En un gesto audaz dirigido a fortalecer la política de economía popular en Colombia, el director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), Luis Carlos Reyes, anunció una propuesta innovadora: aprovechar la mercancía incautada en operaciones anticontrabando para mejorar la seguridad alimentaria en el país.
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Reyes informó que toda mercancía decomisada a las mafias de contrabando en el país se va a poner a disposición para que se utilice con el fin de mejorar la seguridad alimentaria en los territorios y ayudar en los planes de la economía popular.
Esta iniciativa llega en un momento donde el gobierno hace énfasis en la necesidad de estrategias efectivas que ataquen las raíces del contrabando y del narcotráfico, apuntando a desarticular las redes que han penetrado profundos sectores de la sociedad colombiana.
La propuesta anunciada por Reyes se dio unas horas antes de que el presidente Gustavo Petro destacara en su cuenta de X que “estamos en la operación anticontrabando más grande en la historia del país”.
En el mensaje, el presidente añadió “las mafias del contrabando son las mismas del narcotráfico. Poderosas financieramente entran centenares de contenedores de mercancía generalmente de origen en China y Asia oriental cada mes para lavar los dólares de la cocaína. Han penetrado profundamente la política, la policía en sus más altos niveles y las instituciones de aduana y puertos del gobierno”.
El primer mandatario finalizó su mensaje con: “El contrabando entra con sello oficial, por los puertos del país y usa las normas diseñadas para protegerlos en contra de la industria nacional. Este es uno de los mayores antros de corrupción”.
Otras propuestas que se alinean
El Presidente Gustavo Petro ha hecho un llamado a instituciones como el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) para que dirijan sus esfuerzos hacia la capacitación de los trabajadores informales. Esta medida, que busca transferir conocimiento tecnológico a estos sectores, se perfila como una forma de empoderar a emprendedores y propietarios de pequeñas empresas que se desenvuelven en ámbitos altamente informales.
En el corazón de esta iniciativa se encuentra la necesidad de poner al alcance de estos trabajadores herramientas que les permitan no sólo mejorar sus competencias laborales sino también contribuir de manera más significativa al tejido económico del país. “Este debe pensar en maneras de transferir conocimiento tecnológico hacia la denominada economía popular”, aseguró el presidente Petro.
Si bien cada institución, en Sena y la Dian, tiene un enfoque específico, el resultado esperado es el mismo: fomentar un ambiente en el que la economía informal pueda prosperar bajo los auspicios de la innovación y el conocimiento avanzado.
Esta perspectiva abre un abanico de oportunidades para aquellos que se encuentran en el sector informal y para la economía del país en su conjunto. Al capacitar a estos trabajadores y proveerles de las herramientas necesarias para incorporar tecnología en sus labores, se espera que el impacto se traduzca en un crecimiento económico más inclusivo y diversificado.
De acuerdo con lo dicho por el Gobierno, esta estrategia tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de los trabajadores informales y promete contribuir a la formalización de una parte significativa de la economía actualmente en las sombras.
La importancia de esta cruzada no recae únicamente en el bienestar económico que pueda generar, también en un efecto multiplicador que el conocimiento y la tecnificación de la economía popular pueden tener sobre la sociedad. La innovación y la capacitación, vistas como herramientas de empoderamiento, son clave para construir una economía más resiliente y adaptada a los desafíos del futuro.
Este llamado a la acción representa, sin duda, un primer paso hacia la reconfiguración del panorama económico del país, donde la tecnología y el conocimiento se convierten en pilares fundamentales para el crecimiento de todos los sectores, en especial aquellos históricamente marginados.