En las horas de la mañana del 17 de abril, el centro de Girardot, Cundinamarca, se convirtió en el escenario de una noticia trágica: Carlos Ricardo Gaitán Bazurto, fiscal primer seccional en la ciudad, encontró su fin al caer desde un sexto piso del edificio de la Fiscalía en ese municipio, ubicado en el antiguo edificio de la Caja Agraria.
Sin saberse, inicialmente, si se traba de un suicidio, la consternación se apoderó de los transeúntes que vieron el cuerpo tirado en el suelo, sin vida.
El suceso ocurrió en circunstancias aún no esclarecidas, aunque hay información que puede vincular la eventualidad con una autólisis. De hecho, algunos testigos sugieren que la caída pudo haber sido un accidente, provocado por un descuido al apoyarse en el ventanal, mientras que otras voces dentro de su círculo cercano señalan hacia una acción de voluntad propia.
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Fuentes cercanas al funcionario, informaron de una anterior reunión con el equipo directivo de la entidad en esa ciudad, en la que Gaitán Bazurto denunció que tenía una “sobrecarga laboral”, por la cual había solicitado una reubicación, o un traslado. Además, se subrayaron fuertes niveles de estrés.
“Comparto la noticia del suicidio del compañero fiscal Carlos Ricardo Gaitan Bazurto en Girardot La semana pasada se reunió con dirección pidiendo reubicación por exceso de carga laboral y no se la dieron y esta mañana se lanzó”, informó un colega en la red social X.
De hecho, como informó el medio El Colombiano, en palabras de una amiga cercana al fiscal, “muchos fiscales en Funza, Faca, Ubaté, se encuentran ad portas de una locura por la desorbitante carga laboral”.
Carlos Ricardo Gaitán Bazurto, un funcionario con décadas en la Fiscalía
Gaitán Bazurto no era un funcionario más dentro de la Fiscalía; su trayectoria iniciada en agosto de 2009 lo colocaba en una posición de notable responsabilidad. Era abogado de la Universidad Externado, y contaba con especializaciones en ciencias penales, criminológicas, propiedad industrial, derechos de autor y nuevas tecnologías, como señaló su hoja de vida, publicada en la misma Fiscalía.
Además de haber sido director de la Unidad contra la Propiedad Intelectual y las Telecomunicaciones en 2013, el funcionario tenía entre manos casos de gran envergadura, como la investigación relacionada con la incautación de 40 mil millones de pesos falsos en la residencia del exalcalde de San Gil, Orlando Rodríguez Billar. Al parecer, en la actualidad llevaba varios casos de gran calado que, además de problemas personales, habrían agravado el estrés.
Por ahora, la Fiscalía General de la Nación aún no ha emitido pronunciamiento alguno sobre lo acontecido. La escena donde ocurrió la tragedia se encuentra custodiada por la Policía y otras autoridades encargadas de recabar evidencia que esclarezca los detalles de este lamentable evento, tanto para proceder con las investigaciones pertinentes como para responder a las crecientes inquietudes sobre el bienestar de los trabajadores dentro del sistema judicial colombiano.
Este suceso trae a colación discusiones críticas sobre el bienestar mental y las condiciones laborales de los fiscales y trabajadores del sector judicial en Colombia. También destaca necesidad urgente de abordar la sobrecarga laboral y el estrés como factores de riesgo significativos para su salud y seguridad.
Un usuario de las redes sociales, también jurista, incluso, aseguró: “Este problema de salud mental que aqueja a muchos de los empleados de la rama y de la fiscalia, no se soluciona con una línea telefonica, con un psicologo o con un psiquiatraEsto se soluciona DESCONGESTIONANDO LOS DESPACHOS, prestando los medios adecuados, creando mas cargos y/o juzgados donde se necesite, pero mientras solo se creen cargos para las altas cortes y nosotros los de abajo sigamos asi de atosigados y colapsados, lamentablemente esto va a seguir sucediendo... (sic)”.