Aunque parezca una posibilidad demasiado lejana e improbable, no es imposible, y los casos en Antioquia lo demuestran. Saber cómo reaccionar ante una picadura de un insecto venenoso podría salvar la vida de una persona. Es por ello por lo que las autoridades de salud del departamento están alertando a la población.
La muerte de Miller Osorio, un niño de dos años picado por un alacrán en zona rural de Cáceres el pasado 29 de noviembre, encendió las alarmas sobre la vulnerabilidad de las comunidades campesinas de Antioquia frente a insectos venenosos. Este lamentable caso también ha puesto en el centro del debate la disponibilidad de antídotos en hospitales locales para atender emergencias.
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Miller fue trasladado desde Tarazá hasta Caucasia debido a la aparente falta de suero antiescorpínico en el hospital de su municipio. Este tipo de situaciones no son aisladas, ya que el acceso a estos medicamentos esenciales sigue siendo limitado en muchas regiones rurales del departamento.
Incremento en los accidentes por picaduras
Desde que el Instituto Nacional de Salud (INS) ordenó, el pasado 16 de octubre, que los accidentes por picaduras de insectos ponzoñosos fueran reportados en el sistema Sivigila, se han documentado 55 casos en 20 municipios de Antioquia. Los incidentes están distribuidos de la siguiente manera:
- Bajo Cauca: Tres casos (Cáceres, Tarazá, Zaragoza).
- Nordeste: Dos casos en Santo Domingo.
- Norte: Cuatro casos (Toledo, Valdivia [2], Yarumal).
- Occidente: Catorce casos (Anzá [4], Frontino [1], Santa Fe de Antioquia [9]).
- Oriente: Cuatro casos (La Ceja, Marinilla, Rionegro, Sonsón).
- Suroeste: Cinco casos (Betulia, Ciudad Bolívar, Angelópolis, Tarso [2]).
- Urabá: Siete casos (Apartadó [1], Necoclí [1], San Pedro [2], Chigorodó [2]).
- Aburrá: Catorce casos (Medellín [12], Itagüi [1], Caldas [1]).
Además, se registró una muerte por picadura de abejas en Girardota entre 2022 y 2023.
El escorpión: un peligro presente en todo Antioquia
Sebastián Estrada Gómez, docente de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias de la Universidad de Antioquia, advierte que los escorpiones, también llamados alacranes, representan uno de los mayores riesgos en el departamento debido a la toxicidad de su veneno. Las especies más comunes en la región pertenecen a la familia Buthidae, con géneros como Tityus y Centruroides. Entre ellas destacan:
- Tityus asthenes, considerado el más peligroso, presente en el Bajo Cauca, Magdalena Medio y Nordeste.
- Tityus pachyurus y Chactas, en el Oriente y zonas altas.
- Opisthacanthus, frecuente en el Suroeste y Urabá.
Los escorpiones son de hábitos intradomiciliarios, lo que incrementa las probabilidades de encontrarlos en viviendas rurales. Estrada recomienda mantener los espacios limpios y libres de cucarachas para reducir su presencia.
Atención a las picaduras: tiempo crítico y riesgos
Una picadura de escorpión puede escalar de leve a grave, especialmente en niños menores de 5 años y adultos mayores de 65. Los síntomas iniciales incluyen dolor, fiebre local y enrojecimiento. Sin embargo, si aparecen náuseas o sensaciones extrañas en la garganta, la situación puede complicarse y requerir atención médica urgente para evitar fallos respiratorios o cardíacos.
El tiempo de respuesta para suministrar el suero antiescorpínico es crucial. Sin embargo, según Jorge Marín Cárdenas, médico toxicólogo, en algunos casos los pacientes llegan a los hospitales sin recibir el tratamiento adecuado. La Gobernación de Antioquia asegura que las ESE e IPS con urgencias están obligadas a contar con suficientes dosis, pero esto no siempre se cumple.
Dependencia de antivenenos importados y un futuro incierto
Actualmente, el antiveneno utilizado en Colombia es importado principalmente de México. Aunque este país produce algunos de los mejores sueros, los últimos lotes fueron adquiridos a principios de 2023, y su disponibilidad es limitada. Esto agrava la situación en zonas como Santa Fe de Antioquia, donde los escorpiones son comunes.
Para solucionar este problema, la Universidad de Antioquia lidera un proyecto para construir una planta de producción de antivenenos, que podría estar operativa entre 2026 y 2027. Según Estrada, esta iniciativa es vital para garantizar la autosuficiencia del departamento y evitar futuras crisis.
La tragedia de Miller Osorio evidencia la necesidad urgente de mejorar el acceso a tratamientos y fortalecer los mecanismos de prevención. Mientras tanto, comunidades rurales de Antioquia siguen expuestas a los riesgos que representan estos mortales insectos.