Contrario a lo que se puede pensar sobre los vapeadores como una alternativa menos nociva para los fumadores que pretenden abandonar su adicción al tabaco, cada vez son más frecuentas las voces que se oponen a esta percepción. Las investigaciones más actuales han permitido abrir un cuestionamiento sobre los efectos de los cigarrillos electrónicos.
A través de un diálogo con Caracol Radio, el neumólogo de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Jürg Niederbacher Velásquez, reportó los hallazgos de una investigación realizada en la institución universitaria en cooperación con el Instituto Nacional de Salud (INS).
El neumólogo, profesor y director de pediatría en dicha institución académica, evidenció preocupación por los casos de enfermedad y mortalidad en Colombia atribuidos al uso de vapeadores, que estaría causando fuertes daños en la salud respiratoria de los usuarios.
Ahora puede seguirnos en WhatsApp Channel y en Google News.
Los vapeadores no serían una alternativa sana al tabaco convencional
El especialista enfatizó que, a pesar de que inicialmente el uso de vapeadores se presentó y se expendió a la ciudadanía como un reemplazo menos perjudicial que el tabaco convencional, las investigaciones médicas y los actuales estudios académicos revelan que estos dispositivos causan lesiones pulmonares y afectaciones en otros sistemas.
“Revisamos una serie de registros y una encuesta en la que se hablaba de la tipificación de los vapeadores en el país; y, sobretodo, lo que más nos alertó -y se hizo la publicación en la Revista Brasileña de Neumología-, es que ya había enfermos e incluso mortalidad reportada en el país por el vapeo, o secundario a esta práctica”, expresó el docente.
La explicación a este fenómeno que, aunque no es equiparable con las cifras de muertes relacionadas al tabaquismo, en especial porque es un hábito de consumo relativamente nuevo, puede argumentarse en la liberación de sustancias nocivas para las vías respiratorias causadas por el aumento de temperatura de los líquidos en los vapeadores.
Y es que, pese a que no existe una combustión directa como en los cigarrillos tradicionales, los químicos que se liberan al ingerir el vapor de estos dispositivos electrónicos pueden entrar en grupos de metales pesados, soluciones aceitosas y ácidos.
“En el vapeador es un vapor o aerosol por calentamiento, no habría exactamente quemado de combustión, pero sí se producen sustancias que se inhalan, muchas de ellas nocivas”, indicó Niederbacher.
También puede haber daño cardiovascular
De esa manera, el especialista también explicó al citado medio que, de manera paralela al auge de casos por Covid-19, se evidenció un progresivo crecimiento de una “epidemia de daño pulmonar y otros sistemas relacionada con el vapeo”, según el informe publicado por Caracol.
De modo que las advertencias médicas frente al uso de vapeadores podrían llegar a ser severas: daño pulmonar y cardiovascular confirmado, impactos en el sistema nervioso central, y la posibilidad de trastornos neuropsiquiátricos.
En su diálogo con el equipo periodístico de Caracol, el doctor Niederbacher hizo hincapié en el atractivo inesperado del vapeo entre quienes no fumaban previamente, lo que suma preocupación sobre el aumento de adicciones y su efecto en poblaciones vulnerables. Como consecuencia, la postura del académico consultado es clara: desaconseja el uso de vapeadores, especialmente en niños y adolescentes, y recomienda que incluso los adultos estén plenamente informados de los peligros antes de decidir su consumo.
“Hay que alertar porque el vapeo tenía un inicio que pretendía ser loable como era que los fumadores convencionales dejaran de fumar y los sutituyeran por sustancia y mecanismos más inocuos, pero realmente se ha demostrado que no es así”, informó el experto.
Estos dispositivos electrónicos que simulan la experiencia del fumar cigarrillos tradicionales al calentar un líquido que contiene, en muchos casos, nicotina, aromatizantes y otras sustancias, para crear un vapor que el usuario deja entrar en sus vías respiratorias, sigue en constante debate por los gobiernos y la comunidad científica, quienes continúan estudiando su impacto en la salud pública.