En varias regiones de Colombia se ha venido reportando una preocupante escasez de medicamentos anestésicos como propofol y remifentanilo, situación que podría derivar en el aplazamiento de cirugías y otros procedimientos quirúrgicos.
La Sociedad Colombiana de Anestesiólogos emitió la alerta sobre estos problemas de abastecimiento, particularmente críticos en el departamento de Nariño. De hecho, desde abril de 2024, se ha observado una disminución en el suministro de estos anestésicos en zonas como Santander, Cundinamarca, Antioquia, Nariño y Valle del Cauca, según informó Olga Herrera, presidenta de la Sociedad Colombiana de Anestesiólogos a Caracol noticias.
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“Se ha alertado al Invima sobre la situación”, declaró Herrera, enfatizando que las operaciones médicas han comenzado a depender de medicamentos de segunda línea, que también están escasos y no son ideales para los procedimientos quirúrgicos. Por su parte, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, se pronunció al respecto indicando que están monitoreando la disponibilidad de estos medicamentos y que la situación podría tardar entre 4 y 6 semanas en resolverse.
Igualmente confirmaron que el propofol está en monitoreo y el remifentanilo se encuentra en riesgo de desabastecimiento. Según informaron los especialistas médicos, el desabastecimiento podría llevar a un “retraso en la realización de cirugías, pues si una institución tiene desabastecimiento tiene que aplazar cirugías”. Por ejemplo, en el departamento de Antioquia, el fenómeno ha llevado a la cancelación de varias intervenciones quirúrgicas y a la suspensión de otras programadas desde marzo de 2024.
Carlos Valdivieso, presidente del Colegio Médico de Antioquia, instó al Gobierno nacional a garantizar el abastecimiento de estos medicamentos esenciales, dada la gravedad de la situación: “Es un problema sumamente grave, por esta razón han sido suspendidas muchas cirugías importantes. De tal manera que hacemos un llamado al Gobierno nacional para garantizar el abastecimiento de medicamentos tan fundamentales como el fentanil, el remifentanilo y propofol”, indicó.
El impacto se extiende a nivel nacional, donde el promedio anual es de 300.000 cirugías que requieren hospitalización, y casi el 95% de estas dependen de anestésicos. La Sociedad Colombiana de Anestesiólogos ha advertido que las reservas de estos fármacos en las entidades de salud están a punto de agotarse, lo que incrementa las listas de espera para las cirugías.
En entrevista con Noticias Caracol, Olga Lucía Herrera especificó que el panorama es particularmente crítico en Nariño, y enfatizó que la pronta respuesta del sector de salud ayudó a mitigar los efectos de la escasez por ahora, pero se necesitan acciones gubernamentales urgentes para manejar esta crisis de suministro a largo plazo: “En esta región es importante el llamado de atención a los entes gubernamentales y gracias a la gestión de los anestesiólogos de la región y a muchos coordinadores de los espacios clínicos y de salud se permitió tener una respuesta rápida a este evento, pero la alerta de escasez va a permitir accionar de forma rápida ahora. Tenemos un panorama crítico a futuro que puede plantearnos retos sobre la seguridad y vida de los pacientes”apuntó la presidenta del gremio.
Propofol y remifentanilo: fármacos clave en anestesia y control del dolor
El Propofol y el remifentanilo son dos fármacos esenciales utilizados en el campo de la anestesia. El primero es un potente agente hipnótico de rápida acción, empleado principalmente para la inducción y mantenimiento de la anestesia general, así como para la sedación en procedimientos invasivos breves y en unidades de cuidados intensivos.
El remifentanilo es un opioide de acción ultrarrápida, utilizado en el manejo del dolor y como complemento en la anestesia general. Su rápida eliminación del cuerpo permite un control preciso del nivel de analgesia, lo que es particularmente beneficioso en cirugías de corta duración.
Estos medicamentos requieren un monitoreo exhaustivo debido a sus efectos sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio. La dosificación debe ajustarse según las características del paciente y el tipo de procedimiento, garantizando la seguridad y eficacia del tratamiento.