Diez años del malentendido con la vacuna del VPH que amenaza la salud de las mujeres en Colombia: indígenas, entre las más afectadas

Los extraños síntomas que experimentaron decenas de niñas hace diez años tras ser vacunadas contra el virus del papiloma humano generaron una controversia que perdura hasta hoy, pues Colombia tiene una de las tasas más bajas de vacunación para prevenir el cáncer

Colombia se une al Consorcio Global de VPH para erradicar el cáncer de cuello uterino - crédito Freepik

El Carmen de Bolívar, ubicado en la Costa Caribe, se convirtió en el epicentro de una controversia sanitaria que capturó la atención del país entero. Entre mayo y octubre de 2014, centenares de adolescentes comenzaron a experimentar síntomas inusuales tras ser vacunadas con Gardasil, uno de los biológicos registrados contra el virus del papiloma humano (VPH).

Algunos de los síntomas que decían tener las jóvenes eran dolores de cabeza, dificultad para respirar, desvanecimiento y crisis nerviosas. Las familias de las menores atribuyeron esas señales a efectos de la vacuna administrada durante las jornadas escolares.

La situación escaló a tal punto que, a pesar de que no se encontrara alguna conexión entre la vacunación y lo síntomas, desde entonces la vacuna del VPH ha “perdido credibilidad” y las familias colombianas, aun en 2024, son renuentes aplicársela a las niñas, incluso cuando solo dos dosis de ese biológico pueden evitar el cáncer del cuello uterino.

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Según un estudio realizado por miembros del Ministerio de Salud y la Liga Colombiana contra el Cáncer, “las tasas de cobertura nacionales disminuyeron desde más del 80% en 2014 al 14% y el 5% para la primera y segunda dosis en 2016″. Aunque actualmente el problema ha disminuido, no deja de ser grave. Según datos de la OPS (Organización Panamericana de la Salud), a 2022 solo el 37% de las mujeres en Colombia cuentan con una dosis de esta vacuna.

Tasa de vacunación contra el VPH en Colombia entre 2012 y 2016 - crédito "De la pesadilla a un resplandeciente y prometedor amanecer" artículo científico en HPVWorld

Para esclarecer los hechos de lo que ocurrió en El Carmen de Bolívar, se encargó al Instituto Nacional de Salud (INS) que hiciera un estudio exhaustivo. Después de revisar más de 600 casos, los resultados descartaron que la causa de esos síntomas fuera culpa de la vacuna. Por su parte, el Invima también analizó cinco lotes de la vacuna administrados en El Carmen sin encontrar irregularidades ni contaminantes.

Estudios científicos posteriores sugirieron que factores sociales y económicos, derivados de la pobreza y la violencia en el municipio, podrían haber contribuido a la magnitud del fenómeno: los síntomas fueron resultado de una sugestión colectiva.

La tasa de vacunación contra el VPH en Colombia es del 37%, con corte a 2022 - crédito Cuartoscuro

A pesar de estas conclusiones, las familias de las afectadas rechazaron la hipótesis de la reacción psicógena masiva, lo que alimentó una controversia dentro de la comunidad científica colombiana sobre la seguridad de Gardasil.

De acuerdo con un estudio realizado por los profesionales Baltar, Puello y Carrazco, publicado en la revista Gerencia y Políticas de Salud de la Universidad Javeriana, la persistencia del problema de salud y, sobre todo, la narrativa de lo que pasó influyeron en un drástico descenso en la cobertura de vacunación contra el VPH.

Tasa de la cobertura de la primera dosis de la vacuna del VPH en cinco países de América Latina; Colombia entre los más bajos - crédito Infobae Colombia

Las mujeres indígenas son una de las poblaciones más afectadas

El problema del Virus del Papiloma Humano (VPH) se agrava en las comunidades indígenas de Colombia, en las que la desinformación y la desconfianza hacia las vacunas son prevalentes.

Según un estudio de la Fucs, en cabeza de la Dra. María Inés Sarmiento, médica especialista en epidemiología y bioética, que revisó la situación del VPH en cinco resguardos indígenas de la Amazonía de la comunidad Pajuil, la prevalencia general de infección por VPH es del 31,1%, con un 22,5% de mujeres infectadas por al menos un genotipo de VPH de alto riesgo. Allí, la tasa de vacunación contra el VPH se situó en un 22,9%, significativamente menor que el promedio nacional (alrededor del 37%).

Equipo médico de la Fucs que estuvo haciendo el tamizaje en cinco resguardos indígenas de la Amazonía - crédito imagen suministrada Fucs

Para abordar esta situación, una lideresa indígena de la comunidad Pajuil en Guanía desempeñó un papel crucial: la mujer presentó un proyecto de tamizaje a tres universidades, preocupada por los problemas de salud que afectan a las mujeres de su comunidad en los resguardos Sikuani, Cubeo, Piapoco, Puinave y Curripaco.

Entonces se hicieron tres etapas: una fase investigativa en la que lideresas de los cinco resguardos visitaron comunidades para investigar y sensibilizar sobre el VPH; una fase educativa para informar sobre la enfermedad y sus riesgos; y finalmente, la realización de tres jornadas de tamizaje.

Martha Jiménez, otra de las lideresas del resguardo que apoyó en la construcción del proyecto dijo a este medio que estaban “muy preocupadas de las mujeres de las comunidades porque padecían sangrados. A raíz de eso se necesitaba trabajar en un proyecto en el que mujeres, desde las mismas etnias, fueran a las comunidades y les hablaran del tema del papiloma en el lenguaje de ellas”.

El éxito de la jornada de tamizaje fue que las mismas líderes de la comunidad ayudaron a hacer pedagogía sobre el VPH - crédito imagen suministrada Fucs

La Dra. María Inés Sarmiento Medina explicó a Infobae Colombia cuáles fueron los requisitos que las lideresas indígenas pidieron a los médicos para llevar a cabo el tamizaje: tenían que ser mujeres las que las revisaran; tenía que haber una traducción, porque sin ello se sentías manipuladas e instrumentalizadas ya que no sabían para qué les revisaban sus partes íntimas; y tercero debían ser mujeres mayores las que hicieran el procedimiento, pues las comunidades le tienen más confianza y respeto a personas con más años.

Otro punto clave durante la fase de educación fue que, como la cosmovisión indígena de esos resguardos “es más material, tuvimos que hacer con plastilina unos modelos para que vieran cómo es un útero, dónde queda el cuello uterino y ellas mismas con sus manos moldeándolo para que entendieran el lugar donde entra el VPH”.

Las mujeres indígenas tienen más riesgo de contraer cáncer de cuello uterino debido a la falta de vacunación y de seguimiento a los casos de VPH - crédito prensa Fucs

“Hay cosas que ya están arraigadas a la cultura; ellas dicen que su cuerpo es algo íntimo y que es prohibido que lo vean y lo toquen”, cuenta la líder indígena. Sin embargo, para Martha Jiménez, este proyecto “marcó un avance” porque muchas de las mujeres se llevaron la idea de que la vacuna es clave para la prevención, así como la revisión constante por medio de la citología.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, “el 95% de los cánceres de cuello uterino se deben a una infección persistente por VPH en el cuello del útero (la parte inferior del útero o matriz, que se abre en la vagina, también llamada canal del parto) que no se ha tratado”. Cada año, 350.000 mujeres mueren por este tipo de cáncer en el mundo.

Estar vacunada contra el VPH reduce en un 98,2% la probabilidad de contraer cáncer - crédito imagen suministrada Fucs

“En Colombia, el cáncer de cuello uterino es la primera causa de muerte por cáncer entre mujeres de 30 a 59 años”, según el Ministerio de Salud. Pero tener las tres dosis de la vacuna contra el VPH antes de los 15 años puede reducir en un 98,2%% la probabilidad de contraer los cinco tipos de este virus que pueden causar cáncer a largo plazo.

Para Sarmiento, la importancia de la detección del VPH radica en que este “es un virus relacionado causalmente con el cáncer de cuello uterino. Controlar la infección es crucial para disminuir la incidencia y mortalidad del cáncer de cuello uterino”.