El New York Times llenó de elogios este popular destino turístico colombiano: “Un lugar en medio del océano para olvidarte de todos tus pesares”

El prestigioso diario estadounidense también destacó la labor que hace la comunidad raizal por conservar su identidad a través del turismo

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El New York Times elogió
El New York Times elogió la belleza de la isla de San Andrés y Providencia - crédito Colprensa

En pleno mar Caribe, en la zona insular de Colombia, reposa un grupo de islas que conforman el único departamento del país que no tiene territorio continental. Nombradas como San Andrés, Providencia y Santa Catalina, estas islas, cayos e islotes, se han convertido en un destino predilecto de quienes buscan un lugar paradisíaco, con extensas playas blancas, y kilómetros de reserva natural.

Así lo confirmó Shannon Sims, periodista de uno de los diarios más leídos del mundo, el New York Times, quien tras sumergirse entre los paisajes y la cultura raizal -la comunidad nativa de la isla- exaltó en una extensa crónica la belleza del archipiélago.

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Contar los azules del famoso ‘Mar de los siete colores’ es una de las tareas pendientes de todo visitante”, aseguró Sims en su pieza para el rotativo estadounidense.

Una isla para “olvidar los pesares”

El New York Times aseguró
El New York Times aseguró que San Andrés es un destino optimo para los viajeros que necesitan olvidar todo lo que tienen en mente - crédito EFE

Luego de navegar por los cayos que conforman la isla, la enviada especial del New York Times concluyó, que si bien San Andrés no es un destino que permanezca en el radar de los estadounidenses, es “un lugar en medio del océano para olvidarte de todos tus pesares en tierra firme”.

Más allá de los siete colores del mar que rodean a la isla, -cuenta- que los viajeros pueden maravillarse con los ecosistemas submarinos que rodean el archipiélago y que incluso salpican los barcos que han naufragado en la zona. No en vano, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura la declaró en el año 2000 como Reserva Mundial de la Biosfera “Seaflower”.

“Es como una cordillera bajo el agua y por eso tenemos zonas profundas, pero también estos bancos de arena y cayos”, explicó al diario en mención Jorge Sánchez, antiguo instructor de buceo en la isla.

“Las especies oceánicas no saben dónde está la frontera entre Colombia y Nicaragua, así que este es un lugar estupendo para ver todo tipo de animales de distintos lugares”, agregó.

Algunos de los arrecifes que
Algunos de los arrecifes que se pueden disfrutar en San Andrés y Providencia - crédito Juan David Osorio/X

Una conexión con la historia y los raizales

Pero más allá de ser un destino de descanso y hogar de una variedad de ecosistemas marinos, la reportera destacó el papel de la comunidad raizal, quienes a través del turismo, día a día le apuestan a preservar su identidad nativa, a la vez que fomentan a los turistas a generar “una conexión más profunda con la historia de la isla”.

Queremos que vengan aquí no solo para broncearse, sino para que se lleven a casa una mejor comprensión de la historia del Caribe”, dijo a Sims la gobernadora del archipiélago durante la década de los 90, Kent Francis James.

Muchos no saben, por ejemplo, que no fueron ni los holandeses ni Cristóbal Colón los primeros que desembarcaron en la isla. Según la investigación del New York Times, fueron los británicos quienes se establecieron cerca al año 1630 en el archipiélago. De allí que el inglés sea el primer idioma de los isleños, y de que cuando los lugareños hablen de “nativos”, se refieran a “los descendientes de los colonos británicos originales” o “a los descendientes de los africanos esclavizados” que ellos trajeron.

Los británicos fueron los primeros
Los británicos fueron los primeros en pisar San Andrés, de allí que el idioma oficial de la isla sea el inglés - crédito Colprensa

Ante ese desconocimiento, y a medida que la población raizal disminuye con el paso de los años, líderes raizales de la isla como Cleotilde Henry, le han apostado a proyectos turísticos que contribuyan a conservar la identidad de la isla y de los lugareños, en medio de la creciente ola de turistas que se ven atraídos por el paradisíaco destino.

La isleña de 75 años, que es presidenta de la Asociación de Posadas Nativas del archipiélago, tiene su propia posada nativa, “Cli’s Place”. Así, en la casa en la que nació y creció, alquila 12 habitaciones en las que los turistas no solo se alojan con una familia nativa, sino que también, tienen la oportunidad de disfrutar de la auténtica comida local raizal.

“El hospedaje en una posada nativa es la máxima experiencia de inmersión en la isla y, a menudo, la opción más asequible”, destacó la periodista estadounidense.

La reportera del New York Times concluyó su travesía elogiando la isla y destacando los días de vacaciones que podrán disfrutar quienes se atrevan a descubrir el archipiélago: “Incluye pasear entre los cayos, detenerse a dormitar contra sus palmeras o nadar en el agua que los rodea y, por el camino, contar los distintos tonos de azul”.

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