No hay que ser experto en nutrición para saber que los productos ultraprocesados, es decir, que poseen conservantes o edulcorantes artificiales, pueden ser perjudiciales para la salud en general.
Sin embargo, no todas las personas pueden resistirse a los cereales azucarados en el desayuno, a las papas fritas en el almuerzo, o incluso, las galletas dulces acompañadas de bebidas con gas. Además, de las cenas preparadas para microondas que sacan de apuros a más de uno.
Aunque estas opciones suelen ser deliciosas, los ultraprocesados no son la mejor elección para el organismo. Según Uma Naidoo, experta en nutrición de la Universidad de Harvard, hay uno en particular que todos deberíamos evitar.
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Naidoo, que también dirige el área de Nutrición, Estilo de Vida y Psiquiatría Metabólica en Harvard, explica que estos “son productos industriales derivados de cultivos muy extendidos y modificados genéticamente, como el maíz, la soja y el azúcar. Suelen ser baratos de producir, cómodos de comprar y consumir y muy apetecibles. Desafortunadamente, las distintas etapas de producción a menudo despojan a estos alimentos de sus vitaminas, minerales y fibra naturales”.
La experta también asegura que estos productos tienen una larga vida útil por incluir conservantes, productos químicos, aromas artificiales, edulcorantes y colorantes que los hacen inflamatorios y perjudiciales para el microbioma.
“Si los consumes continuamente pueden contribuir a una serie de complicaciones físicas y mentales, desde la diabetes y la obesidad hasta la depresión y la ansiedad”.
De la cantidad de alimentos ultraprocesados que existen en el mercado, Naidoo destaca uno en específico que todos deberíamos evitar: el cereal. Estos contienen hidratos de carbono simples con azúcares añadidos para casi todo el día.
“Consumirlos como primera comida del día puede provocar subidas de azúcar en sangre que nos dejen con hambre unas horas más tarde y más inclinados a tomar un tentempié azucarado entre horas. Un desayuno rico en carbohidratos también puede provocar falta de energía, niebla cerebral e irritabilidad a lo largo del día”, explicó.
Además, es muy usual la combinación de café y azúcar y/o harina refinada que incrementa aún más la posibilidad de subida y bajada brusca de glucosa.
La nutricionista recomienda que para evitar tener consecuencias en la salud por consumir estos cereales se debe equilibrar el desayuno con carbohidratos, grasas y proteínas, asegurando así que el cuerpo y la mente se mantengan con energía durante todo el día.
Entre sus recomendaciones de desayunos saludables están: pudín casero de semillas de chía con un puñado de arándanos y nueces; huevos revueltos con algunas verduras como espinacas o tomates y aguacate; tostadas de pan integral, un batido verde hecho con verduras de hoja verde, mantequilla de frutos secos y una proteína en polvo si la persona va a desayunar fuera de su casa.
Si las personas bajan su ingesta de alimentos ultraprocesados, en especial los cereales, ya sean de arroz o trigo inflado, copos de maíz, de avena, granola, etc. van a revertir la inflamación crónica, disminuir el riesgo de deficiencias de nutrientes y conducir a un microbioma más equilibrado para mejorar la salud intestinal. Además de los cereales, la nutricionista recomienda evitar alimentos como como las papas fritas, los productos de panadería y las bebidas azucaradas.
En cuanto a los niños se recomienda que los niños ingieran cereales bajos en azúcar y altos en fibra. De esa forma, evitarán que suban de peso o sufran de obesidad a su corta edad. Lo ideal sería que mantengan una dieta equilibrada.
Para los amantes de los cereales se sugiere que consuman los integrales. Estos conservan todas las vitaminas, minerales y fibra. Gracias a esto, la energía que proporciona se mantendrá a lo largo de toda la mañana sin variación. Cuando las personas consumen cereales integrales para desayunar no experimentan el “bajón” de media mañana. Todo lo contrario, el nivel de energía será alto casi hasta la hora de la próxima comida.