Preciso y conciso debido a su gran formación y trabajo a nivel internacional, Jorge Dotto (MN 107.411) es un gran referente mundial como médico genetista, que cuenta con una amplia trayectoria en los Estados Unidos y en Europa. Realizó el Internado Anual Rotatorio en la UBA y, posteriormente, continuó sus estudios en las universidades de Harvard, Mayo Clinic Rochester (Estados Unidos) y Florencia (Italia). Fue jefe de residentes en la Yale University School of Medicine, donde realizó su especialización en anatomía patológica, patología ginecológica y mamaria. Es especialista en patología molecular y genética de la Harvard Medical School. Fue uno de los redactores y máximos impulsores de la Ley de Fertilización Asistida Nacional. Fue director del Registro Nacional de Datos Genéticos (RNDG) del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Es cofundador de Green Genetics y The Gen Company, una empresa pionera en la Argentina en medicina de precisión. Es autor de los libros Genética: cómo puede cambiar nuestras vidas, El ADN del placer. Cómo influye la genética en nuestros gustos y pasiones, y de Nutrición y genética: alimentos para potenciar tu ADN y vivir mejor, todos publicados por Paidós.
Preocupado por esta pandemia que pone en jaque al mundo, frente a un escenario totalmente nuevo y desconocido para la ciencia, dialogó con Infobae y recopiló en exclusiva para este medio una gran cantidad de información, para conocer con precisión cómo se trabaja hoy con el COVID-19 en los Estados Unidos, más específicamente en Boston, capital de Massachusetts; reveló cuáles son las perspectivas y qué medidas se podrían implementar en nuestro país.
-¿Cuál es la importancia del uso del barbijo?
El que no usa barbijo está poniendo en riesgo su vida, porque no sabemos si el que está al lado -por ejemplo, en el supermercado- está infectado y está asintomático. También es recomendable usar guantes, porque el virus vive horas afuera del cuerpo y en diferentes superficies. A esta discusión que se dio entre ciertos expertos, que aseguran que el barbijo no sirve, me parece que también hay que ponerle un poco de sentido común. No estamos viviendo una época de “papers”, porque todos los trabajos científicos están contando lo que va pasando.
El 80 por ciento de los casos son personas mayores de 65 años que tienen alguna enfermedad preexistente, básicamente por un proceso natural de la vida -tienen el sistema inmunológico un poco debilitado, obesidad, diabetes, una enfermedad cardíaca, etc.- y son el mayor grupo de riesgo del mundo. Pero, decían que la enfermedad no afectaba a los bebés, hasta que se empezaron a infectar y a morir. Hay que cuidarlos mucho, porque los chicos son siempre un grupo de riesgo. Después, decían que los jóvenes de 20 y 30 años no se morían, pero hubo casos que sí. Hay que erradicar eso que dicen, que esta es una enfermedad que sólo afecta a la gente mayor. Hay casos de bebés, de adolescentes, de jóvenes, de personas de 30 años, de 40, de 50... y todos estaban perfectamente sanos, sin ninguna enfermedad de base.
Como médico, uno se puede equivocar de más pero nunca de menos. Por ejemplo, podés internar a una persona y, al otro día tus colegas pueden decirte para qué lo hiciste si esa persona no tenía criterio de internación. Tal vez te equivocaste y lo internaste de más, pero lo hiciste porque tenías ciertas dudas. Pero lo que jamás te puede pasar es decidir no internar a una persona y que se muera en la casa.
El barbijo es la protección que tenemos. Cuando los médicos entramos a ver a un paciente infectado, por algún tipo de microorganismo, usamos barbijos, guantes, camisolín, anteojos de plástico, nos ponemos botas, gorros... ¡todo! porque esa es la única barrera que tenemos. Además de lavarnos las manos por 20 segundos, lo que se denomina lavado quirúrgico. El objetivo es que todos se laven las manos como si fueran médicos. El barbijo y los guantes son la protección más importante a la hora de salir de casa.
-¿Cómo se manejan los casos de coronavirus en los centros de referencia de los Estados Unidos y ante la presencia de los síntomas de la enfermedad?
En los centros de referencia más importantes de los Estados Unidos y, especialmente en Boston, este es el manejo:
En primer lugar, te conectás online y completás un formulario con los síntomas. En segundo lugar, cuando la persona tiene síntomas, se dirige a la guardia, previo llamado al hospital para que se prepare y te espere el equipo de salud. Aunque no tengas fiebre, los síntomas son:
- sensación de presión en el pecho
- mareos o desmayos
- dificultad para respirar
- no tener ganas de comer o de tomar
Cuando llegás al hospital, vas a una carpa externa donde se hace un “triage”, o sea una clasificación del cuadro clínico. Se estima que el 80% de los infectados pueden estar en su casa con los síntomas, como una gripe fuerte, y con señales de alerta para ir a la guardia, si su salud empeora. Las personas que son internadas no pueden tener acompañantes. Por otro lado, de acuerdo a diferentes estadísticas mundiales, el 80% que llega al respirador, se muere. Por eso es tan grave, y por ahora, el aislamiento social es el mejor método para evitar el contagio y la diseminación.
En Nueva York, no hay problema de camas. Tampoco lo hay en Italia y en España, pero todos tienen el problema de la no disponibilidad de respiradores. Si tenés 500 camas, el 10 por ciento tiene que tener respiradores en terapia. Pero nadie tiene esa situación a nivel mundial, porque el mundo no está preparado para esto. El punto es no tener que llegar al respirador.
-¿O sea, la fiebre puede no estar presente en el cuadro?
Exacto, la fiebre puede no estar. Es más, en el 90 al 98 por ciento de las estadísticas que se han publicado, los pacientes tienen fiebre. Pero en algunos casos, hasta el 45 por ciento de las personas que llegan a la guardia, podrían llegar a tener la sintomatología antes descrita y no tener fiebre. Claramente, que la fiebre no está en el 100 por ciento de las personas.
Si tenés fiebre y sintomatología respiratoria, tenés que avisar e ir a la guardia. Estoy ampliando algo que tal vez no es lo típico, pero que en los Estados Unidos es una alerta para ir a la guardia. El 80 por ciento de los pacientes puede quedarse en su casa. En Boston, esperan el pico de casos para la semana próxima y la que le sigue. Es impresionante ver el estacionamiento de uno de sus hospitales, llenos de camas para recibir a todos esos pacientes. Es impactante. Se están preparando para medicina de guerra.
-¿Cuáles son los criterios y a quiénes se les hace el test genético para COVID-19?
Actualmente, el único test diagnóstico para la detección del COVID-19 es genético. Se usa la técnica PCR real time o un nuevo dispositivo de diagnóstico rápido, que comenzó a utilizarse hace unos días y que desarrolló un laboratorio. COVID-19 es virus de una doble cadena de ARN, un poquito más grande que el de la influenza. Hoy, las indicaciones para hacer este test genético, son para los casos que se describen a continuación, lo que podría cambiar en el futuro y de acuerdo a la evidencia que se vaya teniendo. Así se hace en Boston:
GRUPO DE ALTO RIESGO
- 70 años o más de edad
- enfermedad pulmonar crónica severa, como por ejemplo: asma, bronquiectasias, fibrosis quística, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), displasia broncopulmonar, parálisis cerebral con neumonías recurrentes, etc. En la Argentina, podríamos incluir tuberculosis.
- enfermedad cardíaca severa (incluyendo enfermedad cardíaca congénita)
- linfocitos CD4 menor de 200
- medicamentos inmunosupresores, como por ejemplo: prednisona 20 mg/dia, quimioterapia, ácido micofenólico o micofenolato, ciclosporina, azatioprina, tacrolimus, inhibidores de TNF (factor de necrosis tumoral), anticuerpos monoclonales, etc.)
- personas que viven en geriátricos
PERSONAS CON SÍNTOMAS: Como mínimo, tener uno de los siguientes síntomas, potencialmente atribuible a una enfermedad respiratoria viral:
- fiebre
- dolor de garganta
- tos
- congestión nasal
- dificultad para respirar
- dolor muscular
- anosmia (pérdida del olfato)
Y, como mínimo, uno de los siguientes:
- persona internada
- todas las personas que ingresan a la guardia independientemente que no sean internadas en el hospital
- equipo de la salud que trabaja en la guardia del hospital
- trabajador de la salud que está trabajando en el hospital
- familiares de los trabajadores de la salud
- personas con resultado inconcluso/indeterminado de COVID-19
- personas en situación de calle
- personas que están bajo tratamiento de diálisis
- personas que serán dadas de alta del hospital, y que tienen que volver a un centro (por ejemplo, un geriátrico) y que para reingresar necesitan un test negativo
- embarazada sintomática de 36 semanas o más
-¿Cuáles son los dos tipos de tests diagnósticos genéticos utilizados hasta el momento en Boston?
- PCR en tiempo real o cuantitativa (es el que actualmente también se hace acá el Instituto Malbrán)
PCR en tiempo real o cuantitativa: se utiliza un termociclador específico para esta técnica. El termociclador es un “hornito que fotocopia una muestra genética”, o sea, se eleva la temperatura y multiplica en millones de copias la muestra a ser analizada. Aunque técnicamente se está haciendo detección, o sea, diagnóstico del COVID-19 y no se está cuantificando el virus, se usa esta técnica porque los kits comerciales son los que están disponibles en el mercado. Por lo tanto, en una situación tan crítica como la que estamos viviendo, se decidió usar lo que estaba ya listo y aprobado a nivel mundial.
La toma de la muestra requiere un hisopado nasofaríngeo profundo, que vaya hasta el fondo del la garganta, como me han dicho en el exterior mis colegas: que casi estimule el reflejo del vómito. Como cuando se hace un exudado de fauces.
La muestra requiere un procesamiento especial, se hacen lavados de la muestra 6-7 veces. El proceso tarda unos 20 minutos. Si sos un profesional ágil, tenés experiencia y un buen manejo del laboratorio, podés hacer 20 muestras en ese período de tiempo. Este procesamiento es para purificar la muestra y obtener una buena calidad del material genético, para poder hacer un diagnóstico preciso.
En estos equipos se pueden analizar hasta 96 muestras a la vez, pero hay que tener mucho cuidado con el manejo de esas muestras. Las de algunas personas están tan concentradas, que es sumamente importante contar con una buena técnica, para no crear falsos positivos dentro de la prueba de la PCR.
Lo que se conoce como “corrida de la muestra” es el análisis en el termociclador que tarda 90 minutos. Se tiene que programar el equipo para que haga los ciclos de análisis específicos para COVID-19. Generalmente, viene un personal de la empresa que comercializa los kits y hace un "hackeo autorizado", o sea, entran en el sistema del termociclador e introduce en ese software el programa para el análisis de estas muestras.
Se realizan 3 días de validación de las muestras para lograr tener la aprobación de la FDA y para comenzar a hacer los tests de una manera confiable, o sea, comprobar que podés hacer el test y, cuando se hace un diagnóstico negativo, es negativo, y si es positivo es realmente positivo. En esos tres días de validación, se realizan unos 80 tests de prueba.
- Test rápido en 5 minutos (se usa en Europa y en los Estados Unidos con buenos resultados)
Son útiles para casos de alta carga viral, o sea, que la persona tiene mucha cantidad de COVID-19 en su cuerpo. Este es el caso de personas con síntomas. Es un dispositivo que se usa para el virus de la gripe influenza y otros virus, que se adaptó para este nuevo uso. Busca la presencia del COVID-19, a través de la detección de un gen llamado RdRP, y en 5 minutos tenes el diagnóstico. La muestra es con un hisopado bucal, y podes hacer un test por vez. El objetivo es tener un diagnóstico rápido, y será cada vez más masivo.
-¿El genoma humano puede ser la clave?
Sí, el estudio del genoma humano es clave para identificar si hay un grupo de “genes protectores” y “genes de riesgo”. Especialmente, los genes que forman parte del sistema inmune, o sea, de defensa. El sistema inmune tiene un rol cada vez más trascendental en el tratamiento de enfermedades, como por ejemplo, en el tratamiento actual del cáncer.
Se empezaron a estudiar genomas en los Estados Unidos y en Europa con muestras de sangre pertenecientes a genomas de personas sanas, infectados asintomáticos, infectados con enfermedades preexistentes (grupo de mayor riesgo), ya que nadie conoce bien el comportamiento de este virus.
Analizando los genomas humanos, podríamos entender por qué en algunas personas sus genes están más fuertes y los protegen, y por qué otras están con un mayor riesgo. Será una manera de definir los grupos de riesgo de una manera más precisa, ya que vemos que “es un virus muy democrático” atacando a todos por igual. Inclusive, pareciera que hasta ahora el origen étnico no es un factor diferencial, porque está presente en todo el mundo.
-Hay estudios recientes que están investigando la importancia de haberse dado la vacuna BCG, desarrollada para la tuberculosis, que es obligatoria y que está incluida en el calendario de salud argentino.
La BCG, una vacuna desarrollada para la tuberculosis hace más de 100 años y de bajo costo, podría ayudar a estimular el sistema inmune para combatir el COVID-19. Por lo tanto, si tenés la BCG -que en la Argentina es obligatoria- ello podría disminuir los síntomas del COVID-19. Y, teniendo en cuenta esta teoría, se está investigando esta posibilidad en Europa, Australia y los Estados Unidos. En la Argentina es obligatoria, te la dan cuando nacés: todos debemos tener esa marquita en el brazo. Sería un estimulador del sistema inmunológico que podría combatir este virus. Si se llega a comprobar que la BCG tiene una respuesta inmunológica más contundente, para nuestro país podría llegar a ser una ventaja pero no hay que crear falsas expectativas o esperanzas, porque todavía está en un proceso muy primitivo de análisis.
-¿Qué pasa con otras líneas de investigación como el microbioma?
El nuevo objetivo se centra en estudiar las colonias de bacterias de nuestro intestino grueso o colon. Si disminuís la presencia de ciertas bacterias en la microbiota (flora intestinal), podrías disminuir la sintomatología respiratoria: esto se ha visto en caballos, en casos de tuberculosis. Es una nueva línea de trabajo de investigación para el COVID-19. Este análisis se hace en la Argentina y con eso podés entender qué tipo de colonia bacteriana tenés, cómo reaccionás a los alimentos y qué tipo de probióticos deberías utilizar para potenciar tu flora intestinal. El microbioma tiene un impacto en la salud en general y en el sistema inmunológico.
En los Estados Unidos, analizaron casos de tuberculosis en los que, si disminuían la presencia de algunas bacterias en la flora intestinal, disminuía la sintomatología respiratoria en caballos con esa enfermedad. Ahora, se busca generar un modelo similar para este virus. Esa es otra línea de investigación que me parece muy interesante. Es impresionante cómo reacciona el resto del organismo cuando el intestino está bien.
-¿Qué novedades hay en cuanto a las drogas que se encuentran bajo estudio, para determinar si pueden ser efectivas en el tratamiento del coronavirus?
Se están haciendo experimentos con drogas para parásitos, como la hidroxicloroquina o la ivermectina. Eso significa que estamos probando todo. Los medicamentos para los parásitos en la industria farmacéutica, a nivel mundial, son los de menor interés para el mercado, excepto para un laboratorio argentino que tiene la aprobación de la FDA para el parásito Tripanosoma cruzi, que causa la enfermedad de Chagas.
No sirve ir a la farmacia de tu barrio a comprar hidroxicloroquina, ivermectina o el próximo medicamento que se empiece a nombrar en los medios de comunicación, ya que son experimentales y, además, drogas de uso muy complejo. Las dosis son muy diferentes en el uso clínico y en los experimentos que están realizando en diferentes centros médicos en el mundo. Es muy peligroso consumirlos sólo porque se anuncia en los medios como la posible nueva salvación.
-¿Qué es el suero convaleciente?
Se refiere al suero convaleciente de una persona recuperada de COVID-19. Esto también se está usando en Boston. Se trata de sacar el plasma o sea, el líquido que queda luego de extraer los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas que contienen anticuerpos contra el virus. Antes que existieran las vacunas, el suero convaleciente se utilizaba para tratar infecciones.
Actualmente, se indica para mejorar la sintomatología cuando el paciente no responde al oxígeno: es la etapa previa al uso del respirador, es el último recurso antes. Hay que darse cuenta que esto es como la medicina de guerra.
-¿Cómo es la cuarentena de 8 semanas en Boston?
En Boston, la cuarentena empezó el 16 de marzo y será hasta 4 de mayo, o sea, unas 8 semanas. Inclusive, hay casi un “toque de queda voluntario”, con horarios. Es algo muy cuidado y estricto para evitar la diseminación. La pregunta que yo me hago es: ¿se extenderá la cuarentena en la Argentina por ocho semanas?. En la Argentina, la decisión de comenzarla fue muy buena pero, en realidad, se tomó de manera temprana porque varias personas que viajaron no fueron responsables. Un amigo muy cercano, volvió de Nueva York y la hizo. Comenzó cuando era voluntaria, o sea, previo al 20 de marzo. Nosotros, con mi mujer y mi hijo, decidimos empezar el lunes 16 de marzo, porque teníamos miedo que los viajeros que volvían no la cumplieran en todos los casos. Y eso es lo que pasó: por eso se diseminó la infección en la Argentina.
-¿Cómo analiza la fase de post-cuarentena?
Predicen que habrá un pico de casos en mayo entonces, me pregunto: ¿tendrá un efecto de infección masiva por las filas de los jubilados en los bancos? ¿Tendremos un segundo pico en julio-agosto, cuando sean los meses de mayor frío? Nadie lo sabe. La post-cuarentena es la situación más compleja y donde potencialmente habrá más riesgo. La salud compite con la economía, y por primera vez en la historia moderna, le gana y es prioridad.
-En la post-cuarentena, ¿nos pareceremos más a la sociedad asiática?
Pienso que sí, saldremos a la calle con barbijos y tendremos menor contacto físico, menos abrazos, menos besos, y menos apretones de manos. ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe, pero será hasta sentirnos seguros. ¿Va a haber un mundo post-COVID-19? En el caso del H1N1 y en el del ébola, no fue así. Infectaron pero desaparecieron. Con este nuevo virus no se sabe qué va a pasar. Vemos un tigre que se contagió en un zoológico del Bronx, en Nueva York. Dicen que pudo haber sido contagiado por su cuidador: ojalá sea así. No hay que dejar de decirle todo a la gente para que no se asuste: hay que informarse, hay que tener criterio médico, hay que tener sentido común y, en una situación excepcional como ésta, hay que hacer cosas excepcionales. Y eso es lo que está pasando.
Me genera preocupación la posibilidad de tener otro pico en el invierno. Si se levanta la cuarentena o se va levantando de a poco -previo a los meses de más frío en los que uno espera que pueda pasar un rebrote- va a haber que tener un cuidado muy grande, tanto a nivel individual como a nivel de la sociedad, porque sería un riesgo tener un segundo pico. Son estimaciones que se hablan acá y en otros lugares. Lo que va a pasar nadie puede saberlo, porque aún ni siquiera sabemos cómo se comporta el virus.
-¿Por qué no se hizo antes la vacuna?
Primero, porque los seres humanos no valoramos la salud. Segundo, porque no había un mercado para la vacuna. Los seres humanos no valoramos la salud porque la consideramos como una obligación natural del cuerpo humano. Creemos que nos tenemos que sentir bien, porque la mayoría del tiempo y de las personas nos sentimos bien. Creemos que la responsabilidad de nuestro cuerpo es cuidarnos, pero no creemos que tenemos que hacer alguna acción para cuidarlo. Le ponemos mucha energía a una relación sentimental, a una relación laboral, para tener amigos, etc para eso ponemos esfuerzo. Pero a la salud no le ponemos todo ese esfuerzo como comer sano, dormir bien... No hay una valoración personal de cada uno sobre la salud.
En las políticas de Estado de los países del mundo -excepto raras excepciones- la salud no es una prioridad para la agenda de los gobiernos. Es una prioridad para los temas de campaña, porque a la gente le parece una prioridad tener salud como un sistema, porque cuando la necesitan saben que tienen que ser un sistema fuerte y con una buena respuesta. En ese sentido, la Argentina tiene una buena respuesta al sistema, tanto a nivel público como privado. Pero, para ningún gobierno en el mundo, la salud forma parte de un eje central de la administración: eso se refleja -generalmente- en un presupuesto y en la prioridades de la agenda de Gobierno.
Algunos predijeron que podría llegar a haber una pandemia, pero la vacuna no se desarrolló antes porque no había mercado. El promedio para desarrollar esta vacuna es entre 12 y 18 meses, porque después de probarla, la vacuna tiene que tener seguridad. Algo que le vas a inyectar a una persona, para que le estimule el sistema inmunológico, no puede ser algo que la mate o le genere efectos adversos. Entonces, primero seguridad y, después, efectividad.
Cuando tenés cumplidos esos dos requerimiento, hay que saber que el desarrollo de una vacuna lleva millones de dólares. Ahora sí hay esfuerzos para desarrollarla, porque hoy: ¿qué presidente o jefe de Estado a nivel mundial se va a negar a comprar la vacuna para el COVID-19? Ninguno.
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