La Superintendencia de Sociedades realizó una visita inesperada a la empresa Monómeros, una compañía venezolana ubicada en Barranquilla, en medio de rumores sobre su posible venta.
Según informó El Heraldo, la visita tuvo lugar el miércoles 13 de noviembre, sorprendiendo a los trabajadores de la empresa.
Durante la inspección, los funcionarios solicitaron copias de los libros de la compañía para verificar detalles relacionados con la venta de acciones y también indagaron sobre la renovación de la licencia OFAC, emitida por el Gobierno de Estados Unidos, que vence el próximo año.
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La posible venta de Monómeros ha generado preocupación entre los empleados y el sindicato Sintramonómeros, que ha solicitado una reunión con el Ministerio de Trabajo para expresar su inquietud sobre el impacto que podría tener en la estabilidad laboral.
El sindicato ha manifestado que la venta podría significar la pérdida de empleos o condiciones laborales menos favorables.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, también ha expresado su rechazo a la venta de la empresa.
Según la información recopilada por el medio mencionado, una empresa turca estaría interesada en adquirir Monómeros por aproximadamente 350 millones de dólares.
La urgencia por concretar la venta se debe a la posibilidad de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, deje de ser considerado el presidente legítimo el próximo 10 de enero, lo que complicaría la transacción.
En este contexto, el exministro Andrés Valencia ha declarado que la venta de Monómeros no pondría en riesgo la agricultura del país, una afirmación que busca calmar las preocupaciones sobre el impacto económico de la operación.
Sin embargo, el sindicato insiste en que la venta sería un error grave, especialmente en términos de empleo y condiciones laborales.
La situación de Monómeros sigue siendo incierta, y tanto los trabajadores como las autoridades están atentos a los desarrollos futuros.
La visita de la Superintendencia de Sociedades y las declaraciones de las partes involucradas reflejan la complejidad de la situación y la importancia de la empresa en el contexto económico y laboral de la región.
El papel de Monómeros en Colombia
La posible privatización de Monómeros, empresa que produce fertilizantes, ha generado preocupación en Colombia debido a su impacto potencial en la soberanía alimentaria y la economía de los campesinos. De acuerdo con información del Ministerio de Hacienda, Monómeros es responsable de suministrar fertilizantes a aproximadamente el 80% de los agricultores colombianos, representando el 27,8% de la producción total de estos insumos en el país.
La importancia de Monómeros en el sector agrícola colombiano es significativa, ya que su operación afecta directamente la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola de la región. La posible venta de la empresa podría llevar a un aumento en los costos de los productos agrícolas, lo que afectaría la estabilidad económica de los agricultores locales. Además, existe el temor de que la privatización aumente la dependencia de productos agrícolas extranjeros, lo que podría comprometer la soberanía alimentaria de Colombia.
Colombia quiso hacerse de Monómeros
En el pasado el presidente Gustavo Petro ya había expresado su preocupación por la posible venta de Monómeros. En ese momento, el Gobierno colombiano hablo de su interés en adquirir la empresa como una medida para enfrentar el aumento de los precios de los fertilizantes, que ha contribuido a la inflación en el país.
Para noviembre del 2022, el entonces ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, señaló que la compra de Monómeros podría ser una solución viable para mitigar el encarecimiento de los fertilizantes. Este incremento en los costos ha sido un factor determinante en la presión inflacionaria que afecta a Colombia, impactando directamente en el sector agrícola y, por ende, en la economía nacional.
El interés de Colombia en Monómeros se da en un contexto de relaciones complejas con Venezuela, donde las decisiones económicas y políticas tienen repercusiones significativas en ambos países. La adquisición de la empresa por parte del Gobierno colombiano podría representar un paso hacia la estabilización del mercado de fertilizantes y, al mismo tiempo, un movimiento estratégico en las relaciones bilaterales.
Sin embargo, por ahora se desconoce de la existencia de alguna oferta por parte de Colombia a Venezuela.