, la vigilancia ambiental y el conocimiento del territorio de la gestión local. La segunda, el grupo de trabajo multidisciplinario (integrado por los licenciados Carolina San Miguel, Victoria Spinetto y Fabio Gribaudo, la doctora Valeria Messina, los ingenieros Marina Vaca y Diego Alessandrello, y yo, bajo la coordinación de la licenciada Daniela Falcón) que forma parte de la Dirección de Políticas y Control Ambiental y cuyo desempeño es clave en el éxito de toda la gestión.
*Esta nota fue producida y escrita por una miembro del equipo de redacción de DEF
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