Estudio plantea que la clave para vivir mucho tiempo no sería ni del deporte ni la comida sana

La búsqueda del secreto de una vida más prolongada ha sido una constante en la historia de la humanidad. Las personas que buscan vivir más tiempo también están detrás de una mejor calidad de vida.

Un reciente estudio de la Universidad de Cornell ha dado una luz sobre una nueva pieza en el complejo rompecabezas de la longevidad. La investigación sugiere que no son necesariamente el ejercicio o la alimentación saludable los principales factores que determinan una vida larga, sino una relación muy importante que tenemos en nuestras vidas.

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Por Francis Holway

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Según Matthew Zipple, uno de los autores del estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, uno de los aspectos más sorprendentes de los humanos es que vivimos mucho más tiempo en comparación con otros mamíferos. Esta observación llevó a los investigadores a explorar las razones detrás de esta diferencia.

El estudio analizó diversas especies de primates y otros grupos biológicos del reino animal, encontrando que en aquellas donde las crías dependen significativamente de sus madres para sobrevivir, como es el caso de los humanos, se observa una tendencia a desarrollar vidas más largas y un ritmo de vida más lento.

Este ritmo se define por la duración de la vida y la frecuencia de la reproducción. Las especies con vínculos maternos fuertes tienden a tener vidas más prolongadas y a reproducirse menos frecuentemente, un patrón que se asemeja al comportamiento humano.

A medida que los investigadores profundizaron en la relación entre la supervivencia materna y la longevidad de las crías, desarrollaron un modelo matemático universal. Este modelo demuestra que existe una correlación directa entre la supervivencia materna y la aptitud de su descendencia, por un lado, y por el otro, el ritmo de vida.

Los científicos de la Universidad de Cornell esperan que este modelo sea una herramienta útil para los ecólogos al intentar comprender cómo los cuidados maternales impactan en la evolución de la esperanza de vida.

La base de esta investigación es la denominada “hipótesis de la madre y la abuela”. Esta teoría, sustentada en estudios de poblaciones humanas de los siglos XVIII y XIX, sugiere que la presencia de las mujeres mayores, como madres y abuelas, aumenta las probabilidades de supervivencia de los descendientes.

Según Zipple, esta hipótesis también podría explicar la aparición de la menopausia en las mujeres, un fenómeno que permite a las mujeres mayores enfocar sus esfuerzos en el cuidado de los nietos en lugar de en la reproducción, reduciendo así el riesgo de muerte prematura.

Mientras que el ejercicio y una dieta saludable son importantes para la salud, este estudio subraya la importancia de los lazos familiares, la conexión y específicamente el papel de las madres, como un factor clave en la longevidad humana.

La doctora Gowri Reddy Rocco, experta en longevidad y fundadora de Optimum Wellness and Longevity Inc., recomienda un cambio clave que se puede realizar y que es muy importante para evitar ciertas afecciones.

La especialista afirma que la alimentación es fundamental para iniciar con los cambios y que va relacionada estrechamente con la expectativa de vida. Afirma que si a los 50 años se busca mejorar la calidad de vida, es esencial eliminar el azúcar de la dieta diaria.

“La ingesta excesiva de azúcar es uno de los peores hábitos para lograr la longevidad, ya que causa altos niveles de inflamación que deprimen nuestra salud integral”, reveló la experta.

Además, indica que las dietas con un alto contenido de azúcar son aquellas que están basadas en alimentos ultraprocesados y que pueden deteriorar el tiempo y calidad de vida.

“Investigaciones demostraron que los altos niveles de azúcar nutren a las células cancerígenas, provocando que estas crezcan. Esto tiene efectos negativos como el mayor riesgo a padecer Alzheimer, enfermedades cardíacas, presión alta y obesidad”, comentó.

La médica asegura que bajar el consumo de azúcar en la dieta tiene un impacto significativo en la salud y puede aumentar la expectativa de vida hasta 10 años.