La obesidad se convirtió en una de las principales preocupaciones de salud pública en todo el mundo. Lo que en décadas pasadas era un problema limitado a ciertas regiones, hoy afecta a millones de personas en todos los continentes, sin distinción de edad, género o nivel socioeconómico. Con implicaciones que van más allá de la estética, la obesidad está relacionada con una serie de enfermedades crónicas que ponen en riesgo la calidad y esperanza de vida de quienes la padecen.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a medida que las tasas de obesidad siguen aumentando, las consecuencias para la salud pública se vuelven cada vez más evidentes. Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2, y ciertos tipos de cáncer son solo algunas de las condiciones asociadas a este trastorno. Además, el impacto psicológico de la obesidad no debe subestimarse, ya que puede llevar a la depresión, ansiedad y una disminución significativa en la calidad de vida.
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En Colombia, la situación es alarmante, ya que la obesidad y el sobrepeso afectan al 56% de la población adulta entre los 18 y 64 años, reflejando una problemática de salud pública que no puede ser ignorada. Esta condición, que compromete seriamente la salud de los individuos, se traduce en un impacto significativo sobre el sistema de salud del país, incrementando los costos y la demanda de atención médica especializada.
De acuerdo con las cifras más recientes del Ministerio de Salud, un 18,7% de los adultos colombianos sufre de obesidad, mientras que un 37,7% presenta sobrepeso, lo que evidencia una tendencia ascendente que preocupa tanto a las autoridades sanitarias como a los expertos en salud pública.
Así mismo, la problemática no se limita a la población adulta en Colombia; los niños y adolescentes también se ven gravemente afectados. De hecho, cerca del 30% de la población joven enfrenta estas condiciones, lo que señala la gravedad del problema desde una edad temprana. Dado que en la infancia y la adolescencia son etapas críticas para el desarrollo físico y emocional, el sobrepeso en estas edades puede tener repercusiones duraderas en la salud y el bienestar a lo largo de la vida.
Consejos para evitar el sobrepeso
Evitar la obesidad requiere un enfoque integral que combine hábitos de vida saludables, educación, y apoyo tanto individual como comunitario. Aquí algunas estrategias clave según la OMS:
- Adopción de una dieta equilibrada: es fundamental consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, y proteínas magras, mientras se limita el consumo de alimentos altos en azúcares, grasas saturadas, y sodio. Priorizar comidas caseras y evitar el consumo excesivo de comida rápida y procesada puede hacer una gran diferencia.
- Aumento de la actividad física: mantenerse activo es esencial para controlar el peso corporal. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a intensa por semana. Esto puede incluir caminar, correr, nadar, andar en bicicleta o practicar algún deporte.
- Educación y conciencia: la educación sobre nutrición y salud debe comenzar desde una edad temprana. Las escuelas, los padres y las comunidades juegan un papel crucial en enseñar a los niños sobre la importancia de llevar un estilo de vida saludable.
- Control del tamaño de las porciones: comer en exceso es una de las causas comunes de la obesidad. Aprender a controlar el tamaño de las porciones y ser consciente de las señales de hambre y saciedad puede ayudar a evitar el consumo excesivo de calorías.
- Reducción del tiempo sedentario: minimizar el tiempo dedicado a actividades sedentarias, como ver televisión o estar frente a una computadora, y buscar maneras de estar más activo durante el día puede contribuir a un mejor control del peso.