La cuenca del río Cali, uno de los recursos hídricos más importantes para el abastecimiento de agua potable de esa ciudad, enfrenta una situación compleja debido a la detección de mercurio en su cauce, según confirmó Empresas Municipales de Cali (Emcali).
A pesar de este hallazgo, la entidad busca tranquilizar a la población al asegurar que, hasta el momento, el tratamiento del agua en las bocatomas garantiza su potabilidad y seguridad.
Mauricio Jiménez García, gerente del Acueducto y Alcantarillado en Emcali, destacó el seguimiento constante a la calidad del agua: “Efectivamente, estamos encontrando trazas de mercurio, pero la cuenca puede absorber parte de ese mercurio en su recorrido y en las tomas que hemos hecho en bocatoma, antes de empezar a tratar [el agua], no hemos encontrado estas trazas de mercurio”.
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Sin embargo, la alerta no disminuyó, ya que la misma administración admitió la posibilidad de futuros hallazgos de mercurio en mayor cantidad. Este escenario se ve agravado por la actividad de la minería ilegal en los Farallones de Cali, donde los esfuerzos de las autoridades por mitigar estas prácticas aún no logran un éxito total. La influencia de estas actividades ilícitas no solo afecta la calidad del agua, sino también la biodiversidad y los ecosistemas locales.
La problemática se extiende a cerca de 600.000 residentes de la ciudad, usuarios de los sistemas de acueducto La Reforma y San Antonio, directamente influenciados por la calidad del agua de la cuenca. Investigaciones realizadas por la Procuraduría General de la Nación y el Gobierno de Estados Unidos reportan niveles preocupantes de 17 y 31 partes por millón (ppm) de mercurio, respectivamente.
A estos datos se suma el descubrimiento de arsénico en la cuenca, con concentraciones de 23 ppm, un elemento igualmente nocivo para la salud humana que puede provocar severos trastornos neurológicos y conductuales, tal como advierte la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Frente a estos desafíos, Emcali, en conjunto con varios organismos gubernamentales y de control, incluida la alcaldía, instauraron una mesa de seguimiento desde enero, enfocándose en abordar tanto la contaminación del agua como el problema subyacente de la minería ilegal.
“Es claro que tenemos un tema como ciudad y como región de minería ilegal que, incluso, el mismo alcalde Alejandro Éder ha estado atento e impulsando campañas y operativos para poder controlar este flagelo”, comentó Jiménez.
Como parte de las estrategias para combatir estos problemas, el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma) implementará tecnología satelital para la detección de áreas susceptibles de minería, mientras que un refuerzo en la presencia y acción de la fuerza pública en Los Farallones busca disuadir las operaciones mineras ilegales.
Gustavo Guerrero, procurador delegado para Asuntos Ambientales, Minero - Energéticos y Agrarios, expresó su preocupación respecto a los permisos de minería en el Valle, los cuales, aunque originalmente se conceden para la extracción de materiales de construcción, han visto una creciente preocupación debido al auge de prácticas mineras ilegales que recurren al uso de mercurio. ”Esto lleva a que sobre todo se contaminen las fuentes hídricas”, comentó.
Frente a este desafío, Oswaldo Arcos, secretario de Ambiente del departamento, añadió que una parte esencial de su estrategia implica acercamientos con el Ministerio de la Igualdad. “Vamos a buscar al Ministerio de la Igualdad, para legalizar la minería ancestral artesanal, buscando la manera de convertir el uso de suelo útil para otras actividades que suplan el sustento de quienes ejercen esta labor”, explicó.
Para concluir, el gerente Jiménez reiteró la firmeza de Emcali en garantizar la seguridad del agua: “Pero el mensaje final es que, por ahora, no tenemos riesgo de contaminación por mercurio en nuestras bocatomas, sin embargo, es importantísimo que esto no se nos salga de las manos y es un llamado urgente en el que creo que todos estamos sincronizados”.