Durante la Revolución Industrial en Inglaterra del siglo XVIII, la cerveza se consolidó como una alternativa más segura al consumo de agua en las fuentes disponibles, teniendo en cuenta la contaminación. Así lo reveló un estudio publicado por el Instituto de Economía Laboral (IZA) de la Universidad de Bonn, en Alemania, que confirmó que consumir esta bebida alcohólica representa menos riesgos de contaminación, debido a su proceso de elaboración.
“Aunque hoy en día se considera que la cerveza es peor para la salud que el agua, varias características tanto de la cerveza como del agua disponible durante este período histórico sugieren que probablemente era cierto lo contrario”, señaló IZA por medio de su documento.
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El proceso de elaboración de la cerveza empezaba hirviendo el agua, lo que contribuía a eliminar muchos patógenos peligrosos presentes. Además, el alcohol presente en la cerveza cuenta con propiedades antisépticas, lo que terminaba asegurando aún más a su calidad para el consumo humano.
“Como el alcohol mataba muchos microorganismos perjudiciales, era más seguro beberlo que el agua”, explicaron los investigadores. Así también, por medio del documento de investigación se aclaró que la cerveza de esa época tenía un promedio de solo 0,75% de alcohol por volumen, muy inferior al contenido actual, por lo que ahora sería aún más segura al no contener los microbios.
Incluso, se dio a conocer que la situación a principios del siglo XIX con el agua que se consumía en Inglaterra tenía un alto riesgo para los ciudadanos, debido a que podía estar contaminada con residuos y patógenos, lo que favorecía la propagación de enfermedades como la cólera y la fiebre tifoidea.
Según el documento de IZA, “aunque la gente no reconociera que la cerveza era una opción más segura, beber cerveza habría sido una mejora involuntaria con respecto al agua y, por lo tanto, podría haber contribuido a mejoras en la salud humana y el desarrollo económico durante el período que investigamos”.
¿Cerveza en vez de agua al hacer deporte?
En otro estudio presentado en medio del Simposio Europeo en Cerveza y Salud que se lleva a cabo en Bruselas, se demostró que el consumo moderado de cerveza después de practicar ejercicio físico es tan efectivo como el agua para la rehidratación.
“No se encontró ni un efecto específico ni uno negativo que se pudiera atribuir a la ingesta de cerveza en comparación con la ingesta solo de agua”, explicó el doctor Manuel Castillo, de la Universidad de Granada. Este estudio se realizó con un grupo de hombres jóvenes a quienes se midió la reacción del cuerpo al ingerir agua o cerveza tras un esfuerzo físico intenso.
El simposio, en el cual participaron especialistas de la Unión Europea en medicina, nutrición y alimentación, reveló además que no hay relación entre el consumo de cerveza y el crecimiento de la barriga. Según el doctor Castillo, “la cerveza sería exactamente igual que si tomáramos agua” por lo que recomendó su consumo para la rehidratación siempre y cuando no haya contraindicación médica.
Estos estudios presentan a la cerveza como una solución para la cotidianidad y se respaldan con estudios de la Fundación Española del Corazón que afirma que esta bebida es “Rica en vitaminas, proteínas, ácido fólico y antioxidantes. Su consumo moderado se asocia a beneficios cardiovasculares, de salud ósea y hasta contra la obesidad”, según se puede leer en su sitio web.
Este enfoque sugiere que la cerveza, una bebida tradicionalmente vista de manera negativa en términos de salud, puede haber jugado un papel crucial en el pasado y puede tener beneficios para aquellos que la consumen en la actualidad.